La Caída Del Imperio- [Larry Stylinson]

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"No me decepciones." -

Louis se encontraba relajado en el comodo sofá aterciopelado de su recámara sosteniendo entre sus delicadas manos uno de los libros de su biblioteca personal.

Nada le gustaba más a Louis que pasar sus tiempos de ocio con la nariz metida en los libros. En especial  libros que contaban historias sobre intrépidos aventureros que se montaban en grandes embarcaciones y domaban olas. Personas que se adentraban a las junglas más peligrosas y remotas en busca de grandes tesoros, debiendo superar distintos obstáculos como arenas movedizas o nativos que los veían como invasores.

Louis admiraba la libertad con la que estos personajes iban hacia el peligro sin importar lo que pudiera pasar, arriesgando todo lo que tenían.

Louis amaba este tipo de historias porque sentía como si el fuera el protagonista de esa nueva aventura. Estos libros significaban la libertad que no tenía.

Si su padre se enterara que aún conservaba estos libros, probablemente se los echaría a las llamas rojas que se alzaban en la chimenea y haría que se quedara en la habitación hasta ver como sus preciadas historias eran consumidas y destrozadas totalmente por el fuego.

Al igual que sus sueños.

— Principe Louis, su padre solicita su presencia inmediata en la sala de tronos— anunció Marine, su mucama y doncella personal.

Ella lo ha cuidado desde que era un crío y guardaba un gran afecto por aquella dama. Aunque claro no podía demostrarlo frente a demás personas o fuera de su recámara, su padre lo castigaría y probablemente despediría a la mujer. Solo por ser casi familia para Louis. Pero la verdad es que Louis la amaba y veía como la madre que nunca ha tenido la dicha de experimentar, Marine era su figura materna aunque en realidad no fuera su madre.

— Gracias Marine, puedes retirarte.— la dama hizo una reverencia ante el futuro rey de Enchantriss y abandonó la recámara.

Louis dejó escapar un suspiro de sus labios y cerró su libro para guardarlo bajo llave en el buró junto a su cama.

Sacudió su ropa y dejó otro suspiro antes de enderezar su postura y poner su frente en alto, resaltando sus afilados pómulos y su mirada altiva presumiendo los zafiros que tenía por ojos.

Sin más camino por los largos y aburridos pasillos del palacio, en algunos había enormes pinturas del linaje Tomlinson, ventanales tan altos como las montañas del sur, dejando entrar toda la claridad del cielo. Cortinas de un rojo bermellón cubriendo el paso de la luz.

Llegó a la sala de tronos donde allí lo esperaba su hermana Charlotte parada en el medio del salón, y su padre Leonard sentado en su correspondiente trono con una mirada dura y seria dirigida hacia Louis, provocando que este intentara tragar el nudo que se le había formado en la garganta.

— Buenas tardes Rey, princesa.— Louis hizo una reverencia dirigida hacia su padre y luego se colocó junto a su hermana, tomando su mano y besando el dorso de esta. — Marine ha dicho que has mandado a llamarme.—

— Estas en lo correcto Louis. Verán tengo noticias de suma importancia que involucran a nuestra familia y todo el reino.— Louis puso todos sus sentidos en alerta.

— ¿Qué es lo que te inquieta padre?— habló Charlotte por primera vez.

— Creo que ambos ya saben sobre los "salvajes" que habitan al otro lado del reino, cruzando el páramo que divide nuestras tierras.— Louis asintió al igual que su hermana, ambos habían escuchado sobre ellos, habían estudiado la historia del pasado de Corona y ellos aparecían como sus mayores enemigos. — Bien, creo que es hora de acabar con esas diferencias y por fin alcanzar la paz. Y por ello los enviaré a ambos a concretar un tratado de paz con esta tribu.—