Capítulo 17: La última
— ¡Me engañaste!, eres una mentirosa y un tramposa — dije cruzándome de brazos.
— Tú eres la causante de todo, me vuelves loca, no podía esperar hasta la noche para tenerte entre mis brazos.
— ¿En serio? — pregunté un tanto sonrojada.
— Por supuesto, no sé qué me pasa cuando estoy contigo que pierdo el control, eres un peligro Rosie, nublas mi mente y no
me permites ver las cosas con claridad.
— Quizá debas remitirme a las autoridad — respondí jugando.
— Eso haré, pero tu condena será estar encerrada en un cuarto conmigo, sin oportunidad de fianza ni de apelación.
— Eso sí me da miedo — exclamé y me abracé a mí misma.
— Debería, en serio, ya no sé qué otra locura podría cometer, eres como una hermosa tentación andante.
— Definitivamente deberían encerrarme, en una torre alta sin accesos.
— Y yo iría a rescatarte — dio la vuelta en la siguiente esquina
— ya no puedo imaginar mi vida sin ti, definitivamente me hechizaste.
Mi corazón se disparó ante esas palabras y ya no supe que más decirle, coloqué mi mano encima de la suya, sobre la palanca de velocidades y ella me sonrió, en un semáforo en rojo se acercó y me besó dulcemente. Seguimos el trayecto en
silencio, yo quería preguntarle tantas cosas, pero no sabía cómo, no quería arruinar el momento, parecía mágico.
Llegamos a la casa, Lisa metió el auto a la cochera, me ayudó a bajar y me dio un beso en los labios, yo la miré asustada.
— ¡Lisa!, pueden vernos.
— Tranquila, todavía siguen viendo el partido — respondió y volvió a besarme, pero después de unos segundos la separé.
— Basta, no es bueno tentar a la suerte.
Me sonrió y luego bajó las bolsas de la cajuela, caminamos a la cocina y dejamos todo ahí, en efecto, Jessica y Jennie
seguían viendo el partido. Ella me preguntó por las cervezas y le dije que se nos olvidaron, sólo esperaba que no notaran que nos tardamos más de la cuenta, pero al verlas tan emocionados siguiendo el partido descubrí que no habían sentido el tiempo pasar.
Subí a darme una ducha y cuando bajé ya había terminado el oartido. Lisa y Jessica estaban en la cocina y no pude evitar sentir celos de esa escena, pero cuando ella se dio cuenta de mi presencia me guiñó un ojo y se me aceleró el corazón, olvidando la molestia. Jennie estaba afuera de la casa,
hablando por celular otra vez, así que me puse a preparar el flan.
Era una situación tan extraña, Lisa partía las lechugas mientras Jessica preparaba la pasta y yo estaba poniendo los ingredientes en el molde, entonces extrañamente, noté que la actitud de ella estaba un poco diferente, no estaba tan efusiva con Lisa y por primera vez escuché que la llamó por su nombre en lugar de decirle "princesa", que por cierto, odiaba
que le dijera así.
Jennie entró finalmente y también se puso a ayudarnos, puso el vino en el refrigerador y comenzó a separar las uvas de los racimos. Parecíamos cuatro buenos amigos de toda la vida compartiendo un agradable momento culinario, incluso las
cosas entre Lisa y Jennie estaban más relajadas, se habían olvidado del acalorado partido de ping pong y, como mi novia
estaba distante conmigo, Lisa se estaba comportando tranquilamente. Como a las seis estaba lista la cena, Jessica y
yo pusimos la mesa y después nos sentamos las cuatro a comer mientras seguíamos platicando.
— ¿Por qué no mezclas los alimentos Rosé?, de todas maneras se mezclan en el estómago — preguntó Jessica divertida.
— No sé, es una manía que tengo desde niña, creo que fue a raíz de una vez que me enfermé del estómago.
— Que curioso, nunca había conocido a alguien así y yo que ñensaba que era rara.
— Creo que todos tenemos alguna manía, la de Jennie es hablar por teléfono.
— Cariño, no es algo que disfrute mucho, créeme, es sólo por el trabajo.
— Yo también trabajo mucho Jennie, pero no soy esclavo del teléfono — dijo Lisa seria mientras lo fulminaba con la mirada porque me había agarrado la mano, pero yo la retiré suavemente para que ella no notara nada extraño.
El comentario de Lisa, acunado a la plática que yo había escuchado en la mañana y al volver a verla hablando por celular, me llevaron a la conclusión de que Jennie escondía algo, quizá no era una amante, pero había algo raro en su vida que no quería que yo supiera y la analicé con la mirada unos segundos tratando de descubrir que era lo que me escondía.
Después que terminamos de cenar vimos una película de acción y luego jugamos Jenga. Hubo un momento en el que entré a la cocina por un vaso de jugo y Lisa entró tras de mí.
— Por favor, quédate esta noche conmigo, es la última que estaremos aquí, el lunes viajo muy temprano a Londres a ver
lo de un nuevo hotel y regresaré días antes de la boda de Somi — me pidió parándose frente a mí con cara de gatita herida.
— Pero Lisa, ¿cómo me pides eso?, ¿qué quieres que le diga a Jennie?
— No sé, ármale un pleito y le dices que te dormirás en la otra recámara, por favor — suplicó no sólo con palabras sino también son su mirada.
— No sé Lisa... me pones en un predicamento.
— No es mayor al que tú me pones, Rosie, no vamos a vernos como en mes y medio, regálame esta noche, por favor — insistió tomando la punta de mis dedos.
— Mira, hagamos esto, subiré y cuando esté dormida me escapo,Jennie tiene el sueño muy pesado y seguro no se dará cuenta.
— Está bien — aceptó con una gran sonrisa mientras acariciaba mis dedos.
— Chicas me voy a dormir — anunció Jessica entrando a la cocina y separamos abruptamente las manos mientras la
mirábamos asustados.
— Hasta mañana niña, que tengas dulces sueños — dijo Lisa cariñosamente y yo la miré seria y salí de la cocina después de despedirme de ella.
Jennie estaba sentado en el sillón cambiando de canal en canal. Jessica pasó, se despidió de ella y subió. Lisa salió de la cocina y se sentó en el otro sillón sin decir nada. Minutos después Jennie se levantó y le dio el control remoto.
— Ya es tarde, vámonos a dormir, cariño — exclamó volteando a verme.
Lisa me dio una mirada suplicante que Jennie no percibió porque estaba dándole la espalda y entonces recordé las misteriosas llamadas telefónicas.
— No tengo sueño, además, hay que lavar los platos, no sé pueden quedar sucios y no quiero andar con prisas mañana.
— Está bien, pero no tardes — se inclinó para darme un beso, pero agaché la cabeza y terminó por dármelo en la frente.—
Lisa, ¿tú no vas a dormirte ya?
— Sí, pero primero tengo que sacar unas cosas del auto para entregarlo mañana.
— Bueno, hasta mañana — se despidió y subió las escaleras.
Lisa se quedó parado ahí y cuando se escuchó que Jennie cerró la puerta de la habitación, me sonrió y se acercó a mí.
— Gracias señorita limpieza — exclamó en tono de burla.
— Muy graciosa, acompáñame a la cocina, anda.
Me tomó del rostro y me plantó un beso en los labios, yo le recriminé con la mirada, ella me tomó de la mano y entramos a
la cocina. Me puse el delantal y comencé a lavar los platos mientras ella se recargaba en el mueble, a mi lado.
— Cuéntame de ti — dijo metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.
— ¿Qué quieres saber?
— Lo que quieras platicarme.
— Está bien, pero... — tomé un fuerte suspiro, era una duda que tenía desde el primer día que lo conocí y que después de este fin de semana se había incrementado — ¿tú podrías primero contestarme una pregunta?
— Claro, pregúntame lo que quieras, las reglas ya no existen — me guiñó el ojo.
— ¿Por qué una chica como tú tiene un... pasatiempo tan... peculiar?
— ¿A qué te refieres? — exclamó extrañada.
— A la forma en que nos conocimos — dije mirando el plato que lavaba para evitar mirarla — ¿por qué lo haces?, si no es
por dinero, que obvio no te falta, entiendo lo del placer, pero, ¿no sería más fácil conseguirse una novia o ligarse a alguien
en un bar?, ¿por qué así?, ¿por qué esas reglas?
— Es complicado Rosé — suspiró — así como a ti, un amigo mío de la universidad me dio el teléfono de una chica y me
explicó de que se trataba el asunto — miró al suelo un tanto avergonzada, creo que era la primera vez que hablaba de eso
con alguien — me dijo que era un tipo de sociedad secreta, de cierto nivel económico, quizá para salir de la rutina o cumplir fantasías que no harían con su pareja, así que un día por curiosidad le llamé a la chica y... bueno, fue emocionante eso de no saber nada de la otra persona y seguí con el juego, a veces yo llamaba y a veces me llamaban — me miró fijamente
mientras yo procesaba la información y me dio una rabia oensar que ella llamara a alguien — ahora tú dime, ¿quién realmente te dio mi teléfono?, no te ofendas, pero tú no encajas en el prototipo de las personas que están involucradas.
— Me lo dio una chica en el baño de un bar, no sé cómo se llama y vagamente la recuerdo — ahora fue mi turno de
avergonzarme,ella soltó una risita y movió la cabeza.
— ¿Y por qué me llamaste?, estarás de acuerdo que fue sumamente arriesgado.
— Lo sé, me imaginé miles de cosas pero — suspiré — el día que te llamé era mi cumpleaños, mi papá vive lejos al igual
que mi mamá y, para variar,Jennie tuvo que trabajar hasta tarde, así que me sentía muy sola, de casualidad encontré la servilleta con tu número y después de vacilar mil veces te llamé.
— Vaya, veo que la cuarta regla fue rota mucho antes que las demás.
— ¿De qué hablas? — pregunté sorprendida, sólo recordaba tres.
— Regla número cuatro, no repartir los teléfonos indiscriminadamente y menos a desconocidos, te repito que es como una secta, había que ser muy selectivos a la hora de dar algún teléfono, ni imaginas que personajes están envueltos ahí.
— No quiero saberlo, se me revuelve el estómago de imaginar con cuantas y cuantos has estado.
— ¿Ahora entiendes lo que yo siento al pensar que Jennie pueda tocarte -respondió parándose detrás de mí y
abrazándome por la cintura
— No es lo mismo, ella es mi novia.
— A eso precisamente me refiero, ustedes han hecho el amor, sé que suena trillado, pero es la verdad, yo sólo he tenido
sexo con esas mujeres y esos hombres, ninguno había significado nada — me dio un beso en el cuello — hasta que tú apareciste una noche y me cambiaste la perspectiva de todo — añadió recargando su mandíbula en mi hombro.
— Entonces, ¿no soy una más? — dije con el corazón en la boca.
— ¿Y todavía lo preguntas?, jamás había roto las reglas Rosie, sabía perfectamente que esas estaban con otros de la misma forma que estaban conmigo, así que ninguna valía la pena, pero contigo fue muy diferente, por eso no te dije la última regla, desde un principio supe que no le darías mi teléfono a nadie, así que no era necesario decirla.
— ¿Y ahora qué va a pasar?
— Lo que tenga que pasar — me abrazó con más fuerza — lo único que debes saber es que no dejaré que salgas de mi vida
— resopló en mi oído — y espero que el que salga y pronto de la tuya sea ella, no quiero compartirte con nadie... y menos con ella.
— ¿Por qué lo dices de esa forma?, ¿tú sabes algo de Jennie que yo desconozca?
— No, me gustaría para que de una vez por todas lo dejaras,pero no sé nada — me dio otro beso en el cuello — mejor olvidémonos de ella y aprovechemos estas horas juntas.
