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Cuando somos pequeños en ocasiones tenemos muchas dudas, como el porqué cuando tomamos la mano de cierta persona nuestro corazón se acelera, incluso del porqué esos grandes sentimientos de posesión sobre una persona en específico, los celos de verle hablando con otra persona también. Jeon TaeHyung tenía este problema cada vez que veía pasar a su lado al extraño Kim JungKook, sosteniendo su característico conejito de felpa, que de hecho estaba medio tuerto. A sus demás compañeros les daba miedo su compañero, pero él no podía evitar pensar en lo tierno que se vería usando cosas color pastel, como a él también le gustaba usar en ocasiones.

Ahora ahí se encontraba, sentado en una pequeña banca del patio de su colegio, comiendo su emparedado sin orillas y observando al adorable conejito oscuro que esperaba al lado de su hermana menor porque los recogieran. Pensó que al menos pasaría desapercibido ante los ojos de Kook, pero al parecer no fue así cuando observó que suspiró con pesadez y se dirigió a pasos decididos en su dirección. Obviamente no pudo evitar tener un silencioso gay panic, pero al menos parecía que había logrado disimularlo un poco.

—¿Por qué te comportas como un acosador? Sé que me miras cada momento que puedes y preferiblemente cuando tus amigos no están contigo —fue lo primero que comentó JungKook al acercarse.

—Yo no...

—¿Eres gay? —preguntó sin más Kook.

El color rojizo subió por todo el rostro de TaeHyung, mientras se encogía de hombros, sin saber qué responder realmente. En primer lugar porque su único interés romántico en toda su corta vida solo ha sido JungKook, en segundo lugar, porque probablemente sus padres estarían enfadados con él por las series animadas que en ocasiones veía y aparecía un cameo o una pequeña aparición de una pareja homosexual. Por último, no sabía como podría reaccionar Kook, después de todo era una caja de sorpresas con veneno en su lengua y podría herir su pobre corazón, no soportaría ese tipo de rechazo.

—¿Depende? —fue lo único que atinó a decir.

Kook dio un suspiro exagerado, intentando no lastimar al pobre niño porque le parecía lindo a pesar de que a él no le gustaran las cosas lindas, Jeon TaeHyung era la excepción a esta regla. Él en ocasiones tenía preguntas respecto a sí mismo, después de todo no encajaba en lo normal de una sociedad humana de hoy en día, tal vez medianamente, pero por ahora podía comprender un poco el miedo de TaeHyung por expresarse debidamente.

—Ser gay no es malo. Solo te pido que no seas tan acosador si un día quieres invitarme a almorzar juntos —aclaró JungKook con la mayor delicadeza que pudo.

Si TaeHyung estaba nervioso hace unos momentos, su rostro era una explosión de helado de fresa con extra colorante rojo, porque sabía que ese gesto lo hacía el menor cuando algo le gustaba, especialmente hablando de comida. Claro que él no era comida ni de cerca, pero al menos podía ilusionarse con que su amor platónico se había fijado en él. Toma eso, Violeta. JungKook se fijó en él y sin necesidad de desaparecer su cabeza, un genio.

—¡Kookie, Sun! ¡Su padre está aquí! —anunció su profesora desde el portón con SeokJin a su lado.

—Nos vemos TaeTae —se despidió Kook, sosteniendo con fuerza a su conejito—. Espero no te mueras mañana —agregó para después ir corriendo junto a su hermana y papi.

JungKook, siempre con deseos tan tiernos para las personas que le agradaban.

—¿Cómo estuvo su día? —preguntó Jin al tener a sus hijos cerca.

—Horrible —contestaron al unísono.

—Pero Kookie, si hoy estuvimos haciendo muchas actividades y juegos educativos, incluso te comiste una golosina que ganaste —se quejó la profesora.

—Necesita más que azucares para conquistarme.

—¿Es nueva? —preguntó SeokJin a la profesora.

—Sí, hoy mismo fue mi primer día —respondió animada la mujer.

—Eso explica mucho. Le deseo suerte en el manicomio —concluyó Jin antes de tomar de las manos a sus pequeños e irse.

—¡Salude a la señora Kim de mi parte! —gritó la profesora, aun bastante confundida.

—¡Yo soy la señora Kim, querida!

SeokJin y sus dos hijos salieron corriendo del colegio entre risas eufóricas, dejando a la mujer con una expresión indescriptible de la sorpresa y confusión que estaba teniendo al procesar la información. Se veía tan dulce y amable para las personas promedio, pero al menos eso le enseñará a aprender que las apariencias en ocasiones engañan, principalmente cuando estamos hablando de la familia Kim, una de las más odiadas de la ciudad por se diferentes.

Lo siguiente que hicieron fue subir al auto, y dirigirse a la subasta para fondos de caridad que estaba organizando JiMin. Jin en verdad que estaba agotado de la rutina de ir por sus hijos al colegio, después de todo JungKook ya estaba avanzado en educación desde casa y ni siquiera sabía exactamente cuando empezó a leer textos filosóficos o de la librería erótica de NamJoon, no se preocupaba respecto a lo que leía su pequeño, siempre y cuando le dejara saber exactamente que estaba leyendo. De igual forma, JungKook no parecía tener interés en experimentar esas cosas, parecía más emocionado al hablar de hacer rituales de brujería y magia oscura.

—Ahí está Tío Mimi —anunció SunHee con una sonrisa emocionada, saludando al mencionado desde la ventana.

—Y ahí TaeMin —agregó Kook, observando desde su lugar al mencionado.

TaeMin había tenido comportamientos extraños últimamente, muy nervioso, más que de costumbre y muy alejado de JiMin en comparación con su primer año de casados, era como si estuviera nervioso de ser descubierto en cualquier momento. Si bien era cierto que debía tener cuidado con los Kim, no era para tanto como para huir de ellos si era amigo de la familia. Podían ser criminales, pero entre la misma familia nunca se traiciona, incluso JiMin podía comprenderlo, pero si TaeMin no era capaz de hacerlo, ¿entonces que dejaba a pensar?

—¿Hay impostores en nuestra familia, papi? —preguntó JungKook cuando Jin estacionó el auto.

—Solo hay uno, no sé si sea YoonGi o TaeMin —respondió SeokJin con seguridad—. Sea quien sea, nadie puede meterse con la familia. Vigilen a YoonGi por mí, ¿si? Yo me encargaré de sacarle información a TaeMin —propuso SeokJin una sonrisa macabra cruzando por sus labios.

Los pequeños asintieron ante la indicación, después salieron los tres del auto para ir en dirección a JiMin y los demás de la familia. La carrera por descubrir al impostor acababa de comenzar.


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The Kim family [NamJin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora