Capítulo 10-La Resaca.

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(Capítulo corto con dedicatoria para: Val5Sg ♥️.)

Lea Thompson
—Lea, despierta, —alguien tratando de despertarme comenzó a sacudirme.

—Lea, —escuché una segunda voz, no lograba reconocer de quién era.

—No creo que despierte ahorita, —habló una tercera voz.

—Por qué dejaste que bebiera tanto, —comentó alguien sumamente furioso.

—Cuándo la encontré ya estaba así, yo no supe cuánto bebió si se desapareció casi toda la fiesta.—alzó la voz una de esas persona.

Comencé a despertar de a poco gracias a que las voces presentes robaron mi sueño.

—Lea, despertaste, —reconocí la voz, era Weston. —Gracias a Dios, —comentó algo aliviado.

—¿Que pasó?, —hablé soñolienta. Visualicé a las otras dos personas y me sorprendí al ver a Gerard y a Daustin también.

—Pasa que te pusiste muy borracha anoche y pensamos que estabas muerta. —dijo Gerard algo serio.

Moví mi boca y pasé saliva, me percaté de que tenía un extraño sabor, mi boca sabía demasiado a algún líquido amargo y un poco dulce. Mi estómago se contrajo gracias al sabor que traía y me levanté rápidamente en busca de un baño en dónde pudiera vomitar.

—Ay no, —dije y corrieron los tres hermanos detrás de mí.

Corrí hasta el baño que estaba saliendo de la habitación que me habían prestado y entré tambaleándome un poco. Al visualizar el retrete no dude en devolver todo lo malo que traía dentro.

—Sostenle el cabello, —dijo Daustin un poco preocupado. Alguien sostuvo mi cabello pero no me dí cuenta de quién se trataba porque yo estaba concentrada en lo mío.

—Iré a buscarle alguna bebida que le ayude a recuperar todas las energías que perdió, —dijo Wes. —Cuídala por favor, —sentenció.

—Bien, tranquilo, lo haré, —esta vez habló Gerard y pude darme cuenta que el sostenía mi cabello.

—Daustin, ¿podrías buscar en las medicinas de mamá alguna pastilla para calmar dolores de cabeza?, —habló nuevamente Weston.

—Sí, ya vuelvo, —contestó Daustin.

Dicho esto, escuché unos pasos alejarse y supuse que se fueron los dos hermanos. Terminé de vomitar, jalé la cadena y ví como el agua se llevaba mis líquidos, era un tono negro, tal vez hasta vomité al diablo.

Me senté en el suelo mientras me estabilizaba. Recordé que estaba conmigo Gerard y mi vergüenza subió a tope.

—Lo siento, —dije apenada poniendo unos mechones de cabello detrás de mis orejas.

—No deberías de disculparte, a todos nos pasa alguna vez, —me regaló una sonrisa tranquilizada.

—Gracias, —lo miré y esos ojos azules volvieron a provocar cosquilleos en mi estómago, en el buen sentido.

—¿Gracias por qué?, —enarcó una ceja.

—Por cuidar de mí. —miré mis manos que se movían nerviosas.

—Siempre lo haré Cher, de eso no tengas duda, —seguía mirándome.

—Entonces, ¿No estás molesto?, —lo miré.

—Para nada Cher, —tomó mi mano y le dió un apretón enviando corrientes eléctricas por todo mi cuerpo.

¿Ven lo que provoca con tan solo tocarme la mano?, no quiero imaginar que pasará si algún día me llega a besar.

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