08

196 24 8
                                    

Jinyoung, posiblemente el que fue y será por siempre el gran amor de Nayeon. El antes mencionado, durante toda su etapa de secundaria y universidad. Fue quien hacía estragos en la mente de la castaña, el escucharle justo detrás de ella. Hizo que todo su mundo diese un giro por completo, luego de terminar la universidad. Se le había declarado, pero este le rechazo. A lo último que supo de su vida, es que se había casado con una mujer.

— Hace mucho tiempo no te veía.. — La castaña se dio vuelta para verle, siempre tan apuesto y con un porte casi de realeza. El le dedico una sonrisa. Pudo sentir el apretón sobre sus hombros, hecho por Jennie. Ella sabía muy bien sobre el pasado de estos dos.

El hombre se despidió, dejándola casi atónita. Sin ni siquiera darse cuenta de lo que había pasado. Se sintió enferma, despidiéndose de Jenn. Y dirigiéndose rápidamente hacia el apartamento, en cuanto llego, se sento sobre el sillón de la sala, recogiendo sus piernas y apoyando su cabeza sobre sus rodillas, hubiese sido fácil para ella si tan solo le hubiese rechazado. Pero durante mucho tiempo, creyo que Jinyoung realmente tenía interés por ella. Con sus acciones confusas y coqueteos descarados. No era justo, para nada justo. Escucho la puerta ser desbloqueada y dejando ver al azabache llegar. Sus miradas chocaron, la castaña apartó la mirada, empezaba a arrepentirse de sus acciones, tan sólo hubiese seguido con su vida normal y aunque posiblemente estuviese casi en la calle. Lo hubiese preferido antes que encontrar de nuevo a Jinyoung.

Se levanto del sillón y fue a su habitación, cerrando la puerta y dejándose caer en la cama.

JUNGKOOK

Si bien había notado la actitud de la castaña, le preocupaba. Normalmente ella le hubiese saludado, pero justo hoy no lo había hecho. Le había evitado, dejándolo pasar se dirigió hacia su habitación. Encendiendo su teléfono para ver las notificaciones, notando un mensaje de su madre. En donde le mandaba una invitación ¿una fiesta de bienvenida? ¿Para quién? Se sintio extrañado, casi nunca le invitaban a eventos así. Quizá era de algún amigo cercano a la familia que había vuelto a Corea. Reenvío la invitación a la castaña.

"Acompáñame."

Fue el último mensaje que le dejo, la fiesta era en la noche, tenía tiempo, solo era cuestión que la castaña aceptase. Su teléfono vibro, dejando ver en la conversación con la castaña un emoji de sonrisa. Lo tomó como una confirmación, se metió al baño, dándose una ducha. Para finalmente volver a su cuarto y sacar uno de sus trajes, en cuanto estuvo listo, salió de la habitación, tocando la puerta de la castaña.

— Iré por un regalo, avisame cuando estés lista y pueda recogerte. — Lo último que escucho fue un sonido de afirmación. Poco le importaba lo que le hubiese ocurrido, pero aún así. Sentía esa incomodidad en el pecho, de que ella no fuese cortes con él. Luego de salir de casa, fue rápidamente a buscar algún regalo que fuese apropiado para la persona a quien se le fuese a dar la bienvenida. Finalmente se decidió por un vino.

Su teléfono vibró en su bolsillo, con la llamada de la castaña, colgo esta y se subió al auto para ir en dirección a recogerle. En cuanto llego, se quedó sentado en el auto, esperando que esta bajase en cuanto la vio, desbloqueo las puertas de él auto. Así dejando que ella entrase, se veía especialmente linda. Conducio en dirección a la fiesta, en cuanto llegaron pudo divisarse una gran casa. Con música sonando a un volumen mínimo, pero lo suficientemente alto para escucharse desde lejos.

Aparco y se bajo del auto, extendiendo su mano hacia la castaña, para que la tomase. Al fin y al cabo debían de interpretar un papel de prometidos en eventos así.

— No estes nerviosa, solamente estaremos una hora o dos. —

— Realmente no encajo en este evento. — Dijo la castaña, el azabache le miró. Negando con la cabeza y empezando a caminar hacia la entrada, siendo recibidos por un camarero, guiandolos hasta el centro de la casa, se acercó a sus padres, los cuales estaban hablando con otras personas. Estuvieron un buen rato saludandose y presentando a su supuesta prometida a las demás personas presentes. Y aunque aún no sabía para quién o quienes era la bienvenida, se sentía neutral.

Luego de aproximadamente una hora, su padre pidió silencio, parándose en medio de la sala. Tomando un micrófono.

— Hoy los quise citar aquí, para darles la bienvenida a Corea a unas personas demasiado importantes. —

En lo alto de las escaleras que iban hacia el segundo piso, aparecieron Ji-Eun y un hombre al cual no conocía. Sintió palidecer, solamente podía tener los ojos fijos en la mujer y podía escuchar casi a lo lejos, los gritos de los presentes. En un fuerte "Bienvenidos" Sintió el agarre de Nayeon fuerte en su mano, giro su cabeza para mirarle. Y el como ella permanecía inmóvil, mirando hacia las escaleras. Donde los anteriores personajes nombrados sonreían y saludaban. Sentía muchas emociones mezcladas, enojo, tristeza, nerviosismo, ira. Pero al ver como las lágrimas de Nayeon se deslizaban por sus mejillas. Entendió que algo estaba mal, su mirada conecto con la del hombre acompañante de Ji-Eun, el cual fijo su mirada en la castaña. Transformando su cara la cual estaba en una sonrisa resplandeciente, a un semblante serio. Rápidamente, aforzo el agarre de la mano de la castaña. Sacandola del lugar, en dirección al lugar donde estaban aparcados los autos. Nunca había visto a la castaña tan destrozada y su corazón dolía en sobremanera. Ella solamente se mantenía mirando en dirección al suelo. Aunque no fuese algo que normalmente el azabache haría, algo le impulso a abrazarle. Sintió el agarre nervioso de la chica. Solamente le escuchaba sollozar y su respiración irregular.

La castaña luego de unos aproximadamente 5 minutos, levanto la mirada. Haciendo contacto visual con el azabache, aunque fuese algo que habían prohibido por completo en su contrato, no había duda de que existía una fuerte atracción entre ellos, sus manos picaban por tocarle y abrazarle. El azabache paso una de sus manos por el cabello de la castaña, apartando este detrás de una de sus orejas. Acercó su cara, dejando solamente pocos centímetros.

— ¿Estas de malhumor? Yo puedo quitarte el malhumor — Repitió el comentario de la castaña el primer día que se conocieron en aquella parada de buses, los dos soltaron una pequeña risa. Para finalmente juntar sus labios, en un beso cálido, acerco a la castaña más a su cuerpo. Sabía que estaba mal, que no debía involucrarse demasiado con ella. Pero le podía más sus deseos inconscientes, aunque corto, un beso lleno de emoción, donde deseaba transmitirle sus emociones.

— Dejame ayudarte a dejar de sufrir. —

👩‍🦲

Volví luego de quien sabe cuanto tiempo. Espero actualizar pronto jajaja. Los tkm 😭❤️

¿Trato? ¡Trato! (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora