A través del tiempo [Katsudeku / Dekukatsu]

La imaginación humana

" This is one corner... of one country, in one continent, on one planet that's a corner of a galaxy that's a corner of a universe that is forever growing and shrinking and creating and destroying and never remaining the same for a single millisecond. And there is so much, so much to see", The Doctor

***

1541.

En algún momento terminaron en medio del caos.

No es que antes no lo estuvieran.

La Historia —con mayúsculas, porque Katsuki había aprendido que las cosas que se inscribían en los libros y en las paredes a veces perduraban por años y años, y en cambio la mujer que tenía un granero y había alimentado a todos los niños de una de las aldeas por las que habían pasado durante las Guerras Civiles difícilmente acabaría en un libro— estaba llena de caos. Se escribían las grandes guerras y sobre los grandes generales. Pero nada sobre la pareja que se abrazaba antes de que él partiera a la guerra y nada sobre los adioses.

Para eso está él y para eso está Izuku.

Recordaban cada nombre y cada momento. Cuando algo ocurría, ellos ya estaban recordándolo.

Eran ya décadas desde que los reyes Católicos [1] habían financiado la expedición de Colón, que había creído llegar a Oriente sólo para haberse topado con una tierra nueva. «Deberíamos ir allá», sugería a veces Izuku. Pero tendrían que volver a Europa, conseguir abordar una nave. Katsuki sigue queriendo mantenerse alejado. Así que era el oriente.

Mientras los dos mundos se «encuentran», ellos estaba en el baño de sangre que suponen las Guerras Civiles. (No que el resto del mundo no estuvieran en uno: el Reino de España y el de Portugal se habían partido el mundo décadas antes [2]).

—¿A dónde demonios vamos?

Para ser tan pequeñas las islas —y estar aisladas mucho tiempo [3]—, el maldito demonio no deja de caminar todo el tiempo.

—¿Norte?

—¡¿Me estás preguntando o lo estás asegurando?!

—Norte —y esta vez, el tono es mucho más seguro.

—¿Qué hay en el norte? Además de otra guerra, otro levantamiento, alguien más peléandose. —Hay guerra civil en todos lados, allá a donde van.

—Quiero verlo.

Katsuki bufa.

—Tú siempre quieres verlo todo.

—Oh, Kacchan, ¿después de milenios ya te cansaste?

—¡Tenemos esta conversación al menos una vez al año!

Pasaban épocas sin hablar. Épocas en las que sólo caminaban de un lado a otro. Épocas en las que se separaban un momento y de repente ya habían pasado semanas enteras. Meses en los que nadie abría la boca porque parecía que ya habían agotado los temas de conversación. Pero siempre volvían a la carga porque el silencio a veces pesaba y a veces cansaba.

—Sólo es una pregunta. Cambiamos, entonces quería asegurarme.

«Cambiar». Era complicado aceptarlo. Los claros y los oscuros —ahora ángeles y demonios— se habían enorgullecido durante todas las eras de sus naturalezas inamovibles. No importaban las vueltas que diera el universo sobre sí mismo, ellos eran siempre claros y oscuros y nada más.

Pero Izuku y Katsuki cambiaban, era imposible no notarlo.

—¿Crees que me he cansado? Todavía no recorremos el mundo entero.