𝗆 𝖺 𝖽 𝖾 𝗅 𝗒 𝗇

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〄

     MADELYN ESTABA EN LA sala de estar de la casa de su impronta la tarde siguiente. Ella había triunfado en convencer a su padre de dejarla dormir en la casa de los Cullens aunque tuviera escuela al día siguiente.

    Todos los vampiros estaban en la sala de estar, haciendo actividades diferentes. Carlisle y Esme hablaban con el otro, riendo como chicas de secundaria algunas veces, mientras que Rosalie pintaba las uñas de Madelyn. La chica Swan estaba sentada en el suelo entre las piernas de Nathaniel mientras él jugaba con su cabello, besando la parte trasera de su cabeza de vez en cuando. Jasper y Emmett jugaban un videojuego y Edward y Alice jugaban ajedrez. O lo intentaban.

    Luego de que ella devorara su comida, era tiempo de la cita nocturna de Madelyn y Nathaniel. El vampiro besó firmemente la sien de su compañera antes de guiarla hacia afuera. La mujer estaba silenciosa, perdida en sus pensamientos.

"¿En qué estás pensando, mon amour?" [Mi amor] Nathaniel susurró en su oído, atrayéndola más cerca a él por la curva de su cintura. Madelyn suspiró y se recostó en su amado.

"Estoy asustada" Ella susurró mirando al suelo. "Bella está cerca de descubrirlo. Estoy asustada de que tal vez algo malo ocurra" Ella alzó su cabeza cuando vio a Nathaniel había dejado de caminar. "¿Qué pasa si los Volturi saben que ella sabe? Te meterás en problemas. Y soy tu compañera, dijiste que Caius odia a los de mi clase" Ella divagó pero frenó cuando su impronta tomó su rostro.

"Shh, no te preocupes por los Volturi. Caius odia a los Hijos de la Luna, no a los cambiaformas. Aunque no creo que haga alguna diferencia en su mente. Pero no te preocupes, yo me encargaré" Él conectó sus sienes. "Y por Bella, ella decidió ser curiosa y Edward la dejó enterarse. Es su error y si algo malo pasa, ellos lidiarán con las consecuencias. Nada pasara entre nosotros, cariño. Lo prometo" El juró, cerrando el trato con un corto beso en sus labios. "Ahora, olvidémonos de ellos por esta noche"

    Ellos continuaron con su caminata por los bosques, solo para frenar cuando alcanzaron el lugar que Nathaniel había preparado.