AFRAID.

Parte II- L.F.D.L.F

(L.F.D.L.F: La Fiesta De La Fraternidad, pt.2).

Lea Thompson
Llegamos a la fiesta de la fraternidad y Weston aparcó el coche en dónde pudo, debido a que habían demasiados autos con estudiantes de la universidad. Algunos rostros se me hacían conocidos y otros totalmente desconocidos. No se de dónde salieron tantos, supongo que también habían personas que no iban en nuestra universidad.

Entramos como pudimos a la casa tratando de localizar a nuestro grupito de amigos diciendo un «Con permiso» a todo aquel que se nos atravesaba. Después de unos minutos pudimos localizar a todos, y los saludé de uno por uno.

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La fiesta estaba siendo todo un éxito, la verdad es que me la estaba pasando de lo mejor sin contar que aún no había probado ni una sola gota de alcohol. En estos momentos pensaba en que sí se puede divertir sin alcohol, ¿no?.

—Ahí está, —me habló Weston.

Tarde unos minutos en reaccionar porque no sabía de quién hablaba. Caí en cuenta de que se trataba de la chica que le gustaba, porque al verla le brillaban los ojos. Era una chica un poco más baja que él, curvilínea a comparación de mis anchas caderas, era castaña con un toque de inocencia, parecía buena chica. Era realmente hermosa.

Sonreí volviendo mi vista a Weston. —Ve a por ella.

Le hice señas y tímidamente se fue acercando a ella no sin antes darme una sonrisa de agradecimiento. Yo solo sonreía muy feliz, era feliz viendo a mi mejor amigo feliz.

—!Toma uno Lea!, —dijo Giselle llamando mi atención y me pasó un vasito con un líquido rosa.

—1...2....— comenzó a contar Talía cuándo teníamos todos un vasito—. 3.

Pensé un poco en beberlo o no, pero todos terminamos bebiendo el líquido rosa. Quemaba un poco pero era agradable el sabor.

—¡A disfrutar la fiesta!—gritó emocionado Krist.

Yo solo sonreía y hacía un intento de bailar al ritmo de la música. De fondo sonaba How deep is your love-Calvin Harris, amaba demasiado esa canción, los ritmos, la voz de la chica cantando, toda esa canción era realmente una joya. Empecé a bailar al ritmo de la música sin importar si me veían o no. El calor comenzó a hacer presencia debido a que habían muchas personas y yo estaba bailando. Me sentía cómoda haciendo esto.

Al terminar la canción, siguieron más y más. Le dije a Giselle que iría por algo de beber ya que tenía mucha sed. Me fuí en dirección a la cocina de la gigantesca casa empujando un poco a las personas. Al llegar habían varios chicos y chicas, conocía a algunos de ellos y lo que hacían era saludarme y decirme lo bien que me veía. Yo solo sonreía.

—Así que eres Lea Thompson,— una voz masculina me hizo sobresaltar.

—¿Nos conocemos?, —lo miré y después seguí viendo que bebería.

—Estamos los dos en la misma universidad, es mi último año, —sus ojos verdes se clavaron en mí.

—¿Y cómo es que nunca te he visto?, —lo examiné.