Capítulo 11.

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Una enorme discusión se soltó en medio de aquella sala que segundos atrás había sido invadida por explosiones y demás.

El demonio de la radio se limitó a mirar la escena, pero más que nada a analizar comportamientos individuales y de grupo.

La mayoría querían proseguir con lo que habían ido a hacer, también notaba que la preocupación de Charlie comenzaba a hacerse presente.

Sus intenciones eran buenas, pero tal vez la manera no era la mejor.

Y del otro lado, podía ver la evidente molestia de la polilla, pero más que nada le veía confiado porque la araña no dejaría que le asesinarán.

O al menos no mientras él tuviera el contrato.

Una brillante idea le llegó de repente. 

Claro, Angel no quería deshacerse de él porque estaba condenado a ser su pertenencia y, si Valentino moría, él estaría jodido. Más que ahora.

Usó su sombra para llegar a un lado del dueño de los estudios porno, poniéndose a su costado y mirando a la misma dirección que él.

—Un gran trato con tu contacto, ¿No es cierto? —preguntó el venado y provocó que el más alto lo viera de reojo, comprendiendo de lo que hablaba al tener su vista fijada en el objeto que había provocado aquella batalla.

—¿Y qué si lo fue?

—No se encuentran cosas así muy seguido aquí abajo, eso debes saberlo muy bien.

—¿Qué quieres? —cuestionó el de lentes en forma de corazón.

—Nada muy importante, pensaba que tal vez podríamos hacer un pequeño trato —incitó sin mirar del todo al contrario, acomodando las mangas de su saco.

—¿Ah sí? ¿Y qué podrías tener tú que yo quisiera?  

Alastor se encogió de hombros, dirigiendo esta vez su mirada a Valentino.

—Diría que con evitar que tu estudio fuera destruido y que te quedarás sin trabajadores sería suficiente —soltó y provocó un gesto de molestia en la polilla— ¿Qué pensarían de ti tus clientes si se enterasen que fuiste saqueado por un trío de imps? 

—Ve al grano demonio radio, ¿Qué es lo que quieres? 

—¿Yo? Oh.. —el venado soltó una pequeña risa—. Lo quiero a él.

El dueño del estudio arqueó una ceja y bajó levemente sus lentes, mirando al contrario fijamente.

—¿Por qué querrías tú a una perra como Angel Dust? 

El pelirrojo no dijo nada ante la manera de referirse a la araña y simplemente prosiguió.

—Cada quién tiene sus negocios —simplificó el de orbes carmín—. Y para la desgracia de ambos, él es perfecto para ambos trabajos.

—Hum.. Tal vez tengas razón, pero no haré un trato contigo, y menos recibiendo tan poco a cambio de mucho.

—Bueno.. Entonces supongo te sentarás a ver como tu monopolio se viene abajo —dijo el venado para después darse la vuelta—. Ah, y podría ser que después de esto, ni tú ni yo ganemos.

—Qué quieres decir con eso.

El demonio radio se giró a verlo por sobre su hombro.

—A que podría ser que Angel muera.

Retomó su caminar hacía donde había estado antes de acercarse a tratar de persuadir a la polilla.

No necesitaba que cerrara un trato con él, con simplemente poder acercarse podría llevar a cabo su plan.

Lo único que necesitaba era arrebatarle los viejos pedazos de papel en donde se había firmado el contrato hace años.

Para su suerte, conocía a la perfección los símbolos que la mujer había usado y los que él debería encargarse de cambiar.

"—El contrato no puede ser roto bajo ninguna circunstancia." 

Fue lo que ella especificó. Él lo sabía debido a que, después de un día normal en su vida, se hubiera topado con el rubio en vida, y hubieran terminado conversando sobre muchas cosas, terminando en ese tema al notar la extraña marca en la mano del oji-azul.

Estaría siguiendo las normas que aquella práctica tenía ya que no rompería el trato, simplemente cambiaría a quién se le concedió el alma.

Un simple intercambio que ayudaría en muchas cosas, tanto en dejar libre de ese trabajo al actor, como para dejar en claro a quién pertenecería ahora; pero no de manera objetiva, sino en sentimental.

El grupo con el que había ido seguían discutiendo e incluso amenazaban con dispararse mutuamente con tal de avanzar en el objetivo que cada uno perseguía.

Su sombra se deslizó por el suelo, silenciosa como un cazador asechando a su presa y llegó hasta donde la polilla, aprovechándose de la distracción mental que Alastor había creado para escabullirse por las escaleras hasta donde Valentino guardaba sus ganancias, pero robando las hojas maltratadas por el tiempo.

Las llevó hasta donde estaba su dueño y las dejó en el suelo, a su lado.

Alastor miró hacía abajo y pudo notar que su sombra ya había cumplido su cometido.

Chasqueó los dedos y silenció la disputa que se llevaba a cabo del otro lado de la sala. Se encargó de inmovilizar a los presentes, incluidas Charlie y Vaggie.

—Veamos.. —murmuró y su sombra se encargó de acercarle una silla, se sentó en ella y con una pequeña pluma especial se puso a leer tranquilamente lo que la mujer había escrito.

—¡¿Qué demonios, de dónde sacaste eso?! —interrogó molesto el dueño del estudio al identificar de qué se trataba.

—Parece que a pesar de llevar tiempo en el infierno aún eres ingenuo, ¿Nunca te enseñaste a no confiar en otro demonio? —se burló el pelirrojo ensanchando su sonrisa.

Mientras Valentino se encolerizaba, la araña no entendía del todo lo que sucedía, hasta que pudo ver qué era lo que Alastor tenía en manos.

Tarareaba una canción que había escuchado en alguna calle por las que pasaba al tiempo que escribía.

Terminó de escribir las nuevas especificaciones que se llevarían a cabo con el cambio de propietario.

Se levantó de la silla que la penumbra le había acercado. Caminó hasta la posición de Angel y con un leve gesto pidió permiso para tomar la mano del contrario y él asintió. Por un momento fueron sólo ellos dos, sin importar las miradas del resto, algunas que miraban con enojo y otros con un poco de ternura.

Pinchó ligeramente el dedo del de pelaje esponjoso.

—¿Qué es lo que harás, sonrisas? —preguntó en un murmuro que solo el pelirrojo pudo escuchar.

—No te preocupes por eso querido, todo estará bien ahora.

—¿Lo prometes?

—Te lo prometo.

Colocó nuevamente la gota de sangre en el papel, terminando con el martirio que el italiano había acarreado durante varios años. 













































































































˜"*°• 𝔼𝕝 ℙ𝕣𝕖𝕔𝕚𝕠 𝔻𝕖 𝕃𝕒 𝔽𝕒𝕞𝕒... •°*"˜ //RadioDust//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora