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Los jadeos agotados de TaeMin lograban escucharse en todo el despacho de NamJoon, dando una sensación un tanto comprometedora de la situación si se sacaba de contexto, pero vamos, ¿en serio Nam podría engañar a su adorado y sexy esposo? Bueno, nunca lo podría negar, pero al menos si se le pasara por la cabeza hacerlo primero lo solucionaría con un trío. ¿Por qué quedarse con uno solamente? Y si Jin decidía castigarlo por insolente igual salía ganando, sus castigos eran sumamente exquisitos...

—¿Por qué te pusiste duro? —preguntó TaeMin con una mueca horrorizada al imaginarse lo peor.

—Oh, es que estaba pensando en Jinnie —respondió de una forma inocente, dejando ver sus adorables hoyuelos—. Deberíamos comenzar a hablar de negocios, si no te dejaré ahí tirado con la espada clavada.

Nam se acercó a Lee, que estaba sentado en una posición incómoda contra la pared y con una espada clavada en su saco de vestir. Kim le había ganado otra vez en el esgrima y a pesar de que fue instruido en esgrima toda su adolescencia, seguía sin poder ganarle, ni una sola vez ha logrado hacerle agujeros al traje de NamJoon. JiMin lo iba a matar por tener que remendar otra vez su saco nuevo, de eso no había ninguna duda.

—Bien, Lee. Es hora de que hablemos sobre los viejos negocios —sentenció Kim, retirando la espada y caminando en dirección a su escritorio.

—Sí, señor Kim. Quería comentarle algo respecto a...

—No, no, nada de eso. Primero solucionemos lo viejo y después lo nuevo —interrumpió Nam, dejando su espada en la funda—. Iré por el dinero, no me tardo.

TaeMin solo pudo morderse el labio para no dejar escapar un quejido de frustración, quería solucionar rápido el asunto para convencer a Nam de prestarle dinero, aunque no lo diría de esa manera, más le diría una pequeña mentira como para que pudiera soltarle más monedas. Ni loco le pediría un aumento, porque sabría que el hombre lo discutiría con su esposo y aquí entre nos, SeokJin daba mucho más miedo, además no era tonto, sabía hacer muy buenos cálculos como para saber que con su dinero actual podía valerse muy bien sin que JiMin trabajara. No tenían que saber que se había endeudado por tantas apuestas y ahora van tras su cabeza.

Mientras NamJoon se encargaba de traer el pago, el cual se encontraba en una cámara secreta detrás de su librero, Jin estaba buscando algo de valor en el sótano de la casa, también Yeong se encontraba ahí, pero ella buscaba algunos brebajes para hacer el almuerzo a los pequeños, como toda buena abuela que quiere envenenar a sus nietos para hacerlos más fuertes. Muy tradicional la señora después de todo, los venenos le daban sazón picante a la comida, de eso no cabía nada de duda.

—¿Qué es esto? —preguntó SeokJin, viendo la etiqueta de un saco blanco—. Ropa de invierno del tío Patrick —leyó en voz alta, lanzando el objeto al suelo para tomar otro muy parecido.

Tal vez hubiera sido una escena muy normal, quitando el hecho de que cuando esa "ropa" cayó al suelo, se escuchó muy pesado como para ser solo ropa, incluso JiMin podría decir que se escuchaba como un cuerpo caer al suelo. Solo esperaba que fuera un maniquí con esa supuesta ropa.

The Kim family [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora