Advertencia: contenido erótico
Lo conocí cuando las últimas ráfagas del estío comenzaban a hacer caer las hojas cobrizas de los árboles.
Acababa de mudarme a Ilsan por el traslado de mis padres en su trabajo, quienes trabajan en la misma compañía. Mis padres se mostraban entusiasmados con el nuevo cambio en nuestras vidas mientras yo tuve que dejar todo atrás y empezar de cero. Nunca me han gustado los nuevos cambios, especialmente cuando implica tener que socializar para tener que encajar en un sitio. Pero Namjoon lo haría todo más fácil.
Nada más cruzar la puerta del instituto supe que no encajaría por las miradas juzgadoras de los alumnos, quienes se creían capaces de crear juicios de valor en base en base al aspecto físico y posición económica de las personas.
No obstante, entre las sombras de mendacidad encontré la luz de la luna para guiarme en la oscuridad de la noche.
Más bien choque con ella.
Acababa de salir del despacho de la jefa de estudios cuando Namjoon se disponía a entrar ocasionado que colisionáramos y habríamos caído al suelo de no ser por los fuertes brazos de Namjoon.
Que cliché, fue como una de escena digna de un drama, sino fuera porque para conseguir sujetarnos se apoyó en el pomo de la puerta, ejerciendo la suficiente fuerza para romperlo.
— ¡Namjoon! ¡Acabamos de empezar el curso y ya estás rompiendo algo! — exclamó la jefa de estudios.
— Lo siento señora Choi, intentaré arreglarlo. — dijo aquel joven que aún no había podido ver su rostro pero que sabía que era lo suficientemente alto por el dolor de mi nariz, ya que en el tropiezo esta había chocado con su pecho, la cual masajeaba comprobando que no hubiese un gran daño.
— Déjalo Namjoon, llamaré al conserje. — dijo la mujer intentando cargarse de paciencia. — Te he hecho llamar para que acompañes a tu nueva compañera a vuestra clase y la ayudes a adaptarse.
Fue entonces cuando alcé la cabeza y pude contemplar aquellos hoyuelos producto de la primera sonrisa que me dedicó.
Nada más presentarse me di cuenta de lo educado y caballeroso que era. Me acompañó a la clase y me presentó tal y como correspondía en su función de delegado.
Rápidamente fui consciente de que Namjoon tenía todas las papeletas de ser uno de los chicos más populares del instituto. Ocupaba el puesto número uno en base a sus notas, era el delegado de clase, tenía un cuerpo bien formado y trabajado gracias a jugar en el equipo de fútbol del centro y era jodidamente guapo. Y sin embargo aquello no parecía tan relevante para Namjoon, nunca vi en él ni un solo atisbo de soberbia. Él era humilde y con una inteligencia inusual para alguien tan joven y no hablo de que fuera simplemente listo sino que poseía inteligencia emocional y no parecía tan preocupado como el resto por cosas terrenales sino que sabía apreciar las pequeñas cosas. Consecuentemente, me fue muy difícil no enamorarme de él. Y Namjoon tampoco me lo puso fácil, porque desde el primer día fue el único que se ofreció a integrarme en aquel nuevo lugar. Encajamos tan bien que enseguida nos hicimos inseparables.