Capítulo 4.

303 26 12
                                    

—No puedo creer que estén haciendo esto.. —murmuró la araña mientras su teléfono era sostenido cerca de su cara por Vaggie ya que él se encontraba amarrado a una silla con un par de tentáculos que Alastor había invocado en un chasquido.

—Vamos Angel, será rápido —animó la rubia.

El celular comenzó a timbrar, dando a indicar que ya estaba llamando. 

—No tienen idea de cuánto los odio —se volvió a quejar, esta vez siendo ligeramente apretado por los tentáculos que lo apresaban.

Miró mal a Alastor.

La llamada fue tomada al cabo de un par de tonos.

¿Hola? —preguntó la voz de una chica del otro lado de la línea, con algo de ruido de fondo.

Las dos demonios miraron al actor, rogando con la mirada que contestara. Él suspiró resignado y, después de ofrecerle una mirada de "muéranse todos", contestó.

—Hola Molls —trató que su voz sonara normal para evitar dar a conocer a su hermana la molestia que sentía con sus supuestos "amigos".

¡Angel! Qué maravilla volver a escucharte, ¡Tiene casi un lustro que no me llamas! Ni siquiera aquí en el infierno se te quita esa mala costumbre.

El de pelaje esponjoso rodó ligeramente los ojos, con algo de diversión por las palabras de la de orbes rosados.

—Sí, sí, lo que digas. Quería pedirte algo; tengo unos.. amigos —comenzó a hablar para explicar su petición, formulando la palabra amigos con cierto recelo, mirándolos de la misma forma—, que les gustaría conocerte. ¿Crees que podrías venir?

¡Claro que sí! Cualquier cosa por mi pequeño hermano —chilló Molly con emoción.

—Molly, tenemos la misma edad.

Pero yo nací antes hermanito —se burló la mujer— ¡Tú envíame la dirección y estaremos ahí!

—Hablando de eso.. ¿Podrías venir solo tú? No le digas a Niss ni a papá por favor.

Oh bueno, si no quieres pues ni modo. En fin, dime dónde y yo estaré ahí mañana por la mañana.

—Ven a Hazbin Hotel —terminó por decir el blanqui-rosa después de un pequeño silencio en la línea.

¿El hotel que abrieron para redimir demonios? Angie, ¿Tú realmente..?

—Ya, ya, cállate mejor —interrumpió el actor, evitándole terminar la pregunta—. Nos vemos mañana.

Hasta mañana, Angel. 

La llamada terminó con aquella pequeña despedida.

—Ya hice lo que querían, ahora suéltenme y denme mi maldito celular —exigió la araña con un tono ciertamente molesto.

Alastor dirigió su mirada a Charlie, la cual asintió con la cabeza. 

Chasqueó los dedos y los tentáculos que mantenían preso al de pelaje esponjoso desaparecieron.

Vaggie le entregó su celular y el blanqui-rosa se perdió por los pasillos rumbo a su habitación.

◐●◑▽ ◐●◑▽ ◐●◑▽ ◐●◑▽ ◐●◑

—No creí que le molestara tanto.. —murmuró la princesa un par de horas después. Horas en las que Angel no les había dirigido la palabra ni salido de su habitación.

—Déjalo que haga berrinche Charlie, en algún momento tendrá que salir —razonó Vaggie.

—Déjame dudarlo cariño —habló esta vez el pelirrojo, ganándose un par de miradas confundidas—. Así como se ha pasado una semana sin pisar el hotel, no creo que quedarse encerrado en su habitación sea un reto complicado para él.

Las dos demonios se quedaron en silencio, donde sólo podía oírse el viento chocando contra el edificio y algún que otro paso de Nifty en el piso de arriba.

—Sólo queremos ayudarlo, ¿Acaso estamos mal? —rompió el silencio la rubia.

—Claro que no Charlie —empezó a hablar Vaggie—. Es un idiota por no aceptar nuestra ayuda.

—No hemos considerado algo, estimadas compañeras.

La mirada de la polilla y la princesa se dirigieron al demonio radio. Él miraba por la gran ventana del despacho del hotel, pasando su vista por los diminutos demonios que pasaban por las calles de ciudad pentagrama. 

 —¿Qué cosa, Al? —preguntó Charlie.

El venado le había permitido a ella como a la de un solo ojo aquel diminutivo de su nombre después de verse en la, vergonzosa a su parecer, necesidad de sincerarse con ellas, buscando un poco de ayuda en cierto tema. Había sido denigrante.

—Cabe la pequeña posibilidad de que otra cosa sea la responsable de negarse a aceptar ayuda para mejorar.

—¿Otra cosa? —preguntó Vaggie esta vez. Alastor asintió— ¿Cómo qué?

—No lo sé querida. No soy adivino después de todo.. Pero, podría tratarse de algo fuera de los muros de esta construcción, algún problema personal, o algo así.

—Y en ese caso, ¿Qué hacemos? —cuestionó la princesa.

—No podemos hacer nada, Charlie —respondió el pelirrojo—. No podemos hacer nada si él no habla para pedir ayuda; si se niega a ver la luz, no podemos evitar que pierda en las sombras.

—Pero ese no es el objetivo del hotel. Lo abrimos para ayudar a las personas a ser mejores, no para dejarles de lado después de que ellos accedieron a quedarse aquí. 

—Charlie, Alastor tiene razón —pronunció la demonio polilla—. Si insistimos de más, puede que terminemos en malos términos con Angel.

—Si lo que quieren es que deje el tema tal cual, no voy a hacerlo. Él me preocupa —defendió su postura la rubia, frunciendo ligeramente el ceño.

—No digo que a nosotros no, pero es complicado. 

—Esperemos a que llegue la chica. Tal vez las cosas sean más fáciles con ella — sentenció el demonio radio. 


˜"*°• 𝔼𝕝 ℙ𝕣𝕖𝕔𝕚𝕠 𝔻𝕖 𝕃𝕒 𝔽𝕒𝕞𝕒... •°*"˜ //RadioDust//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora