Capitulo 6.

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Capítulo 6: Cayendo ante la debilidad
                       (Parte 1)

— Aquí viene mi colaboradora estrella. — exclamó Scott cuando me vio cruzar por la puerta.
— Buenos días, perdón por la tardanza. — dije nerviosa con un hilo de voz.
La mujer se dio la vuelta para mirarme y sentí que un frío recorrió mi espalda.
— Sra Momo, le presento a Rosé, la encargada de llevar su cuenta.
— Mucho gusto. — dijo sonriente extendiéndome la mano.
— Igualmente. — contesté estrechándosela.
El alma me volvió al cuerpo cuando me di cuenta que no era mi desconocida, suspiré aliviada y, entonces, caí en la cuenta de algo en lo que no había pensado,¿existiría la posibilidad de que algún día me lo encontrara en la calle con los miles de habitantes que hay en esta ciudad? ¿Su trabajo tendría que ver con la publicidad?
Sacudí la cabeza para librarme de esos pensamientos y me senté al lado del cliente.
La junta transcurrió de lo más normal, la Sra  Momo quedó bastante satisfecha con la presentación y nos indicó que necesitaba la campaña para el viernes por la tarde. En cuanto salió de la oficina, el corazón se me volvió a acelerar porque no había nada que me salvara del regaño de Scott y lo confirmé cuando cerró la puerta, ya que siempre la tiene abierta salvo cuando está con un cliente o cuando no quiere que los demás escuchen lo que tiene que decir. Caminó en silencio de regreso para sentarse frente a mí y coloco ambos brazos en la orilla del escritorio.
— Felicidades Rosé, la presentación estuvo estupenda como siempre.
— Gracias — respondí tímidamente mientras le daba un sorbo a mi vaso de agua.
— Pero, eso no te salva de que tengamos una charla tú y yo. Sabes que te aprecio Rosie, eres una gran chica y además eres comprometida con tu trabajo y precisamente eso es lo
que me preocupa, ¿qué pasa contigo? La semana pasada llegaste tarde, no te dije nada porque fue un día después de tu cumpleaños y bueno, puede ser comprensible, pero hoy te retrasaste más de dos horas, no me dejaste la presentación y la tenías guardada con llave, no respondías el celular y no te reportaste para, al menos, saber que estabas bien.
— Perdón, te podría dar miles de excusas, pero la verdad fue que me quede dormida, anoche no dormí bien y mi celular estaba dentro de mi bolsa y no lo escuchaba.
— Agradezco tu honestidad, eso es lo que me siempre me ha gustado de ti, pero aparte de eso, te noto extraña, has estado distraída, ausente. Ayer confundiste los slogans de unas marcas que no tienen nada que ver entre sí. ¿Tienes problemas Rosé?, sabes que puedes confiar en mí.
Me quedé en silencio.
¿Qué iba a responderle? Que estaba perdiendo la razón por una extraña que me hacía suya de cuanta forma se le ocurría y que eso aumentaba más y más mi ansiedad de querer estar con ella, que mi mente viajaba y fantaseaba con las ideas más inverosímiles que se me ocurrían con ella, que a todo lo que había a mi alrededor le estaba encontrando un lado sexual que posiblemente ni tenía.
Que había descubierto a una Rosé sensual, traviesa, coqueta y sin inhibiciones que desconocía que existía y que sólo esa mujer desconocida hacía surgir.
Tomé un respiro antes de hablar.
— Creo que es una crisis post-cumpleaños — respondí deseando que me lo creyera.
— Niña, eso déjalo para mí que estoy a punto de cumplir 40 años, tú tienes 24, hasta podrías ser mi hija.
— Sí, pero, bueno, a mi edad mis papás ya se habían casado y yo ya había nacido. — yo no deseaba eso, pero fue lo único convincente que se me ocurrió decir.
— Y por eso ahora están divorciados, tienes una larga vida por delante Rosie, eres brillante en tu profesión y tienes mucho futuro ahí, el matrimonio vendrá después, todo en su adecuado momento.
— Lo sé, supongo que me entró un poco de depresión por estar sola en mi cumpleaños — dije mientras pensaba que fue lo mejor que pudo haberme pasado — pero, te prometo que a partir de hoy seré la misma chica responsable de siempre, no más llegadas tarde ni divagaciones en horas de trabajo.
— Tampoco quiero un robot Rosie, sólo quería asegurarme de que estuvieras bien.
— Y lo estoy, mejor que nunca, ¿puedo irme a mi oficina?
— Anda, que tienes mucho trabajo.
Me dirigí a mi oficina y Jisoo me siguió para saber el reporte de la mini charla que había tenido con mi jefe.
Entramos y ella cerró la puerta y se sentó frente a mí mientras yo daba la vuelta al escritorio para ocupar mi lugar.
— ¿Qué te dijo Scott?
— Que estaba preocupado por mí porque últimamente llego tarde y ando distraída.
— ¿Y tú qué le dijiste?
— Que era una crisis por mi cumpleaños.
— Sí, claro, pero a mí sí me vas a decir la verdad.
— No tengo nada, sólo estoy saturada de trabajo y por lo mismo anoche no pude dormir, estoy estresada por el coctel que tendremos mañana, aún faltan detalles. Por cierto, tenemos que ir al salón a checarlos.
— Sí, en verdad es un evento importante el de mañana, pero tú estás rara desde tu cumpleaños, algo sucedió ese día que no sé porque no me lo quieres decir. — abrió los ojos como platos y se llevó las manos a la boca — Jennie al fin te pidió matrimonio, por eso andas así, todo nerviosa y ansiosa, te dio tiempo para pensarlo y por eso aún no traes puesto el anillo, mal amiga, con que ocultándome información.
— Que buena imaginación tienes Jisoo, Jennie no me ha dado ningún anillo ni me ha pedido nada, ¿no recuerdas que me dejó plantada el día de mi cumpleaños?
— Bueno, es que no encuentro otra razón para tu repentino cambio, obviamente no se trata de un amante, no te atreverías a engañar a Jennie y menos con lo...
— Perfecta que es — la interrumpí porque ya me sabía esa linea de memoria — ¿tan aburrida soy como para no buscarme un amante que me entretenga mientras mi novia no está? — ¿eso era en realidad esa extraña para mí? ¿sólo un pasatiempo para mitigar mi soledad?, y si era eso, ¿por qué cada día que pasaba anhelaba y deseaba más y más estar con ella sin importarme lo demás?
— No eres aburrida, simplemente eres una chica con valores que ama a su novia y que jamás haría algo que pudiera dañarla — se levantó de la silla — ¿a qué hora vamos al salón?
— Después del almuerzo.
— Ok, entonces iré por mi bolso porque ya sólo faltan cinco minutos para la una.
Asentí con la cabeza mientras miraba el monitor de mi computadora, que apenas se encendía en tanto sentía las palabras de Jisoo retumbar en mi mente.
¿Qué era lo que había hecho? ¿dónde habían quedado mis valores? ¿qué pasaría si Jennie se llegara a enterar? ¿qué haría?
Eso le dolería profundamente, le causaría un daño enorme y no se lo merecía porque antes de novias éramos amigas, ella había sido quien me apoyó cuando mis padres se divorciaron, quien me hizo ver que no era culpa mía, ella había secado mis lágrimas en innumerables ocasiones, quien me había abrazado en las noches de tormenta que tanto me asustaban, ella que me había llevado al baile de graduación, con ella fue mi primer beso, mi primera vez, quien me conocía mejor que nadie. Y no se merecía lo que le estaba haciendo, no había justificación alguna para mi comportamiento.
¿Cómo pude olvidar todo eso y cambiarls por unos momentos de placer con alguien para quien yo no significaba nada? Para quien yo era sólo un número, una conquista más y ni siquiera eso, era sólo una más en su cama y, entonces, me sentí tan miserable y ruin. ¿Cómo fui capaz de dejarme llevar por las bajas pasiones en lugar de pensar con la cabeza? Y fue
cuando tomé la decisión de no buscarla más, no iba a arruinar mi vida por alguien del que ni siquiera sabía su nombre.

  ¿Estas Libre esta Noche? // Chaelisa GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora