9 *La duda

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Jimin no podía dormir.

Hacía ya un tiempo tenía una duda.

Esa duda le emponzoñaba el alma.

Hacía cinco años se había casado con el amor de su vida...Jeon Jungkook. Desde el día que lo conoció supo que no habría otro hombre que le moviera el piso, el corazón y los sentidos como lo hacía ese hombre.

Fue un amor fulminante que les pegó fuerte a ambos, eran la pareja soñada y envidiada por todos. Jungkook era amable, cariñoso, preocupado, y el sexo era alucinante a pesar del paso de los años.

¿Porqué ahora se sentía diferente?

¿Porqué ahora las dudas lo invadían envenenándole el corazón?

Hacía unos tres meses atrás, empezó a notar sutiles cambios en él, momentos en que evitaba sus ojos, instantes en que rehuía su contacto, ciertos días en que la culpa se filtraba a través de sus miradas.

De primera pensó que era producto del trabajo y lo agobiante que eran algunos días, pero no. ¿ Habría alguien más?

Su intuición rara vez se equivocaba, y por Dios que quería que esta vez estar errado.

Había tenido tiempo para pensar y pensar, ¿ cuando empezó?, y recordó.

Su memoria era envidiable, aunque en estos momentos la detestaba.

Desde antes de conocer a Jungkook, existía Tae...su mejor amigo, su soulmate como solían llamarse el uno al otro. Lo compartían todo, no había secretos. Con la llegada de Jungkook a la ecuación, las cosas cambiaron muy poco, simplemente Tae lo acogió porque era lo que Jimin quería.

Aún ya casados, Tae siguió en sus vidas, generalmente los sábados eran de ellos tres, conversación, vino y risas, así eran cuando estaban juntos.

Pero ahora las dudas también involucraban a Tae y eso lo estaba matando.

La primera vez que vio esa mirada en Jungkook, esa mirada de culpa, fue una madrugada de sábado después de ir a dejar a Tae a su departamento.

- ¿Pasa algo amor?

- No- Jungkook hizo una pausa y le dio la espalda- ¿Porqué?

- Nada...te veías extraño.

- Estoy cansado Jimin, nada más- Jungkook se metió a la cama y lo abrazó igual que siempre.

Jimin se olvidó de todo cuando lo besó...pero ahora volvió el recuerdo a su mente, esa mirada que tenía esa noche Jungkook se volvió una constante. Ya no lo buscaba como antes, cuando tenían sexo era como si cumpliera, el sexo entre ambos siempre había sido más que bueno...pero ahora había un cambio casi imperceptible, pero Jimin lo había notado.

Todo parecía igual, pero todo era diferente.

¿ Sería posible?¿Jungkook y Tae?¿serían capaces de traicionarlo?

No podía quedarse con la duda. Siempre había enfrentado sus problemas de frente. Tenía que saber.

Los sábados que Tae venía a la casa de ellos, Jungkook siempre lo llevaba de regreso a su departamento. Una, porque Tae odiaba manejar y otra porque no le gustaba dormir en otra cama que no fuera la suya, eso era real, Jimin lo conocía lo suficiente para saberlo, por eso era horrible dudar de ellos, se sentía miserable de sólo pensarlo. Pero tenía que salir de dudas, las malditas dudas.

Su plan era sencillo y hoy era la noche en que saltaría de felicidad o tendría un corazón roto y sangrante. Dos variables que lo aterraban.

Tae llegó como todos los sábados a las nueve de la noche en un taxi con una botella de vino entre sus manos.

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