La liga de los pelirrojos

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Clara y John subían las escaleras en una conversación animada, y no vieron que Sherlock estaba en medio de una conversación con un hombre corpulento, de mediana edad, con rostro rubicundo y cabello rojo como el fuego. Callaron de manera inmediata y en muda disculpa Clara jaló a John para salir de ahí, pero Sherlock fue más rápido y se adelanto a cerrar la puerta.
-John, ya era hora de que llegarás- mencionó Sherlock con cierta emoción
-Sherlock creo que estás ocupado- exclamó Clara
-Clara, eso es algo muy obvio- argumentó Sherlock mientras de un tirón los llevaba al sofá donde se sentaron.
-He aquí un caso único y peculiar, señor Wilson puede contar la historia de nuevo, mis compañeros no la han escuchado- decía Seherlock que se había sentado y unía la punta de sus dedos, en su clásica posición de pensar.
Por su parte Clara miraba cada detalle y hacia una lista mental de las particularidades de aquel hombre y a la par las enumeraba con sus dedos para tener todo en orden. Sherlock reparo en aquello, que sin duda le pareció curioso y habló con cierto desdén y a la par con alegría.
-Es que a parte de haber realizado trabajo manual, ser masón, fumar mucho y ser zurdo, no sé mucho más
-¿Cómo fue que supo todo eso?- preguntó asombrado el cliente
-Fácil, los músculos de una mano están más desarrollados que los de la otra- empezó Sherlock
-Y ese anillo es característico de un masón, las yemas de sus dedos tienen una tonalidad amarillenta eso habla de una persona que gusta de fumar y sentir el cigarrillo en sus dedos- se adelantó Clara
-Para terminar tiene un desgaste en su manga izquierda eso prueba que utiliza esa mano más de lo normal, pero en estos días luce más desgastada- finalizó él con una mirada desafiante algo que hizo reír a Clara, esto descoloco a Sherlock y prefirió centrar su atención en la historia.
El señor Wilson quedó mudo ante aquella explicación y solo atino a sacar de su chamarra un periódico algo maltratado.
-¿No puede encontrar el anuncio, señor Wilson?- pidió Sherlock con cierta irritación
-Sí, ya lo encontré- mencionó el señor Wilson y apuntó el dedo a un recuadro a la izquierda del diario, John lo tomó y leyó.

A la liga de los pelirrojos
A cuenta del legado del difunto Ezekiah Hopkins, se ha producido una vacante dentro de la Liga que da derecho a un salario por servicios puramente simbólicos. Todo hombre pelirrojo y sano, puede presentarse en Pope's Court, Fleet Street

-¿Qué demonios significa esto?- exclamó John y Sherlock esbozó una sonrisa, como era costumbre cuando estaba de buen humor y pidió -ahora, díganos todo acerca de usted y el anuncio
-Bien, como le decía, poseo un modesto negocio en Coburg Square, no es tan importante, pero me da para vivir. Tengo un ayudante, el cual acepta que le pague medio sueldo por sus servicios- explicó el señor Wilson
-Es un empleado muy agradecido, cómo se llama- preguntó interesado Sherlock
-Se llama Vicent Spaulding, no es tan joven y si esta contento con la mitad del salario quién soy yo para convencerlo de lo contrario- replicó Wilson
-Desde luego, si ha tenido la suerte de tener un empleado a medio sueldo, es mejor conservarlo, aunque no es muy habitual y no sé que puede sorprenderme más si su empleado o el anuncio- mencionó Clara
-Oh señorita, también tiene sus defectos le gusta la fotografía y le he permitido acondicionar su estudio en el sótano, ahí se pasa las horas como conejo en su madriguera, pero por lo demás no tiene vicios- mencionó él
-Es seguro que lleva una vida modesta- concluyo Clara

-Sí, así es, lo único que nos alboroto fue el anuncio, Spaulding vino con el periódico y me dijo:
"-Ojala yo fue pelirrojo, señor Wilson
-¿Por qué?- pregunté
-Hay una vacante en la liga de los pelirrojos
-Liga de los pelirrojos, ¿qué es eso?- respondí extrañado, pues al salir muy poco de casa, no me entero de muchas noticias
-Es extraño que no lo sepa, siendo usted uno de los candidatos elegibles a esa vacante, además muy buena paga y con trabajo liviano- mencionó él
-Pero no crees que habrá muchos pelirrojos esperando por aquella vacante- replique
-Dudo eso, no hay muchos pelirrojos con un color tan encendido y fino como el suyo, señor Wilson; aunque si se piensa mejor no vale la pena molestarse por un simple salario- finalizó Vicent"

Los Holmes, un Watson y una HudsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora