Prólogo.

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Número 009: Hasta ahora ha presentado un alto grado de telepatía y empatía, con un pequeño control sobre la energía psíquica que se presume puede evolucionar a una pseudotelekinesis con el entrenamiento adecuado. Tiene una personalidad voluble, sufre de paranoia aguda y sobrecargas sensoriales, lo que disminuye su utilidad. Es potencialmente peligrosa, por el momento la conservaré, pero no descarto un plan de contención alternativo —R.H

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Hace 15 años

Krystal Hargreeves decide que odia el blanco desde el momento en que cruza las puertas del gran edificio al que su padre la arrastra hasta ahora, que se encuentra acostada en la camilla de sábanas blancas con el cielo blanco sobre su cabeza. Todavía aprieta en su mano izquierda la rosa roja que Diego le obsequió. Rojo es un buen color, piensa, es el color de las rosas más bonitas, es el color del lazo que la une a Diego.

El lazo es de un color diferente para cada uno de sus hermanos, aunque ella está conectada a todos: Amarillo para Allison, verde para Luther, rosa para Klaus y naranja para Ben, con algunos matices parduzcos de los horrores que viven dentro de él. El aura de Vanya oscila entre una eterna escala de grises, así que realmente no puede hablar de un color exacto. Y, una vez, también hubo un hilo conectándola a Cinco, de un intenso tono de azul como el de sus destellos cuando hacía saltos espaciales, pero después de que desapareció, el hilo se apagó como se apaga una bombilla. Sin embargo, no se cortó, por lo que Krystal está segura de que Cinco vive. Si muriera, lo sentiría, es así de simple.

De todas formas, detrás de todos esos colores, el más fuerte y brillante siempre ha sido el rojo. Rojo para Diego, por su pasión y su lealtad y su corazón demasiado grande aunque intente ocultarlo.

Si, el rojo es un buen color.

El olor a alcohol desinfectante y a antisépticos provoca que arrugue la nariz con visible desagrado, y Krystal levanta su vista borrosa y pesada para intentar mirar a su alrededor. Tira de las ataduras en sus muñecas, pero es inútil, así que se limita a observar la expresión de piedra de su padre, quien permanece impasible mientras un montón de hombres de batas blancas se mueven por la habitación, haciendo cosas que ella no entiende.

Si se concentra mucho en Reginald Hargreeves, puede sentir su impaciencia y su decepción, aunque no puede escuchar lo que está pensando. Él siempre mantiene su mente absolutamente bloqueada para ella, repleta de muros mentales que dolería demasiado solo intentar atravesar (aún así, hay un hilo fino que también la conecta a él, negro como el alquitrán).

Ahora que lo piensa, no puede escuchar lo que nadie en esta habitación está pensando.

Siempre pensó que el silencio sería un regalo. Anhelaba dejar de escuchar tan solo un instante la vorágine de pensamientos desordenados de demasiadas personas a la vez, rebotando ruidosos y provocándole un eterno dolor de cabeza. Era eso lo que la hizo buscar a Diego la primera vez, no había voces ni oscuridad junto él. Y, así mismo, era lo que la unía a Klaus en primer lugar: ambos tienen voces que no pueden apagar.

Sweet Psycho | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora