Capítulo 13.

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N/A: Ah, en el vídeo pongan los subtítulos.

Una tarde lluviosa era la que se presentaba ese día. 

Charlie y Vaggie habían salido a ver alguna cosa y, por el clima, seguramente se quedarían en algún lugar por ahí.

Eso significaba que tenían el hotel solo. O bueno, casi solo ya que Niffty y Husk seguían ahí, pero cada uno en sus propios asuntos.

No interrumpiría la suave melodía que había seguido desde un pasillo hasta una sala del hotel a la que casi no había entrado, topándose con que el autor de dicho sonido era su querido venado.

Al parecer aún no había percibido su presencia ya que se mantenía absorto en las notas que sus dedos tocaban.

Se recargó en el marco de la puerta, mirando en silencio el recorrido de sus dedos sobre las teclas. Debía admitir que le gustaba.

No parecía seguir un ritmo como tal, simplemente iba improvisando sobre la marcha. 

Cuando terminó de tocar decidió que era un buen momento para acercarse a él. Se separó del marco y encaminó sus pasos hasta el banco en el que el demonio radio estaba sentado y, sin siquiera preguntar, lo tomó de los hombros, sobresaltándolo ligeramente.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí, Angel?

—Lo suficiente —rio recargando su cabeza en la del contrario, pero terminó por enderezarse para acariciar su cabello—, tocas muy bien.

—Tenía mucho que no lo hacía —suspiró el pelirrojo recargando su cabeza en el pecho esponjoso de la araña, le encantaba la sensación de tranquilidad que le producía.

—¿Quieres bailar?

La pregunta de Angel lo tomó desprevenido, haciendo que inclinara un poco su cabeza para verlo a los ojos.

—¿Yo? —preguntó un poco descolocado.

—Sí, tú. No hay nadie más aquí, Al —rio levemente.

—Ah, está bien querido.

Se levantó de su taburete para dejar el control del piano a su sombra, la cual se encargó de llevar un ritmo delicado, siendo éste agradable al oído y siendo lento, pero lo suficientemente rápido para bailar.

Ambos caminaron hasta el centro de la pista, donde Alastor realizó una reverencia a su amado, pidiendo su mano para iniciar el baile.

El italiano no dudó en dársela, dejándolo llevar el control. Su mano libre se posó en el hombro izquierdo del de orbes carmín mientras que él lo tomó suavemente de la espalda media, atrayéndolo a sí.

No esperaba escuchar la voz del venado acompañando la melodía del piano comenzando a cantar en inglés, el cual era su idioma natal.

Sonrió de lado siendo guiado por el pelirrojo y dando una vuelta juntos siguiendo el improvisado ritmo de danza.

—Oh Alastor~

Una mano en forma de sombra que colocó su dedo índice sobre su boca fue la encargada de hacerle callar y apartarle un poco ante la cercanía que había tomado con el demonio de la radio.

Después de aquello y de que su ceño se frunciera levemente, sus dos manos fueron capturadas por las contrarias y, aunque terminó acercándose nuevamente, el venado le hizo girar únicamente a él, siendo atrapado por el brazo derecho del pelirrojo, continuando dando una vuelta los dos.

Sus posiciones se reacomodaron, dejando que las manos del de orbes carmín se deslizaran curiosas por su cintura, haciendo un pequeño paso en cuadro.

Pudo sentir la respiración de su pareja rozar con la suya, estando a escasos centímetros de juntar sus labios, pero terminó siendo inclinado súbitamente hacía atrás sin aviso alguno aunque contando con el agarre del contrario en su cuerpo.

Una vez le volvió a alzar, la mano del demonio radio se posó en su mejilla para acariciarla y se dio el lujo de cerrar momentáneamente los ojos.

Un paso volvió a separarlos, pero uniéndolos casi inmediatamente en un giro que únicamente Angel protagonizó.

Alastor lo tomó de nuevo de la cintura aunque tomando también una de sus piernas para tener mejor soporte en una vuelta que realizó levantando al italiano por unos segundos del suelo, terminando ambos bien pegaditos.

Se separó de él para hincarse a unos metros de donde le había dejado para cantar con un poco más de sentimiento lo que proseguía, mirando directamente a esos ojos con esclerótica desigual.

Vio la sonrisa de su pareja crecer al tiempo que se llevaba una de sus manos cerca de la boca para cubrir un leve tosido, como si buscase recuperar la voz.

Su mano volvió a ser tomada, acercándolo de forma algo brusca al venado de nuevo. 

Un par de giros fue lo que siguió el baile, cambiándoles las posiciones de vez en cuando conforme avanzaban, recorriendo aquella pista.

El sonido del violín había comenzado a acompañar al piano desde hacía un par de acordes, siendo más notable en ese instante de la melodía que cambiaba constantemente.

A su parecer, el giro que la canción había dado era bastante extraño. 

En medio de una vuelta se había quedado prendado de esos ojos que simulaban ser agujas indicadoras de frecuencia en una radio antigua.

Un parpadeó algo largo fue suficiente para hacerlo regresar a la normalidad mientras el venado seguía el baile.

No pudo evitar la mirada de confusión que se plasmó en su rostro en cuanto el pelirrojo le soltó un poco, entonando lo que parecía ser el final de la canción.

Por algunos segundos le pareció que a quien veía no era su demonio radio, sino otra persona que no identificó al inicio, pero que dedujo se trataba de su amado en vida.

A su vista volvió el Alastor que conocía, el que amaba.

Se acercó y juntó sus frentes, escuchando la voz de su pareja aún cantando.

Ti amo —susurró en su lengua natal, siendo escuchado únicamente por su amor.

Moi aussi je t'aime [Yo también te amo.]

Un beso cálido y de cariño cerró el baile que los dos tanto habían disfrutado.

˜"*°• 𝔼𝕝 ℙ𝕣𝕖𝕔𝕚𝕠 𝔻𝕖 𝕃𝕒 𝔽𝕒𝕞𝕒... •°*"˜ //RadioDust//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora