Capítulo 14.

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Después de varios meses en los que florecieron los capullos y también un amor inesperado explotó dentro de las paredes de ese hotel, todo estaba en calma al fin.

Nada podría arruinar el hermoso ambiente en el hotel, siendo este cálido y agradable.

De a poco incluso más demonios llegaban con la intención de redimirse.

Una tarde el pánico comenzó a extenderse por todo el infierno al comenzar el descenso de aquellos ángeles encargados de la purga anual, pero, ésta aún no llegaba. Faltaban varios meses para que llegara el día.

¿Qué hacían ahí entonces? 

Los demonios de todo tipo buscaron refugio en donde sea que pudiesen entrar en ese momento, sin importarles el tipo de lugar que fuese, estaban asustados y eso nadie podía negarlo.

Para desgracia de nuestra pareja principal, esta vez estaban separados por algunos círculos infernales. Ambos habían quedado en verse con una de sus amigas, siendo la de Alastor Rosie y la de Angel era Velvet.

En las calles únicamente se veían a esos ángeles, que parecían buscar algo en el podrido mundo de abajo. Llevaban sus lanzas en alto para que ninguna desdichada criatura se les acercase. Si tan sólo supieran el terror que provocaban en ellos.

Buscaban con recelo y no les importaba entrar en las construcciones, pero aún no podían encontrar su objetivo, después de todo, ellos sólo seguían órdenes de aquél ser superior y creador de todos.

Angel mantenía a la demonio muñeca detrás de él en un intento por protegerla en caso de que fuera necesario, pese a que contaba con un par de sus armas, sabía que no le harían nada a esos seres angelicales. Sólo le quedaba rogar que no los encontraran, porque si lo hacían, estarían más que muertos.

Estaban en silencio, las luces apagadas y miraban la sombra de sus enormes alas pasar por sobre el edificio en el que se encontraban. La chica se sujetó de él, aunque era valiente, ella estaba asustada.

Velvet se asomó por un lado del actor, pudiendo ver cómo esas cosas volaban cerca. Temía, temía por todos aquellos que conocía y que podrían morir ese día. 

Una de las ventanas del edificio fue atravesada estrepitosamente y pronto esos ángeles estuvieron frente a ellos, con sus horribles máscaras, sonrisas retorcidas y ese aro de luz que se coronaba sobre un par de cuernos doblados.

 Se aferró más al demonio que pretendía protegerla, podía sentirlo temblar ligeramente.

De entre los exterminadores, se dejó ver uno que, casi todos los pecadores, conocían, ya fuera por fotos, relatos, o incluso por haberlo visto en persona. Cualquier ser humano, fuera vivo o muerto, temía a ese ángel, que no era nada más y nada menos que Azrael; el ángel de la muerte. Sonrió antes de hablar.

—Saludos, pecadores. Recomiendo se entreguen de manera pacífica si no quieren que alguien salga herido.

Al no recibir respuesta, clavó su guadaña en el suelo y éste se resquebrajó, llegando a los pies del par de demonios, obligándolos a echarse levemente hacia atrás, pero dejándolos sin escapatoria al chocar con una pared.

—Quédate detrás, Velvet —siseó el de pelaje esponjoso tratando de que su voz se escuchara lo más firme posible pese a que moría de nervios y miedo. 

El ángel sonrió con superioridad al ver el completo terror que infundía ahí abajo y comenzó a caminar para llegar hasta ellos. Odiaba tener que hacer ese tipo de cosas, tener que salvar a una alma.. Pútrida. Pero, ordenes eran ordenes y, ahí, no podía hacer nada.

Sin importarle mucho ser cuidadoso o no, jaló a la araña para separarlo de la muñeca y, aunque obtuvo resistencia del par de demonios, cedieron rápidamente en cuanto un par de sus subordinados intervinieron.

—¡Angel! —chilló la niña en cuanto ese seres les separaron, temía por su amigo. Trató de ayudarlo, pero el resto de exterminadores se lo impedían, apuntándola con sus lanzas angelicales.

—Q-quédate ahí —jadeó al estar siendo levantando del suelo por el pálido al ver los inútiles intentos de su compañera.

—Muy bien —murmuró Azrael—. Ya saben qué hacer.

Dejó que los exterminadores fueran quiénes llevarán al demonio y sacudió sus manos, como si quisiera limpiarlas del simple hecho de haberlo tocado. Extendió sus grandes alas negras y emprendió el vuelo para salir de ese deplorable agujero, seguido por los exterminadores.

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Velvet corría tan rápido como podía, buscando esquivar a los curiosos que estaban en las calles, hablando del inesperado descenso de esos ángeles para poder llegar al hotel en el que, sabía, el blanqui-rosa había establecido su residencia.

Casi cayó al suelo al atorarse con una roca, pero siguió corriendo al ya casi llegar a su destino; podía ver a varios demonios fuera, mirando al cielo y, tal vez, discutiendo sobre lo sucedido.

—¡Permiso, tengo que entrar! —chilló ella al ver que no le dejaban pasar o que simplemente no le prestaban atención a sus intentos por entrar. Después de un par de chillidos más le abrieron paso y la dejaron pasar al hotel— ¡Charlie, ¿Dónde estás?!

A lo lejos, pudo ubicar a la rubia, discutiendo algo con su pareja y algunos huéspedes.

—¡Charlie! —llamó su atención, estaba agitada y nerviosa.

—¿Velvet? —preguntó acercándose a ella—, ¿Qué sucede?

La muñeca tuvo que tomarse unos segundos para recuperar el aliento, haciéndole un gesto a la Magne de que esperara.

—Se llevaron a Angel —soltó en cuanto pudo hablar con claridad.

—¿Qué? —se metió en la plática Vaggie al escuchar aquello—, ¿Quién?

—Los exterminadores.

Su relato rápidamente no tardó en salir del hotel para correrse por todas las calles del infierno, diciendo que aquel actor había sido arrastrado fuera, pero sin conocer aún el propósito de ésto o su destino.

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No tardó en llegar la noticia hasta las calles donde se encontraban. 

Rosie insistió en que no eran más que rumores y que no debían escucharlos, mínimamente no hasta poder comprobar su veracidad. Se dirigieron al hotel, a paso apresurado y con la incertidumbre sobre ellos.

Al llegar, pudieron notar la cantidad de demonios que habían fuera, conversando y unos que otros buscando entrar. Algunos murmullos se dejaban escuchar, siendo el tema principal de éstos el repentino aparecimiento de los ángeles.

Incluso la cadena televisiva de News 666 estaba ahí, con el fin de querer una entrevista con la muñeca que había hecho que los murmullos poblaran el infierno.

Alastor y Rosie se abrieron paso hasta la entrada, donde, después de quitar a varios entrometidos, lograron por fin llegar al corazón del origen de los rumores. 

Velvet se encontraba en un sillón al centro del recibidor, siendo rodeada principalmente por Charlie y Vaggie, que seguían haciendo preguntas sobre lo sucedido y formulando teorías de por qué algo así pasaría.

Cuando las chicas notaron la presencia del venado, no pudieron evitar sentir un terrible nudo en la garganta.

—¿Dónde está Angel?

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⏰ Última actualización: Oct 09 ⏰

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