❝I'm crazy, brother❞
Se acerca el fin del mundo y los Hargreeves deben recurrir a pedir ayuda a Krystal, su hermana que lleva catorce años encerrada en un manicomio y a la que no han visto desde entonces. Es peligrosa y está loca, pero la necesitan...
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Hace 17 años
Krystal Hargreeves respiró hondo, mirando hacia arriba, al final de las escaleras, desde el inicio de éstas. Las emociones y pensamientos caóticos de sus hermanos la aturdieron un poco, sonando demasiado fuerte dentro de su cabeza por lo ansiosos que ellos estaban. Sabía que a ellos no les gustaba que ella hurgara en sus mentes, y, aunque ella disfrutara llevarles la contraria al respecto y leer algunos fragmentos de sus pensamientos de vez en cuando solo para molestarlos, la mayoría de las veces Krystal realmente no puede controlarlo.
No es que tenga libre acceso a cada cosa que ellos piensan, no. No es así como funciona. La personas suelen pensar que la telepatía es un acceso libre a cada minúsculo pensamiento, a cada parte de las cabezas de otros, piensan que es algo que se da natural y fácil, que todo simplemente llega a ti.
En realidad, los pensamientos son como el confeti. Dispersos, de diferentes colores, formas e intensidades, todos cayendo en cascada, caóticos. Todos te golpean al mismo tiempo como un torbillo y muchos de ellos ni siquiera alcanzas a comprenderlos, siendo solo un enloquecedor ruido de fondo que no se detiene. Se superponen y crean un huracán que muchas veces provoca que Krystal quiera arrancarse los oídos, apesar de que su padre le recuerde constantemente la falta de lógica en eso, ya que están al interior de su mente, no provienen del sonido.
Krystal lo odia, su poder. La vuelve loca. Cuando era más pequeña solo eran emociones lo que sentía. Podía ver, oler y escuchar la tristeza, la alegría, la rabia, el miedo y cada matiz en ellos a través del vínculo con sus hermanos. A veces era abrumador, pero era fácil.
Los pensamientos, por otro lado, son horrendos.
Había una bruma de ansiedad, orgullo y miedo alrededor el día de hoy. Y una pizca de anhelo que provenía de arriba, de Vanya, que hace a Krystal arrugar la nariz. Siempre siente anhelo alrededor de Vanya, revoloteando, presionando justo debajo de su apatía general. No entiende por qué, ¿Por qué Vanya desea todo lo que Krystal no quiere tener?
Tengo que ganar ésto.
Tengo que demostrarle a papá que soy mejor que Luther.
Esto es aburrido, lo ganaré rápido.
Quiero la botella de whisky de papá, ¿notará si la tomo?
No me gusta esto.
Quisiera poder correr con ellos.
Es una oleada. Los pensamientos son como chispas y ella solo puede atrapar algunos e intenta bloquear los otros como ha practicado con Pogo.
