Diescisiete

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-¿Te gusto el desayuno?.- cuestionó en la cocina.

Ella me miro acomodando su cabello dejando parte de su cuello descubierto, luciendo más que hermosa. Había pasado un rato desde que ella despertó y yo también, no habíamos hablado mucho en esa hora, yo me puse a hacer ejercicio mientras que Camila tomaba un baño, y se cambiaba de ropa.

Ella me espero a que también lo hiciera, para comer juntas esa mañana.

-Debo reconocer que tienes un gran don en la cocina Jáuregui.- dijo sonriendo.

-Soy perfecta Cabello, nada más que decirte.- ella rió negando, limpiando mi boca.

No habíamos vuelto a besarnos, ni hablado del tema, hasta cierto punto se que todo lo que había sucedido fue un impulso de ambas, el deseo, la intensidad y algo que se venía arrastrando desde esa última vez que estuvimos juntas. Pero también tenía miedo de decir más, o preguntarle, o no se, tenía dudas en mi mente rondando de que iba a suceder.

Quería pensar que solo fueron un par de besos locos sin mayor relevancia en nuestra vida y que todo seguiría normal, al fin y al cabo nadie tiene porque saber lo que hicimos, sobre todo cuando ambas somos grandes y maduras, podemos tomar una decisión de seguir adelante.

Todos nos damos besos con alguien y luego seguimos nuestra vida como si nada.

-Deja de pensar.- me dice la morena directamente.

-¿Como sabes que estoy pensando?.-

-Te conozco Lauren, y llevas dos minutos mirando la botella de agua como si fuera la mejor agua del mundo.-

La mire con los ojos entrecerrados, odiaba que me conociera tan bien.

-¿Quieres hablar de los besos?.- cuestionó.

-No, no somos unas niñas para darle tanta vuelta... al menos que tú tengas problema.- siendo defensiva Jáuregui.

-No tengo ningún problema, tú dijiste, no somos unas niñas, nos besamos porque ambas queríamos y no le veo lo malo.- dijo sincera.

-No es malo Camila.- aseguró. -Solo fueron unos besos.-

-Si, besos.-

Bebí un poco de agua y me sentía más que incómoda, no sabía que decirle o cómo profundizar la conversación, no quería asustarla o hacerla pensar que teníamos algo serio, de todas formas quería parecer fuerte, madura, y aparentar que podía llevar esta situación de la mejor manera, pero también necesitaba saber si la podía besar de nuevo o simplemente si todo fue algo momentáneo para cerrar ciclos y continuar con nuestras vidas.

A veces y solo a veces me ponía de lo más exagerada, y me ahogaba en un profundo vaso de agua. Es que Camila me confundía plenamente, no sabía muy bien lo que ella quería hacer y después de todo la quería, la necesidad de protegerla aumentaba, y simplemente todo se volvía un lío mental de nuevo.

¿Cuanto tiempo llevaba pensando ahora?

-Lauren, se que estás en un dilema mental y te conozco.- aseguró tomando mi cara para mirarme a los ojos. -También lo estoy, tampoco sé muy bien que decirte o hacer, solo sé que no me arrepiento de haberte besado otra vez y haber pasado la noche contigo porque de alguna manera cuando estoy contigo todo está bien para mi.- me dijo con toda la necesidad.

-Eso fue mucho más intenso de lo que yo pensaba decirte.- le confieso y ambas reímos.

-No se lo que me pasa o me sucede contigo, te quiero mucho Lauren y es lo que tengo claro, pero tampoco sé quién soy, que hacer conmigo en estos momentos.-

El amor está subestimado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora