❝I'm crazy, brother❞
Se acerca el fin del mundo y los Hargreeves deben recurrir a pedir ayuda a Krystal, su hermana que lleva catorce años encerrada en un manicomio y a la que no han visto desde entonces. Es peligrosa y está loca, pero la necesitan...
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Ahora
No hay televisiones en los manicomios. Ni televisiones, ni radios, ni periódicos o revistas del año. Es que como si quisieran mantenerlos completamente desconectados del mundo exterior, para que olviden cuántos años han pasado, pero por sobre todo, para que olviden que alguna vez pertenecieron a ese mundo exterior.
Aún así, Krystal Hargreeves no necesita ver las noticias para enterarse de la muerte de su padre. Ella losiente cuando sucede.
Aún después de todos éstos años, después haber sido abandonada por ese hombre, drogada y encerrada por sus órdenes, ese lazo, el lazo negro y ahora putrefacto que la conectaba a Reginald Hargreeves no se había cortado. Solo había una forma de hacerlo, cortar ese lazo psíquico, lo sabía porque uno de sus lazos estaba roto por la mitad: La muerte era la única forma.
Por eso, cuando su lazo con Reginald Hargreeves se quiebra lentamente en pedacitos hasta desaparecer, apagándose por completo, ella simplemente lo sabe.
Su padre ha muerto.
Krystal comienza a reír, rodando por el acolchado de la habitación con una camisa de fuerza manteniendo sus brazos atados. No puede para de reír y tal vez sea por lo dopada que la mantienen pero, ¿a quién le importa la razón?
Queda boca arriba, riéndose. Algo de pelo rojizo metiéndose en su boca.
La vocecita en su cabeza canta: Está muerto. Está muerto. Está muerto.
Finalmente.
—¡Púdrete! —grita. El sonido de su voz rebota en las paredes y ella continúa riendo hasta que se queda sin aliento.
Oh, como le habría gustado ver los ojos del bastardo apagarse.
Oh, cuánto le habría encantado sacarle el corazón del pecho con sus propias manos.
Su risa hace eco a través de los pasillos del hospital psiquiátrico.
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Como cada vez al mes, el doctor Raynolds está en la habitación (celda, era una jodida celda estúpida y descolorida) del paciente 009. Ella es, después de quince años, uno de los pacientes más antigüos de éste lugar.
Y es diferente, especial. Eso les dijo el señor Hargreeves, y luego les permitió explorar los límites de esas habilidades ocultas bajo el trauma y los trastornos. Tal vez no era tan profesional, pero fue una oportunidad que un médico no desperdiciaría, ¿cierto?
Krystal Hargreeves se encuentra sentada en un banquito en forma de cubo, con las manos atadas a la mesita. Ambos muebles son moviles y solo traídos para éstas sesiones en específico. El doctor está sentado en otro banco igual al de ella.
