Namjoon seguía durmiendo plácidamente. Me daba pena despertarlo, ayer fue viernes pero se había quedado trabajando hasta tarde. Me había prometido que hoy iríamos al parque de atracciones, últimamente no podemos pasar mucho tiempo juntos por lo que cuando tenemos un hueco queremos aprovecharlo al máximo.
Por ello me subo encima de la cama y me muevo entre las sábanas hasta llegar a su rostro. Siempre me ha hecho mucha gracia la forma de dormir de Namjoon, totalmente recto como sí fuera un vampiro.
Comienzo a darle suaves besitos en la cara hasta que se despierta. Bueno abre los ojos unos segundos para después cerrarlos inmediatamente pero me deja ver sus hermosos hoyuelos.
— Buenos días chaguia. — me dice con la voz ronca, tomada por el sueño.
— Buenos días Nam, ya tengo preparado el desayuno. — llevo el índice a uno de sus hoyuelos sin poder resistirme, son mi debilidad. — Date prisa que sí no se enfría. —le digo dándole un leve beso en los labios antes de levantarme e ir a la cocina para llevar el desayuno al comedor.
Normalmente no suelo desayunar muy fuerte pero ya que hoy vamos a andar bastante he preparado algo que nos de energías para toda la mañana.
— Hacía mucho que no desayunaba arroz con kimchi. — dice Namjoon en cuanto se sienta a la mesa.
Aún lleva el pijama puesto pero para mí está guapísimo con el pelo revuelto, la camiseta blanca y los pantalones y la bata marrón.
— El kimchi lo trajo tu madre ayer, solo he tenido que preparar el arroz, la sopa de algas y la carne de cerdo. — la verdad es que el desayuno coreano me resulta algo excesivo nada más recién levantarse pero no me importa prepararlo de vez en cuando ya que sé que a Namjoon le hace ilusión.
— Igualmente gracias, seguro que te has levantado temprano para prepararlo. — pone morritos para que le bese y yo no dudo en hacerlo. Siempre apreciamos mucho las pequeñas cosas que hacemos por el otro. A Namjoon no se le da muy bien cocinar, yo tampoco es que sea la mejor cocinera pero me apaño y la verdad es que siempre disfruta lo que le preparo o al menos así me lo demuestra.
— Solo un poco, pero por ti lo que sea. — le guiño un ojo para después tomar la primera cucharada de arroz.
Tras el copioso desayuno nos vestimos y nos dirigimos al metro. Siempre apostamos por el transporte público ya que estamos concienciados con el medio ambiente ... bueno y sobre todo porque yo no tengo carnet de conducir y Namjoon tampoco, según él, "por el bien de todos".
En cuanto llegamos nos encontramos con bastante cola. Igual no ha sido buena idea venir un sábado pero tampoco tenemos otro hueco libre. Después de una hora de espera finalmente nos hacemos con dos entradas.
Nada más entrar al parque a Namjoon se le van los ojos a la montaña rusa más alta pero le ruego que vayamos poco a poco empezando por atracciones más suaves. Él cede al ver que me da bastante respeto pero me dice bastante serio que no me voy a escapar de subir en ella.
Empezamos con algunas atracciones en túneles, en la que hay que disparar o hay espejos, para después ir a otras en las que nos hacen girar o nos tiran a no mucha altura pero aquello a Namjoon se le empieza a quedar flojo y cuando acabamos frente a la montaña rusa no me puedo escaquear. Así que nos subimos y en cuanto se pone en marcha cierro los ojos, ni siquiera grito, solo me aferro con todas mis fuerzas a las barras y dejo que pase lo que tenga que pasar.
— Ha sido genial. — por fin abro los ojos y veo que Namjoon tiene una sonrisa de oreja a oreja, señal de que ha disfrutado como un crío. Yo por el contrario llevo pelos de loca y estoy más blanca que la pared.
— Me está dando angustia. — digo en cuanto puedo tumbarme en un banco y me abanico con el mapa del parque.
— ¿Entonces ya no vamos a comer? — pregunta Namjoon con media sonrisa al notar que exagero.
— No, no, sí ya me encuentro mejor. — digo incorporándome en cuanto nombra la comida. Ya se me han pasado los males.
Namjoon se ríe ante mi faceta de drama queen y pasa un brazo sobre mi hombro mientras yo llevo mi mano a su cintura para caminar juntos hasta uno de los restaurantes del parque, donde nos permitimos comer bastante ya que hay buffet.
Para bajar la comida paseamos por la zona de tiendas, acabando en una donde venden figuritas. Yo me encontraba viendo el merchandising cuando me percato que Namjoon se dirige a un gran cilindro donde permanecen almacenadas un montón de figuras en miniatura.
— Mira jagi, está la figura que buscaba. — dice mientras se dispone a sacarla, el problema es que está abajo de la montaña de muñequitos.
— No, Nam. Mira a ver si hay otra... — pero ya es demasiado tarde porque ha sacado la figura de abajo y consecuentemente ha precipitado que muchas caigan por el agujero del cilindro.
Ante el estruendo ocasionado la dependienta se dirige hasta nosotros, teniendo que pedirle disculpas y volver a colocar todo de nuevo.
— Tienes que reconocer que ha valido la pena— dice Nam observando la figura que tanto estruendo ha causado. Nos hemos sentado en una terraza ha tomar un refresco.
— Siempre tenemos que ir llamando la atención. — le replico en broma mientras juego con la rodaja de limón de mi refresco y cómo soy tan torpe como Nam, esa rodaja se escapa volando hasta la calva de un pobre señor. Inmediatamente me levanto a disculparme mientras oigo como Namjoon se descojona de mi desgracia.
— ¿Decías? — dice con sorna.
— Tira, tira. — tomo de la mano a Namjoon y salimos corriendo de allí después de pagar.
No sé quién es más desastre si Namjoon o yo pero definitivamente estamos hechos el uno para el otro.
Nos metemos en una atracción acuática, aunque no sé porque pero me da mala espina.
— ¿Seguro que no hay mucha caída? — le pregunto mientras subimos la cuesta en la barca.
— Que va. — me responde pero inmediatamente se abren las compuertas y veo la caída que nos espera. En la montaña rusa estaba tan asustada que no podía pronunciar palabra pero esta vez sí que me acordé de todos los antepasados de mi novio.
— ¿Por qué siempre me tienes que hacer el lío? — le replico indignada mientras caminamos a la salida. Estoy calada hasta los pies. — Nam, ¿qué narices estás mirando?
— Ha sido un acierto ponerte camiseta blanca. — me dice mirando de arriba abajo.
— Yah! — refunfuñó mientras ríe y me atrae hacia él besando mi mejilla.
Después de un día tan movido al final acabamos cenando en el reservado de un barco que da la vuelta al parque donde podemos contemplar los fuegos artificiales. Y así mientras aquellas luces de colores iluminan su rostro soy consciente de lo feliz que me hace cada segundo que paso con él. Joon puede ser un desastre y un poco pervertido a veces pero no sé qué haría si no lo tuviese en mi vida.
* Tanto Chaguia como Jagi significan amor o cariño.