Capitulo 22.

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Capítulo 22: Consejos

Aún estaba perdida en la intensa sensación del clímax que acababa de alcanzar, gracias a sus profundos besos en mi parte más íntima, cuando tocaron la puerta, miré asustada a Lisa y me dio una gran sonrisa y un ligero beso en los labios.
— Yo abro, no te preocupes — dijo y se levantó del sillón.
Yo me quedé ahí, sumida para evitar que el repartidor me viera y cuando Lisa cerró la puerta me enderecé, tomé mi camisa del suelo y me la puse, aún seguía dándome
vergüenza que Lisa me viera desnuda y más si ella estaba completamente vestida, puso la pizza en la mesa del comedor
mientras yo me levantaba y caminaba.
— ¿Adónde vas, corazón?
— A ponerme algo encima.
— ¿Para qué si te lo voy a quitar? — exclamó divertida y sensual.
— Bueno, no voy a comer desnuda mientras tú estás vestida.
— Eso se arregla muy fácil, ahorita me quito la ropa.
— No te atrevas, eso es algo que quiero hacer yo con mis propias manos.
— Uy, siendo así no moveré un dedo y te obedeceré.
Le sonreí y entré a mi habitación, me puse una polera larga y amplia, luego salí y me senté al lado de Lisa, que estaba en el sillón mirando el televisor, me dio un pedazo de pizza y ella tomó otro. En eso pasaron un sensual comercial de HeeChul y YoonAh, donde anunciaban una marca de preservativos que de inmediato reconocí.
— ¿Seguro que no eres la dueña de la empresa?
— No, cuando hicieron el anuncio parte de su pago fue en especie y como HeeChul no los necesita, porque está casado, me los regalo a mí.
— Ahora comprendo porque siempre estás preparada.
— Y vieras el dinero que me ahorré — respondió divertida.
Terminamos de comer y fui a lavar los platos mientras ella veía el noticiero. Regresé y me senté en sus piernas de nuevo, ella me abrazó de la cintura y yo recargué mi cabeza en su hombro, comencé a darle pequeños besos en el cuello y ella suspiró, fui desabrochando su camisa y apagó el televisor.
Me cargó y me llevó a la recámara, cerró la puerta con su pie y me colocó en la cama, yo me hinqué y terminé de quitarle la camisa, le besé el torso en tanto le desabrochaba el cinturón y el pantalón, lo bajé al igual que su bóxer, entonces ella me detuvo.
—Te dije que te haría feliz, esta noche es sólo para ti —exclamó quitándome la polera y luego ella terminó de quitarse
su ropa.
Miró mi cuerpo completamente desnudo, entrelazamos las manos y frotó mis labios con los suyos para después besarme dulce y apasionadamente mientras apretábamos las manos como si quisiéramos fundirlas en una sola. Después me hizo acostarme en la cama y tomó una de mis piernas, empezó a besarla desde el tobillo, en tanto una de sus manos bajaba por ella acariciándola suavemente, subió besando hasta mi pantorrilla, ahí se entretuvo un rato y después siguió hasta la parte trasera de mi rodilla, cada beso y cada caricia elevaban mi pulso y mi respiración, era tan cierto eso de que sabía exactamente donde tocarme y cómo hacerlo, lo miraba hacer
su ritual y eso me excitaba más, Lisa realmente estaba disfrutando del sabor de mi piel.
Llegó a mi muslo y se concentró en él; besándolo, lamiendo, succionando para luego detenerse en mi entrepierna, sentía
su aliento sobre la piel y se me erizaba, a cada momento más anhelaba por sentirla dentro de mí. Pasó por mi pelvis, se
detuvo en mi ombligo, yo doblé la otra pierna y ella la acarició con las yemas de sus dedos y después delicadamente con sus uñas, la sensación me hizo arquearme y volvió a pasar sus uñas a lo largo de toda mi pierna, para este punto mi respiración era totalmente errática y los jadeos escapaban cada vez con más frecuencia.
Llegó a mis pezones y estuvo besándolos y acariciándolos en tanto mis manos se entretenían con sus cabellos finos y
sedosos. Siguió subiendo dejando besos entre mi pecho y continuó con su camino de besos ahora en mi cuello, con sus dientes jugó con él y yo apretaba su espalda, continuó hasta el lóbulo de mi oreja y luego exhaló en ella. Todo mi cuerpo se erizó ante su tibio aliento, besó mi frente, mis párpados, mis mejillas, mi nariz y finalmente mis labios que lo devoraron con impaciencia. Se separó escasos milímetros mirándome con
pasión y deseo, pero había algo nuevo en su mirada, algo aún más excitante, un brillo que en nada se parecía al de nuestro primer encuentro.
— Lisa, hazme el amor — musité con voz apenas audible.
Me respondió con una gran sonrisa en su rostro, tomó mis piernas y las subió para que quedaran sostenidas en sus hombros y entró en mí, esta vez dejé que el gemido se escuchara, ella volvió a sonreír mientras entraba y salía en un delicioso ritmo que me hizo apretar el edredón. Nosnmirábamos fijamente, ambas estábamos sumergidas en el inmenso placer que experimentábamos, el no poder besarnos intensificaba aún más la excitación y el goce del momento,nademás, que podíamos observar plenamente las expresiones retorcidas de cada una, en tanto, nuestros gemidos se mezclaban en el aire envolviendo la habitación. Lisa
aumentó el ritmo de sus movimientos más y más, enloqueciéndome, haciendo que me perdiera completamente en el deleite que su cuerpo me proporcionaba y de pronto una nueva y cálida sensación recorrió mi interior cuando ella  llegó al orgasmo y sus fluidos me inundaron provocando que yo
también llegara al éxtasis emitiendo un intenso grito que se unió al de ella
Volvimos a amarnos un par de veces más, casi sin descanso, nos cubrimos de besos y caricias, repetíamos nuestros nombres sin cesar, a la par de apasionadas palabras que antes no decíamos y que hacían que la experiencia fuera aún más satisfactoria.
— Hasta mañana Lisa— dije con la voz adormilada y los ojos casi cerrados.
— Hasta mañana corazón — me dio un pequeño beso en la mano — te quiero.
— Yo también te quiero.

  ¿Estas Libre esta Noche? // Chaelisa GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora