Paz

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Paz: Cuando estas acostumbrada a lidiar sola con tus problemas, es raro que alguien intente ayudarte, no soy buena dejando entrar a las personas en mi vida, pero, hoy descubrí que a veces la paz interna puede llegar en cualquier momento, incluso en ese parque lleno de ruido, y las peleas del par de niños que le hacían compañía.

Personajes y Edades: Jason: 7, Wally: 10, Raven: 17, Jon: 18.

Clasificación: K.

Palabras del Drabble: 1.479. Palabras del Plus: 456.

Paz.

Raven.

Cerré los ojos apretando los puños, estaba segura que el chico frente a mi seguía sonriendo con dulzura a pesar de encontrarse triste, más no podía verlo, no quería conservar esa triste imagen como un recuerdo…

No quería que la última imagen que tuviera de él fuera así.

No ahora que todo a mi alrededor parecía derrumbarse…

Lo sentí arrodillarse, y sus manos tomaron mi rostro, acunándolo con dulzura.

—¿Quieres un helado? _Escuché que preguntaba, y no pude evitar asentir, en realidad no quería eso, lo único que quería era volver a quedarme sola. Seguir sumergiéndome en la miseria.

Regresar a esa oscuridad de la cual nunca saldría.

Me soltó el rostro después de besar mi frente, para dejarme sentada en ese banco del parque… Parcialmente sola.

Puesto que, desde ese lugar, a pesar de estar apartado del bullicio, podía seguir escuchando cada sonido, y como esté parecía taladrar mis oídos sin piedad, atormentando nuevamente mi cerebro, no importaba a donde fuera, los sonidos eran tan nítidos y estridentes que me hacían querer bloquear mis oídos con mis manos, era demasiado ruido el que me atormentaba día y noche.

Cuando estuve segura de que se había marchado, dejé escapar un suspiro que había mantenido retenido todo el día.

Tome con mis dedos mis lentes, y sin importarme nada, los arroje a la hierba del frente, si no me iban a servir, ¿Para que necesitaba seguir usándolos?

Dicha acción llamo la atención del perro que me acompañaba, pues en pocos minutos, se montó en la acomodando su cabeza sobre mi regazo.

Le acaricié su suave pelaje, y contuve las lágrimas que comenzaban acumularse en mis ojos, con mis dedos las limpié un poco, asegurándome que ninguna recorriera mi rostro.

No había necesidad de llorar, yo sabía que esto iba a pasar en cualquier momento, era algo irremediable, y ya no podía seguir fingiendo que no iba a ocurrir, y menos que todo estaba bien.

Escuché el botar de una pelota, más lo ignoré, a esta hora el parque estaba lleno de niños jugando, en cualquier momento llegaría uno de los niños a recogerla solo esperaba que se alejaran rápido, y sin hacer mucho ruido... Aunque para la sensibilidad de mis oídos todos los ruidos terminan siendo demasiado fuerte.

El perro albino levanto la cabeza, avisándome que tenía compañía, aunque no era necesario, yo había oído los pasos aproximarse con rapidez, giré mi cara un poco, y esforcé mi vista para verlos, aunque sabía que eso no me serviría mucho.

Triángulo Equilátero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora