Capítulo 26.

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Capítulo 26: Un pequeño pasado

Nos vestimos y salimos del salón tomadas de la mano, le pedí que me mostrara la casa e iniciamos con el recorrido por la enorme cocina que estaba a un lado del salón, después seguía el comedor, la sala, bajamos unas escaleras y llegamos a la piscina que era iluminada por la luz de la luna llena que brillaba en lo alto del cielo.
— ¿Qué te parecería nadar un poco? — sugirió abrazándome.
— Suena bien, pero tendríamos que subir a ponernos el traje de baño.
— ¿Y quién dijo que forzosamente se necesita traje de baño para nadar? — exclamó sonriéndome con esa típica
osadía en su rostro.
— No, no, no, eso no lo haré.
— Anda, será divertido Rosie
— Lisa además de tu familia, hay quien sabe cuántas personas trabajando.
— Pero no tienen por qué venir aquí, además supongo que ya se irán a dormir.
— Eso es lo que tú y yo deberíamos de hacer también.
— Pero, después de nadar. Anda corazón, sólo un ratito, te aseguro que nadie se enterará, seguro que todos deben estar haciendo lo mismo que tú y yo.
— ¡Lalisa!, ¿no tienes respeto por tu familia?
— Claro que lo tengo, pero eso no me impide ver la realidad, Rosie, ¿de dónde crees que salimos mis hermanos y yo? ¿por qué crees que YoonAh está
embarazada?
— No pongas esas imágenes en mi cabeza, por favor.
— No te asustes corazón, desde niña me enseñaron a ver el sexo de lo más natural, tal cual es, una función del
cuerpo y no tiene nada de malo hacerlo, al contrario, así que vamos a la piscina.
— Pero, ¿cómo vamos a atravesar la casa todas mojadas para llegar a la habitación?
— No te preocupes por eso, ¿ves este mueble? — Dijo y se paró frente a uno pequeño que no había visto — aquí
se guardan las toallas — explicó en tanto abría la puertita y sacaba dos — ¿lo ves?, asunto arreglado.
— Que locq estás — exclamé sonriendo y moviendo la cabeza.
— Ya sabes bien la razón de mi locura — respondió y se quitó toda la ropa — ¿te ayudo?
— No, gracias, yo puedo sola— dije y me despojé también de toda mi ropa.
Lisa se aventó un clavado casi perfecto mientras que yo caminé a la escalera para bajar, sintiendo como el viento acariciaba mi cuerpo y erizaba mi piel. Cuando entré a la piscina Lisa me recibió, el agua estaba un poco fría y me sugirió que diéramos algunas vueltas para acostumbrarnos a la temperatura. Acepté, pero le dije que
no era muy buena nadadora y me respondió que no era una competencia, así que nos sumergimos y nadamos hasta el otro extremo y de regreso. Lisa llegó primero y me esperó, me echó agua al llegar y yo le devolví la maniobra, estuvimos jugando un rato hasta que me di por vencida y volvimos a nadar al otro lado y otra vez de regreso.
En esta ocasión, Lisa me tendió sus brazos, le tomé las manos y me acerqué a ella, puso mis manos alrededor de su cuello y bajó las de ella a mi espalda, nos hundimos en un apasionado beso por varios minutos hasta que Lisa lo rompió para deslizar sus labios a mi cuello en tanto acariciaba mi trasero por debajo del agua, lo cual producía una reacción más excitante así que deslicé mi mano por su torso hasta llegar a su miembro que empecé a acariciar y sentí como respondía en mi mano.
Volvimos a besarnos y después ella me recargó en la esquina de la piscina, con una mano me sostuve del barandal de la escalera y lo rodeé con mis piernas por su cintura y ella entro en mí al igual que un poco de agua que hizo más placentera la sensación. Puso una de sus manos también en el barandal y comenzó a moverse exquisitamente mientras me miraba con esa sonrisa
retorcida que adoraba.
Yo trataba de gemir lo más bajo que se pudiera, pero a veces no podía reprimirme por lo intensa que era la
sensación de su cuerpo y el agua chocando contra el mío.
No dejábamos de mirarnos, nos lamíamos los labios y exhalábamos en nuestras bocas, sentí que perdí el control de mi cuerpo cuando ambos llegamos al clímax y Lisa me mordió el labio inferior.
— Te amo Rosie — dijo mirándome fijamente todavía en mi interior.
— Yo también te amo Lili, con todo mi corazón.
Volvimos a besarnos y después nos abrazamos y salió de mí. Nos quedamos abrazadas hasta que nuestras respiraciones volvieron a su curso normal y después salimos de la piscina, temblando de frío. Lisa me cubrió de inmediato con la toalla y después ella se puso una también, nos secamos, tomamos nuestra ropa y entramos
a la casa. Subimos las escaleras y al llegar arriba nos encontramos a Heechul que venía caminando por el
pasillo y quise que la tierra me tragara.
— Ah que muchachitos — exclamó con una amplia sonrisa.
— ¿Y tú adónde vas a esta hora? — preguntó Lisa para desviar el tema mientras yo me ponía detrás de ella
para tratar de cubrirme.
— YoonAh tiene antojo de limones así que voy a la cocina por unos... aunque me doy cuenta que no es la única con
antojos en esta casa — dijo de lo más divertido.
— Buenas noches, HeeChul — respondió Lisa ignorando el comentario.
— Buenas noches jóvenes, no se desvelen mucho que mañana desayunamos temprano y no quiero que se estén durmiendo en la boda.
— Espero que a ti te deje dormir YoonAh o serás tú el que se esté durmiendo.
— De ningún modo, yo soy fuerte, descansan, ¿eh?,recuerden que mi habitación está pegada a la suya y me
daré cuenta si están dormidos o no.
Lisa movió la cabeza negativamente y seguimos caminando, yo ni siquiera quise voltear cuando pasé al lado de HeeChul que bajó las escaleras.
— Que vergüenza.
— No te preocupes corazón, ignóralo como yo.
— No podré mirarlo a los ojos mañana.
— Rosie, no quiero que vuelvas a decir eso, no tienes nada de qué avergonzarte, eres mi novia y ya te dije que no estábamos haciendo nada malo.
— No, pero, es tu casa y siento que le hemos faltado al respeto.
— Tranquilo corazón, créeme que HeeChul y YoonAh también tienen su historia y no nada más en esta casa,
una vez los pillé en la biblioteca de la de Seattle.
— No quiero detalles, por favor.
— Bueno, sólo te lo digo para que no te alarmes.
— ¿Así que eso de exponerse a que los descubran viene de familia?
— Creo que sí, al menos del lado masculino, nunca he pillado a TaeYeon y más le valía.
— Ay, tu lado machista tenía que aflorar — dije moviendo la cabeza negativamente.
— No es eso, es obvio que ya lo ha hecho con Somi, pero, de aceptarlo a verlo — se sacudió como si le hubieran dado escalofríos — es mi hermanita.
— Típico — exclamé mirando hacia el techo y ella me abrazó y me besó la mejilla.

  ¿Estas Libre esta Noche? // Chaelisa GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora