Frío.
Esa fue la única palabra en la que logró pensar Naikare sin lograr mover un solo músculo. Todo estaba oscuro y el que la vista no le estuviera respondiendo, hizo que comenzara a alarmarse.
Entonces, a lo lejos, sus oídos alcanzaron a percibir el sonido de incontables gotas de agua acercándose hacia ella rápidamente. ¿Eso era lluvia?
"Pero por qué no la siento sobre mi rostro", se preguntó al notar que el sonido ya la había alcanzado por completo.
Y como pudo, terminó abriendo los ojos de una vez por todas.
Ahora que ya había despertado, parpadeó varias veces para tratar de enfocar mejor su vista sobre la lámpara de cristal que colgaba del techo. Miró de reojo la ventana a su lado, percatándose de que una extensa cortina de lluvia yacía tras el cristal transparente. Lo tercero que hizo fue girar la cabeza hacia el otro extremo de la habitación, encontrándose con la chimenea llena de cenizas y su diario sobre la mesita de noche, junto a la maceta con una pequeña orquídea que había decidido mudar directamente de su jardín al interior de su hogar la semana pasada. Barrió con la mirada cada parte restante de la sala, y todo estaba en orden.
No había sangre en el suelo, ni ningún otro rastro que pudiera haber dejado marcas de una pelea como su traicionera mente le permitía recordar.
Se llevó una mano directo a la frente, y luego a su pecho como último recurso para cerciorarse de que las sospechas que sentía sólo eran infundadas.
Nada.
Ahí no había nada.
¿A caso todo era producto de una horrible pesadilla que la había hecho pasar una mala noche?
—Sí...seguro que me quedé dormida después de cenar—murmuró volviendo a mirar al techo, tratando de convencerse a sí misma de que lo que decía era verdad. Porque esas imágenes que no dejaban de dibujarse en su cabeza, eran demasiado realistas.
Incluso para tratarse de una simple...pesadilla.
"Está bien, basta. Ya no pensemos más en eso por ahora", se dijo restregándose los dedos en ambos ojos. Se quitó la manta de encima y abandonó el sillón, totalmente dispuesta a subir al segundo piso para poder darse un baño caliente que seguro la haría sentir mejor.
Pero se quedó a media camino, con los ojos bien abiertos cuando descubrió a Alastor sentado en la mesa de la cocina y su vista hundida entre las frágiles páginas de un periódico. Desde su lugar alcanzó a ver el gran encabezado que hablaba sobre los asesinatos cometidos por él, y la imagen de algunos policías que, de seguro, buscaban inútilmente a alguien que estaba frente a sus narices.
Sin embargo, lo que sus ojos miraron mejor fue esa sonrisa siniestra en el rostro del contrario que no sólo se deleitaba en el miedo y terror que sus actos causaban en los habitantes de Nueva Orleans, sino también la burla que le causaban sus crédulas mentes.
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Corazón Inmortal (AlastorxOc)
RomanceNaikare siempre se ha preguntado por qué es la única shinigami que puede sangrar. La mayoría de su cuerpo está cubierto de cicatrices que no sabe cómo ni por qué llegaron ahí. Siente que se ha olvidado de alguien sumamente importante para ella, pero...