Madelyn y Bella Swan vuelven a Forks para poder vivir con su padre. Una vez en su querido pueblo, Madelyn conoce al apuesto profesor Nathaniel Cullen, el cual no puede evitar posar su mirada en ella cada vez que su cruzan por los pasillos.
Aunqu...
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LA MAÑANA SIGUIENTE MADELYN se despertó sintiéndose horrible. Sentía como si tuviera fiebre. Se levantó e intentó controlar su respiración, con dolor de cabeza y el sonido de Bella tomando una ducha y su padre haciendo el desayuno la hacían querer estallar. ¿Por qué de repente escuchaba todos los pequeños sonidos? Casi podía escuchar a su padre balbucear sobre algo en la televisión.
Caminó fuera de su habitación y chocó contra Bella, quien estaba saliendo del baño. Quería golpearla en la cara, pero mordió el interior de su boca para no decir o hacer nada. No quería meterse en problemas con su padre y, si bien él sabía que Bella no siempre era amable e inocente como ella pretendía, él aún la amaba y no quería que nada le sucediera. Bella se veía como si quisiera gritarle pero, cuando unieron sus miradas, corrió hacia su habitación y cerró la puerta.
"Mads, ¿Estas bien?" Saliendo de sus pensamientos, Madelyn miró a su padre quien la observaba preocupado. No se había dado cuenta de que estaba temblando de rabia hasta que él habló con ella. Asintió con cautela.
"Okey. Iré a ver a Billy, ¿Necesitas un aventón?" Ella asintió otra vez y mantuvo su boca cerrada.
Ella sentía que si hablaba, iba a explotar. Pero, ¿Por qué despertó con aquella rabia dentro de ella? Ella usualmente era una chica feliz.
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Madelyn decidió no comer desayuno y volver a su habitación. Se puso algo de ropa y fue hacia el baño para prepararse. Cuando Charlie y su hija llegaron a la casa de Billy, Madelyn decidió caminar hacia la casa de Paul. Lugar donde se encontrarían con Jared. Ella necesitaba algo de espacio antes de hablar con sus amigos ya que se sentía como si fuera agresiva.
Tomó un atajo, caminando por el bosque, ya que era tranquilo a su alrededor y la serenidad causaba que se sintiera más relajada de lo que se había sentido aquella semana. De repente, la morocha fue tacleada contra un árbol. Un hombre rubio se encontraba parado unos metros alejados de ella y una pelirroja estaba sentada en una rama de árbol.
