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Para Nayeon, era una situación que nunca pensaba vivir. Pero entre los brazos del azabache, pareciese como si todo fuese un poco más colorido. El llanto y dolor que antes se había apoderado de ella había desaparecido. Cuando sus labios se separaron, el escucharle decir eso enternecio su corazón.

— Creí que no querías tener más contacto físico conmigo. — Hablo, notando como el mayor negaba y reía suavemente. Este le miro y durante un instante todo fue perfecto, pero ese instante termino. Al ser jaloneada por alguien, al voltear su cabeza se encontró con un Jinyoung.

— ¿Pero qué? — sus palabras fueron interrumpidas por un exaltado Young, quien miraba furioso a Jeon.

— ¿Quién crees que eres para besarle? — El agarre de este sobre la muñeca de la castaña, dolía. Y cada vez era más fuerte.

— ¡Es mi esposo! — Grito una exaltada nayeon, mirando con desprecio a quien le tenía sostenida la muñeca. Se solto de aquel agarre. El joven Jin le miraba con los ojos abiertos como platos. No entendía su comportamiento, estaba tan confundida y exhausta que en lo único que podía pensar era en salir rápidamente de ese lugar. Con una última mirada fulminante se volteo hacia Jungkook. Quien le miraba expectante.

— Vámonos, por favor. — hablo, tomando la mano de su prometido. Este asintió, empezando a caminar hacia el aparcamiento. En cuanto estuvieron dentro del auto, solto en llanto. Tapando su rostro con sus manos, se sentía patética por los sentimientos que le afloraban. El resto del camino fue silencioso.

Dentro del apartamento que los dos compartían, la castaña se dirigía a su cuarto. Siento detenida por el agarre de su mayor. Quien la guió hacia el sillón de la sala, sentándose los dos en él.

— ¿Deseas hablar de aquel hombre? — Dijo el azabache, acercándose a la castaña. Juntando sus frentes, quizá era por las emociones que le abordaban y llenaban el cuerpo. Pero deseaba sentir lo más que pudiese el calor y olor de la mujer. La chica aunque con timidez, poso sus manos sobre el rostro del hombre. Uniendo sus labios por segunda vez en la noche, está vez en un beso mucho más largo. El azabache paso una de sus manos, detrás del cuello de su contraria. Acercandola aun más, un jadeo leve salio de la boca de la mujer. Sus mentes despojadas de cualquier pensamiento coherente. Siendo arrastrados por deseos carnales, las manos de la chica se deslizaron hasta los hombros del hombre. Sin dejar de besarlo, por el contrario, Jeon subió en su regazo a la chica. Acariciando con sus manos la cintura de su prometida.

Sus pensamientos nublados no le dejaban pensar con claridad, separo sus labios de la chica llevándolos hacia su cuello. Besando y lamiendo este. Escuchando lo pesada que se volvía la respiración de la mujer. Sus manos instintivamente se trasladaron hasta las caderas de su contraria. Apretando levemente estas, obligando a la mujer a sentir su creciente emoción. Sentía las nerviosas manos de la mujer intentando deshacerse de los botones de su camisa. Logrando desabrochar tres, dejando palpar a su gusto los abdominales del hombre. Sus miradas se encontraron, haciendo así que la realidad les atropellara a los dos. Volviendo los dos a su razón. Como si hubiese visto al diablo, la castaña se bajo de su regazo y corriendo a encerrarse en su habitación. Dejando al azabache, completamente agitado y perdido sentado en aquel sillón.

[...]

Al día siguiente la castaña no salió de su habitación hasta las dadas tres de la tarde. Estaba completamente avergonzada y temerosa de encontrarse al azabache en el apartamento. Para su suerte, no había rastro alguno de él. Preparo su almuerzo y un poco más para la comida, se sento sobre el sillón. Mirando a la nada mientras comía, solo podía pensar en lo sucedido la noche anterior, una noche llena de emociones variantes y un desliz ocasionado por sentimientos confusos. Cuando terminó de comer, limpio todo y volvió a encerrarse en su habitacion, en el intento de no toparse con el hombre.

A eso de las 12 de la noche, el azabache llego a casa. Abriendo la puerta, deshaciendose de su corbata y tirando su maletin al sillón. Entro a su habitación, cerrando esta. Pero volvió a salir para tomar algo de la nevera, sentándose en el sillón de la sala. Se sentía confundido, completamente abrumado por los pensamientos que le abordaron todo el día. Casi sin dejarle en paz. Tan absorto estaba en sus pensamientos, que no escucho a la castaña salir. Aún en la oscuridad, le vio abrir la nevera y soltó un ligero "Hey" que hizo brincar y gritar a la mujer.

— ¡Maldita sea! Casi me matas del susto — Exclamó Im, suspirando se acercó al sillón, para sentarse a su lado.

— Lo de ayer fue un error, no puede repetirse. — Jeon habló, el corazón de la castaña se volcó. Era de esperarse, pero aun así se sentía ¿decepcionada? Simplemente asintió, mirando a los ojos al hombre.

— Sí, sigamos de acuerdo al plan y olvidemos esto.. — el hombre paso una mano por su cabello.  Claramente frustrado, analizaba el rostro de la mujer. Buscando algo que ni el mismo sabía que era. Su corazón dolía aún por Ji-Eun y se prometió no volver a caer en encantos. Pero desde que la castaña llego a su vida era algo difícil.

Con singularidad que la definía, una voz cálida y tierna. Facciones y expresiones únicas, se mentiría donde no aceptará que ella le movía fibras que hace años nadie lograba agitarle. Pero debía parar, por el bien de ambos. Sabía que en lo único que podría terminar esto es en corazones lastimados y lágrimas innecesarias. Se levantó del sillón, sin una palabra más dejo a la castaña en la oscuridad.

— ¿Por que me mentiste de esa forma? — Dijo en voz baja Im, sintiéndose vacía.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2022 ⏰

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¿Trato? ¡Trato! (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora