-Te vi hablado con Camila.- mi madre me comentó en la cocina de nuestra casa mientras tomábamos un café.
Asentí levemente restándole importancia.
-Aun no sé qué les pasó, cuando fueron muy unidas por un tiempo.- prosiguió.
-Somos diferentes, no congeniamos.- le aclaró.
-Hmm... es irónico entendiendo mi amistad con Sinu.- hace una pausa. -Pero es bueno que hables con ella.-
-Vamos en la misma universidad, la tengo que ver siempre, obviamente hablaré con ella mamá.- digo en un tono obvio. -Más si tu la contratas como mi enfermera personal.-
-Sabes que me asusta que algo te pase, y confío en Camila.- me aclara.
-Pero estoy bien mamá, no tengo 12 años.-
-Pero eres mi niña.- contraataca. -Y me preocupa de todas formas.- bebió un poco de su café.
-Está bien.- suspiré.
Mamá estuvo en silencio un par de segundos y yo esperaba que cambiara de tema, pero al parecer ella solo quería hablar conmigo esa noche.
-El día que fuimos a la psicóloga, me comentó qué hay cosas que estás guardando...- Dijo suavemente.
Y yo trague saliva, me sentía algo cobarde, el temor controlaba mi cuerpo pensando en si algo más ella le dijo. Me daba miedo.
-Sabes que puedes confiar en mi.- me recuerda. -Soy tu mamá y me puedes decir cualquier cosa.-
-Lo se, solo qué hay cosas que son un poco más complicada mamá.- la miro a los ojos.
-¿Que cosas?.- cuestionó. -¿Estas metida en las drogas?.-
-No, no puedo consumirlas y lo sabes, no es nada ilícito mamá, solo es algo que no sé cómo explicarlo porque no sé si lo vas a entender o papá lo va a entender, hasta incluso mis hermanos.- aclaró
Mi corazón comenzó a latir con fuerza, mis manos sudaban, y sentía un impulso tremendo por escupir todo lo que me pasaba, lo que estaba guardando por años, la razón por la cual no podía avanzar, de mis crisis de ansiedad, de mis nervios y los miles de cuestionamiento.
Porque en el fondo sabía que decirlo provocaría aceptarlo finalmente y ser la persona que siempre he sido solo con un gusto diferente. Quería ser yo pero dar ese maldito paso de tener todo atragantado en tu garganta y soltarlo era tan dificil.
-Lauren, somos tu familia, no creo que haya nada tan dificil de entender.- tomo mi mano. -Confía en mi, en tu mamá, sabes que haríamos cualquier cosa por verte feliz.-
-Lo sé, lo tengo claro... solo no quiero decepcionarte mamá.- y mis ojos se llenaron de lágrimas.
-¿Estas embarazada?.- cuestionó con preocupación.
-No, no lo estoy.- aseguró riendo con lágrimas en mis ojos.
Mamá soltó un suspiro de alivio.
-Es más complicado que eso... mamá yo...- la mire a los ojos viendo la preocupación en ellos -Mamá a mi no me gustan los hombres.- solté.
Su cara fue de confusión, a pensar que estaba bromeando pero luego soltó un suspiro.
El miedo se hizo más grande, mis manos temblaba y ya estaba llorando, lo había dicho, lo había sacado y tenía tanta incertidumbre de lo que iba a decir ella, de cómo serían las cosas de ahora en adelante.
-¿No te gustan los hombres?.- cuestionó.
-No me gustan... yo no sé la razón o el motivo...- las lágrimas no dejaban de salir. -Solo no siento atracción por los hombres.-
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El amor está subestimado
أدب الهواةEl derecho de amar, de sentir, de querer es algo subestimado en el siglo XXI donde las relaciones van y vienen pero la verdad es que yo aún creía en esas cosas, mi sueño era amar, sentir, creer y disfrutar del amor. Ella lo era todo, pero ella esta...