Desde que Jimin tenía uso de razón había visto a Jungkook en su casa. Era el mejor amigo de su hermano mayor Nam-joon, Joon como el le decía con cariño.
Jungkook era todo lo que Jimin soñaba y no hacía nada para disimularlo. Todos en su casa sabían de su enamoramiento por el amigo de su hermano y lo tomaban como un capricho más del pequeño y mimado chiquillo.
- ¡Pero Jimin!- le decía su mamá- hay tantas chicas bonitas y no te fijas en ninguna.
- ¡Ay mamá!¡no me gustan las chicas ni tampoco los chicos!...sólo me gusta Kook, que así llamaba a Jungkook.
Su madre se reía porque cada vez que le preguntaba, su pequeño hijo siempre le daba la misma respuesta.
Jungkook al principio lo tomó con humor y algo de vergüenza, pero fueron pasando los años y el insistente chico no dejaba de mirarlo y tocarlo por accidente con su manito...siempre decía que era un accidente y luego sonreía, pero Jungkook sabía que lo hacía intencionalmente.
Sí Nam no fuera su mejor amigo y casi hermano, hacía tiempo que habría dejado de visitarlos. Claro que ahora se veían más a menudo en su casa para evitar los acosos velados de Jimin.
- ¡Joon! ¿porque eres tan egoísta?- se quejaba dramáticamente Jimin- ¿Porqué no se quedan acá?¿ porqué tienes que quedarte en la casa de Kook?- era la tercera vez que se lo repetía.
- Deja de ser tan infantil Minie, los padres de Jungkook salieron por el fin de semana y yo me voy a quedar a hacerle compañía- por tercera vez le explicó Nam-joon.
- ¿Y puedo ir con contigo?,ni siquiera se darán cuenta que estoy- le rogó y suplicó Jimin.
- No. No puedes. ¿No te das cuenta qué haces que mi amigo se siente incómodo?, es hora de que crezcas Minie...además ahora él tiene novia y no creo ella le guste que tú estés encima de él diciéndole cuánto te gusta.
- ¿Novia?- a Jimin se le llenaron los ojitos de lágrimas y el corazón se le hizo un nudito.
Nam-joon se arrepintió enseguida de haberle contado al ver su carita. Quería demasiado a su hermano a pesar de lo infantil que era.
Cuando lo vio correr y encerrarse en su habitación se sintió horrible.
- ¿Qué pasa?- le preguntó su madre apareciendo por la puerta de su habitación.
- Nada mamá, lo mismo de siempre- le respondió Nam-joon.
- ¿Jungkook?- preguntó ella.
- Sí- se despidió y se fue a casa de su amigo.
Jimin estaba acostado de guata en su cama llorando calladito cuando su madre entró.
- Mí bebé- le dijo con dulzura- ya verás qué conocerás a un lindo chico o chica y te olvidarás del amigo de tu hermano. No olvides que es mayor por cinco años, tú apenas tienes dieciséis añitos, mientras él va a la universidad para sacar una profesión, tú recién estás estudiando y ni siquiera sabes ni piensas en tu futuro.
- ¿Porqué dices eso?¿acaso porque tengo dieciséis años no sé lo que siento?¿crees que sólo es un capricho estar enamorado de él?- Jimin se sonó con un pañuelo que le pasó su madre.
- Ven aquí mi amor, deja que mamá te consuele- Jimin no pudo negarse al abrazo de su madre, se sentía cálido y seguro cuando su madre lo rodeaba con sus brazos.
Pronto sería el cumpleaños de Jimin, pero él se negó a que se lo festejaran. No quería a todos sus amigos bulliciosos circulando por toda la casa. Él quería otra cosa.