Encuentro

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¿Qué es lo que veo? ¿Acaso mis ojos me engañan? Es la una de la mañana, la oscuridad me abraza y las sombras que producen los faros quizás me quieren confundir.

¿Qué es lo que veo? ¿Acaso estoy muerto? Sería tan extraño pensar, que me he quedado dormido, y sin despertar, he viajado a un lugar astral, donde lo paranormal se vuelve común.

Si tuviese que describir lo que veo, intentaría resumirlo con una palabra que signifique hermoso y aterrador al mismo tiempo, y si tuviese que explicarlo ampliamente, contaría lo siguiente.

He salido de mi trabajo, el ser el más joven me obliga a ser el último en partir; como de costumbre, he perdido mi bus, y me veo obligado a caminar con nada más que mis pensamientos.

Cual normal era mi vida antes de lo que he visto, una sombra o una luz, un ángel o un monstruo, sea lo que sea, me observa desde las sombras.

Con un cuerpo elevado a unos centímetros del suelo, no logro distinguir nada más que dos grandes ojos rojos mirándome con atención atreves de las vendas que cubren parte de su rostro.

-Es un fantasma. -Tartamudeé.

Mi corazón comienza a latir con rapidez, puedo escuchar el sonido de los latidos constantes en mis oídos, tan fuertes son, que podría jurar que los logro sentir incluso en la planta de mis pies.

¿Qué es lo que veo? ¿Acaso es mi propio cerebro creando imágenes a partir de mi terror? Si es así, no quiero sucumbir a su burla, prefiero que alguien corte mi garganta y me libere de mí mismo.

¿Qué es lo que veo? ¿Acaso me he vuelto loco? Pero si ese es el hecho, no lo sabría, preguntarme si he perdido la cordura, es igual de difícil a preguntármelo un mes o un año antes.

Mi cuerpo tembloroso no me permite huir, intento convencer mi débil mente que lo que miran mis ojos no es real, y de forma vaga fallo una y luego otra vez.

El cuerpo fantasmal comienza acercarse a mí, presenciar su claro movimiento aleja toda la realidad racional en la búsqueda de mis respuestas, ruego a los cielos que todo sea un sueño.

Una gota de sudor se forma en mi frente y cae hasta el suelo, en este momento, la extraña criatura me inspecciona de cerca, más no logro diferenciar su rostro. Hombre o mujer, eso es lo de menos, que por favor se aleje y me permita fingir que me siento más vivo que muerto.

De repente, el fantasma abre la boca. -Ma- Matthew... Matthew...

Si el miedo no ha eliminado por completo mis sentidos, y he escuchado de forma asertiva, la extraña criatura a dicho mi nombre, no he reconocido su voz, pero de alguna forma, mi alma se calienta en una sensación de familiaridad.

A las cinco de la mañana finalmente ha desaparecido, conozco la hora ya que el sol comienza a liberarme de su tormentosa presencia con los primeros rayos solares.

La siguiente noche lo he vuelto a ver, y las siguientes a esa también.

Cuando mi mente se acostumbra al miedo, y mi cuerpo me permite hablar, decido buscar respuestas.

Cada noche, a la una de la mañana vuelve aparecer, y cada noche le pregunto algo distinto.

La primera noche pregunté: -¿Quién eres?

-El fantasma de los ojos vendados. -Respondió, y su voz empezó a escucharse clara.

La segunda noche pregunté: -¿De dónde eres?

-Del hospital. -Respondió, y su cuerpo comenzó a tomar forma humana.

La tercera noche pregunté: ¿Por qué me esperas siempre, bloqueando mi salida?

-Porque te amo. -Respondió, y sus ojos sangraron.

La cuarta noche pregunté: ¿Cómo puedes amarme?

-Porque soy igual que tú. -Respondió, y su rostro se volvió nítido.

Esta noche he logrado descubrir su identidad, se trata del chico quien siempre está afuera de mi edificio. Cuando regreso del trabajo, lo encuentro con dos tazas de chocolate caliente entre sus manos, una la bebe con ánimo, la otra me la entrega con el mismo y único comentario entre un tono dulce y avergonzado "La noche es oscura, fría, aterradora y solitaria".

Estoy sorprendido, ¿Por qué un chico tan amable se encuentra en esta situación tan lamentable? Volví a mi hogar, en la mañana siguiente, pregunté a todos los vecinos entre gritos si alguien lo conoce, pero nadie parece prestar atención, me miran como a un loco, y tal vez si lo estoy un poco.

Un policía que pasaba por casualidad, me toma de los brazos tratando de calmarme, cuando relajo mi cuerpo, me dice que reconoce a quién busco. Me ha dado un periódico, abierto en una página especifica con el título "Intento de asesinato".

Hace casi una semana, un joven estaba sentado fuera de mi edificio, al parecer, fue atacado por un sujeto, quien deslizo una daga a lo largo de sus ojos.

El criminal huyó, cuando los oficiales de policía llegaron a la escena, solo se encontraba el cuerpo del joven y dos tazas de chocolate rotas.

Esta noche, la espera se siente eterna, el reloj avanza con extrema lentitud, hasta que, para mi confortable petición, el fantasma se vuelve a presenciar.

En medio de la quinta noche pregunté. -Jordán, ¿Cómo puedo salvarte?

-Encuéntrame. -Respondió, y con su dedo señaló al norte.

A diferencia de los encuentros anteriores, desaparece antes del amanecer, mi corazón se estremece, y el miedo me invade, no de una forma terrorífica, si no, como el sentir de una soledad insoportable.

¿Qué es lo que veo? ¿Acaso la palabra amor tiene un lado oscuro? Amar a alguien lejos de tu comprensión, es de los más extraordinario y estúpido.

¿Qué es lo que veo? ¿Acaso maniaco me describe bien? Puedo aceptarlo, si lo encuentro y lo salvo, me arrodillaré frente a él rogándole que acepte mi locura y se una a ella.

Corro hacia el norte, me guían mis emociones, aquello que creía ideal e importante no lo es ahora, ¿Cómo no pude comprender lo que he visto a lo largo de mi vida, y hoy me hace tanta falta?

El letrero con las palabras "Hospital" impresas en él llaman mi atención, a través de cientos de ventanas mi mirada queda fija en una, el pálido rostro de un chico se refleja al otro lado del cristal.

Entro como un ladrón, una extraña conexión me indica donde debo girar, que puerta debo abrir y qué camino seguir.

Cuando llego a su habitación, el chico parece apreciar la luna, o al menos eso creo, antes de que se gire y logre notar, que sus ojos han sido envueltos entre vendas de color blanco, manchadas con dos grandes círculos de sangre.

-Matthew... -Susurra, con su usual voz adorable y tímida.

-Jordán, te he encontrado... -Sonrío.

Jordan camina hasta una pequeña mesa con dos tazas humeantes, las sostiene con cuidado y como es común, me entrega una. -La noche es fría, oscura y aterradora, pero a partir de ahora no será solitaria.

La silueta oscura, con el brillante fondo de la luna, y el humo jugueteando con el aire me enamoran una vez más.

Me acerco a su rostro, acaricio sus manos, y beso sus labios. -También te amo.

Fin❤
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Algo diferente de lo que suelo escribir, espero que haya sido de su agrado.

El fantasma... [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora