El problema final: un reencuentro familiar (parte I)

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Una noche, Mycroft veía algunas películas en blanco y negro, necesitaba distraer su mente. Pero de repente la cinta había comenzado a mostrar algunas imágenes familiares, donde toda la familia estaba en el campo, él comía algunos bocadillos y un pequeño Sherlock jugaba por los alrededores, eso hizo a Mycroft sonreír en autómatico. Hasta que de manera subita un mensaje apareció en la pantalla, decía: volví, y la cinta se atrofió. Eso lo desconcerto e intento salir de aquella habitación, pero se encontraba cerrada con llave. Un suave susurro, pronunció su nombre: Mycroft y de repente la puerta lateral se abría lentamente. Con sigilo él se aproximo hacia allá y al ir por el corredor la luz se fue por completo. Mycroft no lo pensó demasiado, tomó su sombrilla y zafó el mango, revelando que tenía una cuchilla para su defensa. Al instante por el corredor observó a una pequeña niña con un vestido y coletas, que en realidad era un maniquí.
-No tengo tiempo para esto- gritó él
-Tenemos todo el tiempo del mundo, hermano querido- mencionó una voz infantil
Y al mismo tiempo, una pequeña niña subía rápidamente las escaleras, Mycroft la siguió. Una vez en el segundo piso, la misma voz infantil exclamaba, -un viento del este se acerca y viene por ti
Mycroft veía como de cada pintura comenzaba a emanar sangre.
-No es imposible, no pudiste haber escapado- repetía él
-Nada es imposible y tú lo sabes- respondía esa voz
Al darse la vuelta Mycroft se encontró con un payaso que había tomado una espada expuesta en la pared, Mycroft se coloco en guardia, tantos años de esgrima servirían. Pero al pensarlo mejor, se decidió a quitar la cuchilla y en autómatico el mango de la sombrilla era un arma, intento disparar, pero no tenía balas. El payaso dio un grito y comenzó a perseguirlo, Mycroft por puro instinto de supervivencia corrió, bajo las escaleras y cuando llego a la entrada, la puerta estaba atascada. En ese momento percibió una sombra cruzar por el extenso ventanal e ingreso a la casa.
-Sherlock, ayúdame- pidió él
Sherlock dio un silbido y todas las luces se encendieron.
-Fin del experimento, y en conclusión, tengo una hermana- exclamó él
-Fuiste tú. Todo esto lo hiciste tú- preguntó Mycroft molesto
-Otra conclusión, mi hermana Eurus al parecer lleva años encerrada en una institución controlada por mi hermano. Qué tal, hermanito- mencionó Sherlock
-¿Por qué haces todo esto?- reclamaba él
-Vaya, una tercera conclusión tú le tienes pánico- dijo Sherlock
-No tienes idea de lo que es capaz- habló Mycroft
-Bueno, hay una nueva noticia, ella se ha escapado- exclamó John que aparecía de alguna habitación
-No es posible- replicó el mayor
-Era la psicóloga de John y le disparo un tranquilizante. Bien, chicos pueden irse, afuera Billy les dará su pago- decía Sherlock mientras se dirigía a la salida
-Se irán- debatió Mycroft
-Por supuesto, Eurus ya viene y creo que tienes el sistema de seguridad inhabilitado, duerme bien- exclamó Sherlock y salió
-Doctor Watson, esto es una locura- replicó él
-Sí, pero créeme alguien lo convenció de que esta era la única forma para que dijeras la verdad, ya sabes el miedo siempre ayuda- explicó John
-Alguien y ahora se largan- dijo Mycroft molesto
-Tal vez fui yo, pero no te preocupes hay un lugar para personas aterrorizadas, el 221 de Baker Street- respondió John

A la mañana siguiente, Mycroft estaba en Baker Street. De pie estoico y en silencio esperaba.
-Tienes que sentarte en la silla, no hablarán contigo sino lo haces, son las normas- explicó la señora Hudson
-No soy un cliente- espetó Mycroft molesto al verla
-Entonces vete- exclamó Sherlock
Mycroft resignado tomo asiento, contempló el lugar, tal vez Clara le hubiera regalado una sonrisa.
-Me dirás la verdad pura y simple- dijo Sherlock
-Quién dijo que la verdad rara vez pura y nunca es simple- debatió el mayor
-No lo sé, y no me importa- respondió Sherlock y después continuó hablando, -éramos tres, tú, yo y Eurus. Una hermana a la que no recuerdo.
Mycroft asintió, parecía que Sherlock aún no recordaba ni a Clara ni al otro.
-Se acerca el viento del este, Sherlock. Decías eso para asustarme, convertiste a mi hermana en un cuento de terror- reprochó él
-No, eso era para cuidarte. Tú no sabes que la memoria puede resurgir y las heridas pueden reabrirse, todos los caminos que recorremos tienen demonios que se esconden debajo y los nuestros llevan mucho tiempo esperando. Desde el principio cuide de tus recuerdos y usaba algunas palabras sugestivas para saber tu estado mental- explicó Mycroft
-¿Por qué no la recuerdo?- preguntó Sherlock
-Esto es un asunto familiar- dijo el mayor mientras miraba a John.
-John se queda, él es de la familia- gritó Sherlock y lo miro desafiante
-Muy bien, los Holmes tuvieron tres hijos, cuál es la diferencia de edad- inició John
-Dos años entre Sherlock y yo, uno entre Eurus y Sherlock- respondió el mayor
-Ella también podía deducir- preguntó de nuevo él
-Más de lo que creen, si yo soy el más inteligente, Eurus era sumamente lúcida. Cuando algunos profesionales evaluaron nuestras capacidades, dijeron que ella era una genio extraordinaria incluso más que Newton- respondió Mycroft
-Y por qué no la recuerdo- insistió Sherlock
-La recuerdas, te lo aseguro. De cierta forma todos las decisiones y los caminos que has tomado son tu recuerdo de Eurus- sentenció el mayor.

Los Holmes, un Watson y una HudsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora