°Capitulo 3:°

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En un planeta alejado y de nombre olvidado por el tiempo, en donde el imperio Demaxiano no parecía haber conseguido llegar con sus largos tentáculos, las manos de aquella niña se sienten como un sitio seguro al cual volvería mil veces.

La planicie se expande hasta donde alcanza la mirada, y con aquella niña prendada de su brazo en medio de la caminata, se convertía en su lugar favorito en todo el planeta. En medio del paseo, la niña se suelta, sufre con la falta de aire como si su piel estuviera siendo cortada con lentitud.

—¿Qué pasa?— dice su amigo del cual estaba prendada

Ella no habla, solo señala a los pies de ambos. Una sustancia dorada se esparce por sobre el césped

—Oh, claro— dijo él sacándolos a ambos del charco —Tranquila, pronto podrás controlarlo

A excepción de la sonrisa que le dedica, el rostro de aquella niña se mantiene difuso. Él solo sonrió queriendo imitar su gesto.

Aquel sueño de sabor tan dulce le dio a Kayn un despertar amable.

De regreso en la Corte Fractal. Con su cacería el Ordinal había perdido el hábito de dormir; siempre se sentía como una perdida de tiempo sabiendo que podía estar trabajando. Pero con Sona recuperándose de sus heridas en la sala médica, finalmente había conciliado dormir y repararse, coronado con ese sueño suave.

Kayn, te recuerdo que tus labores están en la tierra, no en las nubes

—Para ser un instrumento de agricultura te preocupas demasiado. La templaria está aquí y cuando despierte los secretos serán...— mencionó Kayn poniéndose de pie

Algo lo detuvo, como si fuera un susurro en el aire que lo llamaba, pero resultaba distante y difuso como para comprender lo que decía.

¿Qué te sucede ahora?

—Nada, una molestia en la cabeza, eso es todo— mencionó poniéndose de pie

Dejó aquel susurro en el viento como una molestia después de haber pasado meses haciendo viajes a grandes velocidades.

Minutos después ya se encontraba listo para comenzar un nuevo día.

Oye, no olvidas algo importante

—Ay Rhaasty, ¿Temes que te engañe con un cuchillo de por ahí?— le dijo Kayn en forma de broma cuando se encontraba en la puerta de su habitación

Preferiría quedarme cerca y asegurarme de que el futuro emperador de la galaxia no hiciera alguna estupidez

—Me ofendes Rhaast

Kayn no le tomó importancia a las palabras del ser habitante de la guadaña y salió de la habitación, dejándolo ahí.

Kayn... Kayn

Aquel susurro que llevaba rato persiguiendolo por fin había tomado la forma de su nombre. No era la voz ruda y dura del ser habitante de la guadaña exigiendo que Kayn regresara y lo llevara con él, pero era una voz de dama melodiosa y con un tono casi dulce que le era completamente desconocida.

Seguirla o no, fue una decisión tomada por sus pies aun sin saber el origen. Así es como una vez más había terminado fuera de la sala médica, mirando por el cristal de la habitación a la templaria que reposaba.

—Debo de estarme volviendo loco...— se dijo a sí mismo dándole la espalda

Es verdad que mi cuerpo no puede hablar, pero al ora que te recorre le pido que las palabras de mi corazón lleguen a ti

—Vaya vaya Sona, acorralada entre la vida y la muerte y decides mostrar tus trucos— dijo él

Yo no estoy haciendo nada que tu corazón no me permita... Después de todo, algún tiempo atrás, ambos actuaban como si fueran uno

En ese momento al Ordinal se le formaron pensamientos relacionados con el sueño que le había dado un despertar tan tranquilo; no recordaba haber tenido sueños así antes de la llegada de la templaria.

—Debí de haber imaginado que era obra tuya— dijo, sabía que lo escuchaba —Un Ordinal entrenado para la guerra... Teniendo esa clase de sueños

Disculpa la ignorancia, pero no se de que sueños me estas hablando... ¿Has tenido alguno digno de contar?

—Eso no importa. Eres tú quien ha pedido que venga, ¿Estas dispuesta a negociar el portal de ora?— dijo Kayn

La voz dulce soltó una pequeña risilla inocente

En realidad, eres el único que me escucha. Quería pedirte el favor de una segunda frazada

—¿Qué te parezco? ¿Un criado?— dijo él algo enfadado

En este momento no puedo ver tu rostro

—Concentraste tu energía y revelaste uno de tus mejores trucos, ¿Por una frazada?— contestó el joven

Tu nave es algo fría, ¿Lo has notado?

Kayn sabía que la nave se mantenía a la temperatura adecuada para mantener a los tripulantes humanos con vida, pero con las heridas que tenía, el frío que sintiera podía ser una señal de que su cuerpo se debilitaba.

Cedió. Entró en la sala médica y de uno de los armarios sacó una segunda frazada

Algo en mí me dice que aun hay algo de bondad en ti, Kayn

—No te confundas Sona. Necesitas sanar, y si tu cuerpo pierde energía manteniéndote caliente tardarás más en ello— dijo mientras cobijaba con más cuidado del esperado a la templaria, asegurándose de que ningún autómata o miembro de la tripulación lo viera haciendo tales labores

Te agradezco esto... Supongo que entonces será mejor que te deje en paz y me centre en que mi cuerpo sane

—No te tardes— dijo

Kayn salió de la sala médica y retomó su camino a su oficina; aun con la templaria en su poder, había que mantener las apariencias ante el emperador Jarvan hasta que contara con los poderes de derrocarlo. Mientras tanto, quizás de manera física no podía expresarlo, pero Sona sentía cierto calor en esa frazada más allá del que sus materiales le podían dar.

En algun lugar... | Kayn x Sona | OdiseaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora