Relato inspirado en Itaewon Class
11 de noviembre
Hoy es un día especial en Corea, en realidad no tanto. Parece que en este país hay al menos un día dedicado al amor, en realidad más bien al consumo porque a las empresas les viene de perlas bueno y a mí también porque trabajo en un restaurante y consecuentemente tenemos las mesas llenas de parejitas que vienen a celebrar tal o cual día.
Hoy es un día de esos, Pepero Day creo que lo llaman, no es gran cosa, la gente se regala chocolates y algunas parejas aprovechan para salir fuera.
El restaurante en el que trabajo está en Itaewon, una zona bastante concurrida de Seúl, por lo que puedo ver desde la cristalera centenares de parejas con chocolates en mano acompañados de globos, peluches o flores, algunos de ellos se animan a entrar a degustar la comida que servimos.
Trabajo en el restaurante como camarera. Aún recuerdo mi primer día aquí.
11 de enero
Abro la app para encontrar trabajo por enésima vez en el día y me mentalizo en que tengo que optar por algo ya sí no me quiero quedar en la calle porque el alquiler no se va a pagar solo.
Deslizo el dedo por la pantalla del móvil algo desesperada porque nada me acaba por convencer hasta que paro cuando un nombre me llama la atención, Bangtan. Es un restaurante que está en Itaewon y buscan a alguien para trabajar de tiempo parcial. Sonrío inevitablemente porque es perfecto para mí ya que vivo en esa zona y porque así puedo compaginarlo bien con los estudios.
Sin demorarme más me dirijo hasta el restaurante. Son las diez de la mañana por lo que todavía no hay clientes en el local así que puedo observar con detenimiento la decoración basada en neones, muebles madera y coloridos cuadros y placas metálicas.
No obstante no me puedo detener demasiado en los detalles porque una voz llama mi atención.
— Oh... Hi... Sorry we're not open yet. — pronuncia con nerviosismo un muchacho de pelo rubio. — Namjoon-hyung ven por favor. —dice esta vez en coreano, inmediatamente aparece el nombrado acompañado por otros cinco jóvenes.
— Hola, no venía a comer. —respondo en coreano, estamos en el barrio internacional de Seúl por lo que es normal que tengan clientela extranjera y piensen que soy una turista más. —Vengo por el anuncio del puesto de trabajo como camarera a tiempo parcial.
— Tome asiento por favor. — me indica el más alto de los siete jóvenes y a quien identifico como Namjoon. Tiene una presencia bastante imponente por sus ojos de dragón que aunque no me miran con dureza, me examinan mientras tomo asiento, al menos sentados las dos cabezas que me saca no se nota tanto. Tampoco me ayuda mucho las miradas de los otros seis jóvenes que aunque están a cierta distancia haciendo sus cosas no dejan de observar con ojos curiosos.
— ¿Es usted el dueño? — pregunto para cortar la tensión en el ambiente, bueno más bien la tensión que tengo yo.
— Uno de los siete sí, pero yo tengo la función de gerente. — responde mientras abre la carpeta con el papeleo para después volver a clavar su rasgada mirada en mí. — Veo que habla con fluidez el coreano.