Cuento 1

1.5K 126 19
                                    

Estoy solo, escondido en un edificio abandonado, tengo tanta pena.

Me escapé de casa, mis padres descubrieron que soy homosexual y se negaron rotundamente a aceptarlo.
Me tienen las salidas restringidas, sólo puedo ir y volver del colegio, como si esta solución cambiara lo que soy.

Me llamo Jeon Jungkook, tengo dieciséis años.

Hace un par de meses conocí un chico dos años mayor; ambos nos inscribimos  en un taller de baile, al conocerlo me llamo la atención inmediatamente,  pero debido a mí timidez me mantenía lo más lejos de él, por miedo a que se diera cuenta de que me gustaba.

El chico se llama Park Jimin, es más bajito que yo, de pelo rubio y ojos azules, muy delgado de piel blanca, labios abultados y manos pequeñas.
Yo creo que el notaba que lo evadía, y con eso logré el efecto contrario, en vez de mantenerlo alejado él me buscaba constantemente.

Más tarde me confesó que le divertía ver como me ponía nervioso cuando se acercaba y la forma infantil que tenía de escaparme.

Era la primera vez que me interesaba por un chico, y la verdad no sabía cómo manejar mis emociones, por un lado me encantaba el hormigueo que se producía cuando lo sentía cerca y por otro sentía vergüenza de que alguien se enterara.

Jimin era dulce y tierno con todos, pero conmigo era un poco diferente,  cada vez que tenía la ocasión les decía a todos lo lindo y tierno que me encontraba y que me había adoptado como su cachorro.

Éste tipo de cosas hacían que me ruborizara constantemente y que me escapara en cuanto lo veía acercarse.
Uno de los días me fui más temprano a la sala de prácticas, tenía que ensayar unos pasos que no me salían, practiqué frente al espejo una y otra vez,  pero seguía equivocándome.

La puerta de la sala se abrió y entró Jimin,  lo miré asustado y corrí a recoger mis cosas para irme.

-Por favor no te vayas- me dijo Jimin.

- Ya terminé- respondí evitando mirarlo.

- Eso no es verdad, te estaba observando y no puedes sacar el paso, déjame ayudarte,  prometo no molestarte.

Por primera vez lo miré directamente a los ojos y vi que era sincero, no vi burla en ellos.

- Esta bien- respondí dejando nuevamente mis cosas en el suelo.

Nos acercamos al espejo y empezamos a bailar, Jimin fue muy paciente y me ayudó hasta que por fin el paso que no podía hacer me salió,  Jimin me miró a través del espejo y sonriendo me acarició la nuca.

Éste sólo gesto hizo que mi timidez volviera y dejara de estar relajado, Jimin lo notó y se alejó para no incomodarme.

-Si quieres podemos ensayar juntos- dijo Jimin.

- Ok- recogí mis cosas- Gracias, ahora debo ir a clases.

Salí corriendo, mí corazón acelerado, él probablemente sentía lástima al ver lo tímido que era, tenía que tener cuidado de no malinterpretar sus acciones, el que yo sintiera cosas por él no quería decir que él sintiera lo mismo.

Cuando estábamos en clases de baile, por lo general escogía a cualquier compañero menos a Jimin, y cuando él trataba de emparejar conmigo inmediatamente yo me alejaba.

Las únicas veces que me permitía estar cerca era cuando ensayabamos a solas, en mi interior siempre esperaba esos momentos con ansias.

- ¿Porqué en clases me evitas?- me preguntó de repente Jimin.

Cómo le decía que me daba miedo quedar en evidencia ante todos.

- Creo que te equivocas, hago parejas con el que esté a mi lado.

Cuentos cortos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora