Parte II-Familia Gray.

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Lea Thompson:
Gerard y Weston me ayudaron a llevar mis pertenencias dentro de la casa. Como dije, no eran muchas pero agradecía que lo hicieran porque me sentía débil, no era que iba a decirles que me sentía así, más bien me incliné a que lo hicieran para no verme como una pesada.

—¿Ya has comido Lea?, —preguntó Weston cerrando la puerta principal.

Solo guardé silencio.

—¿Lea?, —insistió.

—Ah si, perdón, —disimule mi mentira moviendo mi cabeza como si me hubiese quedado en una laguna mental.

—¿Estás segura Chernobyl?, —se acercó Gerard apoyando una de sus manos en mi hombro.

Miré su mano evadiendo su pregunta.

—Lea, ¿No has comido verdad?. —comentó un Weston bastante serio.

Me limité a responder y solo negué.

—¿Que te eh dicho sobre esto Lea?, —dijo algo molesto Wes.

Okay, ver a Weston molesto es una de las cosas que no había visto en él.

—¿Sabes lo mal que te hace no comer?.

—Lo sé Weston, perdí mi dinero cuándo venía de regreso a mi habitación después de clases y no tuve para comprar algo.

Mentí de nuevo y pareció creerlo.

—Pudiste haberme llamado Lea, sabes que hubiera ido a llevarte algo para que comieras. —relajó un poco sus expresiones.

—No te lo iba a pedir Wes y bien lo sabes, pero además me bañé y me quedé dormida, aún así gracias por hacérmelo saber. —le sonreí.

—Vamos a que comas algo Cher, —habló Gerard.

—Estoy bien así, esperaré a la cena, —le respondí mirando mi horrible pijama que me había puesto antes de venirnos para acá.

—Lea, —habló otra vez molesto Weston.

—Está bien, comamos algo. —suspiré con pesadez. —Los odio.

—También te queremos, no te preocupes. —dijo con sarcasmo el pelinegro.

Caminamos a la gigante cocina de los Gray y los chicos sacaron ingredientes para hacernos unos sándwiches.

—Solo quiero uno, no tengo mucha hambre, —hablé sentándome en uno de los bancos color negro que hacían juego con la barra blanca.

—Serán dos entonces, —habló Weston con un tono divertido evadiendo lo que dije.

—Eres imposible Wesfool, —reí negando.

—Tú eres la imposible Cher. —comentó Gerard con sus ojos muy clavados en mí. Su mirada era tan penetrante que por un momento me sentí incómoda.

Al parecer Weston lo notó eh intervino.

—A ver espera, ¿Cómo me dijiste?. —puso su mano izquierda en el pecho como si lo hubiera ofendido. —No digas mis verdades delante de mis hermanos por favor.

Ambos reímos menos Gerard.

—Y, ¿Cómo vas con Dalton?, —cambió radicalmente de tema Weston tomándome por sorpresa su pregunta.

Sin saber que responder ante la presencia del casi gemelo de mi mejor amigo, solo respondí. —Bien, supongo.

Dí una mordida a mi sándwich para evitar que me vieran nerviosa, pero no sirvió de nada cuándo sentí de nuevo una mirada pesada sobre mí, otra vez Gerard me estaba viendo.

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