Capítulo 1- El Cumpleaños.

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Retrocedamos un poco el tiempo...a exactamente cuándo cumplí los 16.

Carrier,Oklahoma.
Junio 19,2017.

—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños querida Lea, feliz cumpleaños feliz.

Era 19 de Junio del 2017, ¿saben que significa eso?. Que era mi cumpleaños número 16.

Como cada cumpleaños, era de esperarse a que mi familia entrara por la puerta de mi habitación desde muy temprano para felicitarme. Era molesto despertar tan temprano y en día de clases, pero estaba feliz, feliz porque aún los tenía conmigo, feliz de que todo estaba bien, feliz de ver las caras de emoción de mis hermanitos esperando a que cortara el pastel y les diera un poco.

No podía pedir más, era feliz...

El día comenzó de lo más normal, aunque...se sentía una vibra muy muy extraña, tal vez era porque todos los 19 de Junio era mi cumpleaños y era el único día que podía sentirme el centro de atención. Pero jamás ningún otro cumpleaños se había sentido así.

Tengo amigos que lo son todo para mí. Los conocí desde hace ya dos años en un parque al que solía ir cuándo tenía 14 años cada vez que tenía tiempo y sobretodo ganas de salir. Desde entonces creí ser afortunada por haberlos encontrado, aunque...algunas cosas ya están escritas para que sucedan, ¿No es así?.

Nunca fuí de las niñas que podían hacer lo que les placiera. Tenía hora de salida, tenía hora de llegada, si salía mis padres se aseguraban de siempre checar con quién lo hacía, aunque ellos ya conocían a mis amigos.

Siempre creí que lo hacían para protegerme. ¿Pero de que?, sólo tenía claro que las personas allá afuera eran malas. Y la razón de eso fue porque perdí gran parte de mi juventud encerrada, y porque salí a ver el mundo exterior un par de veces.

Tenía suerte si salía, tal vez estoy exagerando un poco, pero desde mi perspectiva así lo sentía. Mamá siempre me dijo;

«La vida allá afuera no es lo que parece Lea, hay gente mala disfrazada de buenos».

Trate de entender esas palabras, pero y cómo lo iba a saber si tan sólo era una chica desperdiciando su vida en soledad. Con complejos físicos, con miedo a no encajar, con miedo a enamorarme, con miedo de ir a alguna fiesta o reunión con amigos y temer a que algo me pasara. Por eso todo ese tiempo sacaba excusas para no asistir a todos esos eventos sin siquiera haberlo consultado con mis padres, aunque era una lucha interminable con mis padres para obtener algún permiso.

Era una chica de 1.65 aproximadamente, de complexión regular, no era ni tan delgada, ni tan voluminosa. Para mí estaba bien el cómo lucía. Ojos negros muy grandes, cabello largo tan negro como mi sombra, pura e inocente.

Iba en primer grado de preparatoria, tenía las mejores notas, y no por ser inteligente, se debía más a la presión que sentía de que mi futuro dependía de mí. Nunca me gustó eso, pero siempre estuve centrada.

Al llegar el mediodía, volví a casa después de un agotador día de clase. No planeaba hacer gran cosa, solamente disfrutar este día con mi familia.

—Saldrás esta noche?, —mamá habló por encima del ruido que producía la televisión de la sala de nuestra casa.

—Sabes la respuesta mamá.

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