°Capitulo 7:°

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Los días se convirtieron en semanas y "La voz de ora" habitante de la guadaña, comenzaba a impacientarse y exigirle al ordinal resultados más rápidos.

—Primera lección de guerra Rhaast, un buen ataque no sirve de nada sin una buena estrategia, y eso requiere paciencia— mencionó el joven sin separar los ojos del trabajo que sobre su escritorio se levantaba —Los médicos y autómatas dicen que Sona se está recuperando bien, las máquinas ya no son tanto su cable a tierra

Como si el universo le estuviera jugando una mala broma, esas fueron sus palabras sólo horas antes de que una noticia particularmente fuerte golpeara a su puerta.

La herida más grande que Kayn había dejado en Sona estaba en su pecho, causada por haber recibido una puñalada con la guadaña que se quedó a casi nada de atravesarle el corazón. Aquella entre todas jamás había dejado de ser volátil y frágil a pesar de que se estuviera sanando bien. Aquel día fue como si toda la recuperación que hubiera tenido se hubiera desplomado en un momento; las máquinas se aceleraron como un ejército de tambores sin coordinación, sus niveles de oxígeno cayó en declive delatando que sus pulmones no estaban haciendo bien su trabajo. Los autómatas tuvieron que abrirle la entrada al quirófano de emergencia.

Cuando el ordinal se enteró, la cirugía ya estaba en proceso y con esa noticia se estaba recomendando llevarla a un lugar firme en donde se contara con mejor equipo para sanarla, ya que el que se encontraba en la nave no daría la talla en caso de que su herida tuviera una recaída de la que no pudiera recuperarse.

[...]

A pesar de que un algo en su interior le decía que no sería correcto ir a visitar a la templaria después de aquella cirugía tan riesgosa ya que era el causante de aquella herida que se complicó tanto, sentido surgido de algún sitio fue lo que lo hizo abandonar el trabajo e ir a la sala médica de cuidados intensivos donde reposaba la que sería su esposa.

Sona en ese momento se veía incluso más frágil que cuando recién llegó, conectada a una máquina que le permitía seguir respirando y un suero que la mantendría nutrida en el tiempo que durara su recuperación. Los médicos habían dicho que, si bien su actividad cerebral continuaba, no estaba respondiendo a algunos estímulos. Sonaba como el momento perfecto de hablarle.

—Yo emm...— comenzó a decir Kayn, algo nervioso sin motivo aparente — Moví algunas influencias, conecté con gente en el castillo de Jarvan. Me aseguré de que seas bien recibida cuando lleguemos ahí

Esperaba que aquello le diera el estímulo, no para despertar, pero al menos para comunicarse con el ora que sentía correr por sus venas.

—Quizás si no te hubieras metido en mi camino no estaríamos en esta situación; pudimos hacer esto por las buenas desde la cueva en Jonan— mencionó, sin recibir una respuesta todavía —Escúchame bien, si es que puedes hacerlo. Necesito que te recuperes, que salgas de aquí y veas el imperio que se ha levantado con la sangre dorada

Miró el rostro de Sona, y por primera vez, sintió un poco de ese frío que ella había mencionado la primera vez. Volvió a uno de los armarios y tomó una frazada limpia para arroparla y que su energía se fuera en sanar más que en mantenerse caliente.

Fue ahí que, acomodando su brazo... Tomo su mano. Eran suaves en el dorso pero algo rugosas en las palmas; quizás provenientes de alguna lucha o un efecto secundario del manejo de sus habilidades con el oro líquido. Vio entonces las vendas que sobresalian de su túnica de hospital por la zona de su pecho, no quería ni imaginar la clase de herida que tenía debajo de ello. Parte de su clavícula ha quedado decorada con cicatrices luego de que sus modificaciones con ora hubieran sido cortadas por el protocolo de programación de los autómatas que la atendieron y que no fue anulado a tiempo para detenerlos.

—Yo... En la cueva, en el bar, tienes ojos gigantescos pero creo que jamás presté suficiente atención. Me gustaría ver el color de tus ojos— mencionó

En ese momento se dio cuenta de que aquello ya no estaba siendo guiado por su mente, por lo que dejó la mano de Sona en la cama y prefirió salir del aula médica, donde había dejado a Rhaast recargado junto a la puerta.

Vaya vaya Romeo, traer a su memoria la cueva donde los hombres de tu compañero la tenían atada y el bar en donde casi la matas es sumamente romántico

—No me escuchó y es lo que importa— mencionó tomando el mango de la guadaña —Fue buena práctica para cuando recupere sus funciones

Kayn jamás en su vida imaginó que algún día usaría aquella cantidad de tiempo para asegurar que una templaria llegara sana y salva a algún lugar; siempre le habían importado poco si no eran portadores de información de utilidad.

Pero con Sona era diferente, ya no por la misión de enamorarla, sino porque ese estado frágil y lo cerca que estuvo de la muerte según el testimonio del cirujano, en el pecho de Kayn desataron... No sabía decir o no quería admitir, que la culpa lo llevó a ello.

En algun lugar... | Kayn x Sona | OdiseaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora