LUCIA
Abrí la puerta para ver a Amber cargada de bolsas, se acerco a mí y beso mis labios.
-Oye.
-Un adelanto.
Me reí y la deje pasar, no habíamos podido salir porque la abuela se encontraba mal, estaba cansada y no quería dejarla sola, así que Amber había venido aquí para estar conmigo.
-¿Cómo está la abuela?
-Dormida, ha tenido algo de fiebre pero no ha querido ir al médico, dice que se le pasara, no he podido convencerla.
-Déjala descansar, vamos a la cocina.
Entramos en la cocina, y nos pusimos cocinar, pero mi cabeza seguía pensando en mi abuela.
-Bebe, tranquila, no es bueno para tu cabeza ese estrés, te recuerdo tus dolores.
-¿Aun te acuerdas?
-Claro, recuerdo que te ponía paños de agua fría en la frente para calmar los dolores.
-Aun los sufro.
-Pues –se acerco a mí, me cogió de la cintura y pego su cuerpo con el mío –te aseguro que esta noche voy a darte tanto placer que no recordaras tus dolores.
-Estoy esperándolo bebe.
Terminamos de cocinar y nos pusimos a cenar, la verdad es que añoraba pasar tiempo con ella.
-Voy a tener que secuestrarte siempre fuiste mejor cocinera que yo.
-Tuve una buena profesora
-Voy a tener que venir a que me enseñes, mi hijo no paraba de decirme que le había encantado tu comida.
-Tu hijo tiene buen gusto.
-Sí, lo mismo que su madre.
Sonreí, entrelace su mano con la mía se acerco a mí para besarme pero en ese momento oímos un golpe, todo paso tan rápido, ver a la abuela tirada en el suelo, llamar a la ambulancia, ir al hospital, y decirme que había sufrido un infarto y que había muerto, en un momento mi mundo se había venido abajo.
Amber me tenía abrazada, estaba en una nube cuando oí la voz de Aitami, lo mire y volví a llorar, me tire a sus brazos.
-Lo siento cielo, lo siento mucho.
-Ya no está ¿Qué hago yo sin ella?
-Nos tienes a nosotros, no estarás sola, te lo juro ¿vale?
Lo volví abrazar, estaba sola, sabía que ellos estarían ahí pero mi abuela me había dejado un vacío en el corazón el cual nunca se podría llenar.
Incinere a la abuela, era su deseo, así cuando me entregaron las cenizas Aitami, Amber, Hugo y yo fuimos al bosque, porque ella era el bosque, ¿porque? Aun no es el momento de eso, la magia aun no debe revelarse.
-Nunca pensé que tendría que despedirme de ella.
-Cielo ella es tu ángel ahora.
-Nosotros somos tu familia Lucía, nos tienes para siempre.
-Gracias Hugo, pero no sé si pueda hacerlo.
Amber cogió la urna y mis manos, la mire y asintió, las dos lanzamos las cenizas que volaron libres y desaparecieron como gotas de agua que seca el sol.
-Vuela alto abuela, algún día volveremos a vernos, te quiero más allá de las estrellas.
-Más allá del universo.
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LA FAMILIA
RomanceTRES HISTORIAS QUE COMBINAN PARA CREAR ESTA FAMILIA TAN PECULIAR Y A LA VEZ TAN ESPECIAL