Colocó sus manos en el plato que sostenía y me ayudó a restregarlo al igual que los demás que faltaban, ninguno decía
nada, sólo sentía su cuerpo pegado al mío y su aliento sobre mi cabeza. Nuestras manos se rozaban entre los platos y el
jabón que resbalaba, Lisa deslizaba sus dedos en los míos, la sensación era maravillosa, sentí poco a poco como ella
se excitaba, pegando más su cuerpo al mío que en automático hice hacia atrás y cerré los ojos al sentir también mi excitación.
Ella dejó correr el agua para retirar el jabón de los platos y después los pusimos en el escurridor.
Con sus manos, aún mojadas, acarició mi abdomen por debajo de la polera y un escalofrío delicioso recorrió mi piel mientras me daba besos cortos en el cuello. Me giré para quedar frente a ella y nos besamos apasionadamente en tanto le acariciaba el pecho por encima de su polera. Ella me tenía abrazada,acariciando mi espalda. Subí mis brazos sin que ella
lo pidiera y me quitó la polera, delineó mis pezones con las yemas de sus dedos y después los besó en tanto yo acariciaba sus cabellos. Se separó un poco mirándome con un infinito deseo, entonces yo le retiré la polera y la dejé caer al suelo, besé su torso perfecto, lamí sus pezones y ella jadeaba acariciando mis nalgas por encima del pantalón y después
deslizó sus manos para desabrochármelo.
Me cargó y me colocó en la mesa para quitarme el resto de la ropa, mi respiración estaba más que acelerada y lo único que
deseaba era sentirla en mi interior, no importaba cuantas veces me hiciera suya, la sensación previa era la misma, incluso más intensa con cada encuentro. Mientras Lisa retiraba el condón de su envoltura yo le desabroché el pantalón y se lo baje al igual que su bóxer, mientras se lo colocaba me besó apasionadamente y segundos después sentí como se introdujo, yo puse mis manos en sus nalgas para impulsarla a que entrara más profunda, ellame acariciaba el contorno de mi cuerpo y nos mirábamos, grabándonos las
expresiones de placer que ambas teníamos en la cara, tratando de gemir lo más bajo que se pudiera.
Dirigió su boca a mi cuello y lo recorrió con su lengua y después lo succionó con sus labios, yo la sujeté fuertemente por la espalda, sintiendo como entraba y salía de mí con un ritmo exquisito y la aprisioné con mis piernas para intensificar la sensación, gruñó en mi oído y entonces, tomé su rostro con mis manos y la besé desesperadamente, pero terminé rompiendo el beso porque no pude reprimir el grito al llegar al orgasmo al mismo tiempo que ella, que apenas y pudo ponerme su mano en mi boca para que no fuera tan audible mientras me miraba con sus ojos acuosos debido al intenso placer que acabábamos de experimentar. Retiró su mano de mi boca y me besó una vez más, en tanto yo acariciaba su cuello y sus hombros bien definidos, después me abrazó fuertemente unos segundos y luego frotó mi nariz con la suya en tanto acariciaba mis mejillas.
— ¿Qué me hiciste Rosie?, que me tienes todo hipnotizada.
— Lo mismo que tú me hiciste a mí, porque yo estoy igual que tú.
Me regaló la hermosa sonrisa que me encantaba y volvió a besarme, nos separamos lo necesario para tomar aire cuando, de pronto, se escuchó un ruido y se encendió la luz de la sala y en el suelo alcance a ver una sombra...|•••||•••||•••||•••||•••||•••||•••||•••||•••|
He aquí otro capitulo, nos leemos pronto.
Hasta la próxima.
Sueñen bonito.~JM~
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¿Estas Libre esta Noche? // Chaelisa GIP
Fanfiction¿Estás libre esta noche? Tres simples reglas a seguir: #1 No nombres #2 No preguntas personales. #3 No lazos afectivos. Son las indicaciones que la desconocida da a Rosé en su primer encuentro, pero ¿para ambas será igual de simple seguirlas al pie...