El despertador sonó como cada mañana, abrí los ojos, aun no había amanecido, ya que era temprano, siempre solía levantarme con hora para poder prepararme para irme al instituto y además para prepararle el desayuno a mi abuela, que se levantaba a la vez que yo. Corté el despertador y salí, de la cama, el frío caló en mis huesos, me encantaba el frío, pero ahora mismo quería el sol como abrigo. Mis pies tocaron la alfombra que tenía para que no tocaran el suelo, me estirace y mi puse mis zapatillas de conejo, mis favoritas, mi abuela me las había regalado en mi último cumpleaños.
Me lave la cara y me eche mi crema, después salí y baje las escaleras de casa para entrar en la pequeña pero acogedora cocina, preparaba el desayuno cuando oí el pisar de mi abuela.
-Buenos días tesoro.
-Buenos días abuela.
¿Qué decir de ella? Era la persona más cariñosa y buena del mundo, al menos para mí, la amaba con todo lo que era, ya que ella me había hecho ser la persona que era ahora, no sabría que hacer sin ella.
-Abuela, tendrías que dormir más, eres una persona que puede dormir lo que quiera.
-Desde que tenía tu edad o antes, me levantaba temprano para hacer el desayuno a los hombres de la casa, y esa costumbre hija no se pierde.
-Entiendo, siéntate y desayunamos juntas.
Cuando termine puse mi plato y el suyo, hablamos de cosas triviales y luego me fui a terminar de prepararme. Baje de nuevo las escaleras, preparada para ir al instituto, mi abuela estaba sentada en su sillón rojo, viendo la televisión, me acerque a ella y bese su mejilla.
-Tengo que irme.
-Ten cuidado.
-Lo tengo, te quiero.
-Y yo.
Salí deprisa para coger el autobús. Y es que vivíamos en las afueras de la ciudad así que tenía que coger el autobús si quería llegar al instituto, pero no me importaba, porque adoraba la casa donde vivía, era acogedora y bella. Mi instituto era como cualquier otro instituto, con sus personas, profesores y profesoras, y sus pandillas repartidas, la cual yo no pertenecía a ninguna.
¿Qué porque? Era tímida, demasiado diría yo, pero eso conllevaba que la gente se metiera conmigo, aunque yo hacía oídos sordos y seguía mi camino.
Al entrar me dirigí a mi clase, había gente ya, todos me miraron pero yo solo camine a mi lugar y me senté, así todos fueron llegando incluidos el profesor pero no venía solo, venía con una chica.
La mire detenidamente, era una chica bastante alta, venía con el pelo suelto, liso y perfecto, su vestimentas eran oscuras, todo en ella era oscuro, pero tenía algo que no me dejaba dejar de mirarla.
-Chicos tenemos a una nueva alumna en nuestra clase, ella es Amber, y estará con nosotros a partir de ahora, puedes sentarte junto a Lucía.
¿Qué? ¿A mi lado? Pero yo no estaba acostumbrada a tener a nadie a mi lado. La vi caminar hasta a mí, no me dijo nada solo se sentó, ni siquiera saco los libros, se quedo mirando a la nada, durante toda la primera hora, no entendí porque era así pero yo solo me concentré en mi clase y en seguir al profesor. Al terminar la primera hora, no me levante ya que no cambiamos de clase, solo saque los siguientes libros y me prepare para historia que era una de mis asignaturas favoritas.
-Tienes una letra rara.
Mire a Amber, ¿me estaba hablando? Mire mi letra, era verdad mi letra era horrible pero mis apuntes estaban impecables.
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LA FAMILIA
RomanceTRES HISTORIAS QUE COMBINAN PARA CREAR ESTA FAMILIA TAN PECULIAR Y A LA VEZ TAN ESPECIAL