El plazo termina

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La tensión era incomoda, ambas mujeres mantenían la mirada fija en la otra. No sabia que hacer...

—Sera mejor que hagas tu trabajo como es debido— presiono con dureza mientras se retiraba del lugar —Kirishima, informa la situación al jarl—

El pelirojo asintió de rodillas para luego ver con preocupación a la zabache. No sabia lo que estaba pasando! Ella era importante, ya sea si hablaran de posición o de afecto, podia ver el aprecio que los demás le tenian a la rubia ceniza, entonces, por qué?

—Mitsuki-sama!— gritó con nervios y torpeza ganando la atención de todos.

En serio, aveces podia ser imprudente

Podía ver a Kirishima listo para ir a su lado, los demás se encontraban nerviosos o más tensos que antes, miró con preocupación a la rubia ceniza quien seguía esperando lo que fuera a decir. Sabia que se había puesto en una situación complicada, no debia de llamar la atención o causar algún problema. No en sus circunstancias pero... a pesar de todo, no podia hacer la vista a un lado. Aquella mujer en serio era el vivo retrato del jarl.

No lo pudo evitar, era un mal hábito que tenia

—...son idénticos— comentó sin querer notando como aquello habia perturbado por un segundo a aquella rubia ceniza.

Las personas alrededor de ellos se congelaron al oír aquel comentario, miraron, expectantes como reaccionaría la rubia ceniza y aunque nadie lo habia notado, para aquellos ojos verdes fue claro y efímero lo que miró en la mirada femina.

Culpa y melancolía

Aprecio el llanto silencioso de aquella mujer por un segundo y entendió que aquel par de rubios cenizos, no estaban en buenos términos.

—Cómo te llamas?— preguntó con mirada severa acercándose nuevamente.

—...Izuku... Midoriya Izuku—

La mujer le miró minuciosamente, inspeccionando cada detalle de él, reconociendo, hasta ese momento que ese joven no era de esas tierras. Sonrió levemente al comprender la situación de aquel peliverde.

—Izuku— murmuró con gracia.

Ante la atenta mirada de todos, el peliverde reacciono, dándose valor para poder hablar nuevamente.

—Mitsuki-sama— llamó nuevamente alertando a todos —Por favor, déjeme agradecerle por ayudarme. La cabaña que me asignaron esta al final del pueblo... si es posible...—

La mujer le sonrió levemente entendiendo lo que ese peliverde quería. Colocó su mano sobre el hombro del menor para asentir y animarlo a guiarla hasta el lugar. Ante la atenta mirada de todos, aquel peliverde se marcho junto a la rubia ceniza.

—Ha pasado mucho... desde que se le vio así— aseguró un hombre entre la multitud.

—...si tan solo las cosas... ellos no merecen estar en esas condiciones— reprochó una mujer observando a la rubia ceniza a lo lejos.

El pelirojo seguía observando a aquel par hasta perderlos de vista. Escuchaba los comentarios asombrados del pueblo, hasta él estaba sorprendido! Eran pocas, muy pocas las ocasiones en las que se le miraba a la rubia ceniza por el pueblo.

—...tal vez— murmuró un niño entre la multitud aun presente —Tal vez él pueda ayudar—

Las personas observaron al pequeño el cual mantenían esperanza en sus pequeñas facciones. Más de alguno pensó que aquello era una estupidez, que ese peliverde no era nadie, que no seria capaz de hacer nada por su jarl y aquella rubia ceniza pero... a pesar de todo, a pesar de todo eso y de muchas más razones...

El lugar en donde terminéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora