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JUNGKOOK

Cuando escucho a la castaña hablar, su corazón se acelero. No sabía como sentirse exactamente en ese momento, una mezcla de emociones le llenaban el cuerpo, se limitó a sonreír y acercarse a la más baja, parandose delante de esta.

— Gracias, has salvado mi trabajo. — la castaña soltó una pequeña risa, golpeando el hombro de el azabache.

— Como sea, vamos a casa o quieres ir a otro lugar? — no se había fijado en la vestimenta de la chica, quizás se había cambiado antes de salir del trabajo. Se veía especialmente linda, aunque no descartaba el hecho de que estaba temblando debido a las bajas temperaturas que empezaban a avisar la llegada del invierno, se deshizo de su abrigo. Pasando este por los hombros de la chica.

— Entremos rápido al coche, no quiero que mueras por hipotermia. — se adentro en el auto, ella lo hizo segundos después en el asiento de copiloto. Encendió el carro y la calefacción que tenía este, empezó a conducir. No era tan tarde, pero algunas zonas empezaban ya a apagarse. Conducio hasta casa. En cuanto entraron al apartamento, se deshizo de sus zapatos y fue directamente al refrigerador para sacar una botella de agua. Se sento en el comedor, la castaña se sento al frente de este.

— Bien, quiero discutir los detalles del contrato ¿Por cuanto tiempo estaremos como '' casados ''? — la mujer poso su cabeza en una de sus manos. Mientras que con la otra, esperaba para anotar las ideas.

— 2 años, cuando el plazo termine, nos divorciaremos. Quiero agregar también, nada de demostraciones de afecto, hablo de abrazos y besos. — noto como la cara de la contraria se enrojecia y primeramente lo decía por aquel incidente en la parada de autobus. No le había molestado, pero era mejor para los dos que no se repitiese.

— Umh, bien.. Quiero agregar también, tu no irrumpiras en mi cuarto ni yo en el tuyo. — el azabache asintió, siguiendo con su mirada. La mano de la castaña que escribía sobre la hoja.

— Ya que este es un tipo de trabajo para mi, quiero mi recompensa. — enarcó una de sus cejas, aunque quisiese reír. Quería permanecer con su cara de poker.

— ¿Dinero? ¿Es lo que quieres? — la castaña le apuntó con el bolígrafo, asintiendo con una sonrisa divertida.

— Sí, pero ya que yo seré quien actúe como tu esposa. Debes de acompañarme a comprar cosas cuando yo lo desee. — el azabache suspiro, a fin de cuentas ya no podía negarse. Terminó por asentir.

— Bien, no podrás tener una relación fuera de lo nuestro. Por igual, no te metas en mi vida personal, ni yo lo haré en la tuya. Pero, quiero que nuestra relación de casados, sea lo más creíble posible. — la castaña asintió ante las palabras del mayor, la antes mencionada dejo de apuntar y se levanto de su silla. Tomando entre sus manos la libreta donde había anotado todo.

— Entonces, ya que haremos que sea lo más creíble, nadie debe saber de esto. Ni siquiera nuestras amistades más cercanas, simplemente hablaremos sobre una historia de amor donde el casero y la inquilina se enamoraron. — terminó por anotar sus últimas palabras en la libreta.

— Me parece bien. — dijo jungkook, levantándose de su asiento también y parandose delante de la mujer.

— Genial, escribiré yo misma el contrato. A más tardar lo tendré listo para pasado mañana. — la mujer le dedico una sonrisa, dándose la vuelta y dirigiéndose a su habitación. El por su lado, hizo lo mismo.

[....]​

NAYEON

Se levantó por una voz femenina que provenía del pasillo, salió de su habitación, topandose con una mujer mayor delante de ella. Se quedó helada, era muy parecida a Jungkook, por lo que lo único que penso instantáneamente fue en que era su madre. La mujer esbozó una sonrisa de oreja a oreja y empezando a hablar.

— ¡Jungkook! ¿Quién es esta chica? — un jungkook nervioso salió de la habitación de baño, tomando a su madre por los hombros y llevandola casi cargada lejos de la castaña. Paso una de sus manos por su cabello, no era un hombre con mucha paciencia, eso es lo que había notado nayeon en el poco tiempo que llevaba conviviendo con él.

— Mira madre... Es mi.. — la boca de jungkook no emitía ninguna respuesta para la mujer y nayeon podía notar como la mujer mayor empezaba a enarcar sus cejas y seguir preguntando incesantemente sobre quien era ella. La castaña salto de su lugar, yendo hacia donde estaba jungkook y su madre. Parandose delante de la mujer y reverenciandose hacia ella.

— Señora, un gusto conocerla... Lamento que Jungkook no le haya comentado sobre esto, pero... Soy su prometida. — la cara de la mujer era un poema. Su boca se abrió en posición de "O" le dio un manotazo en el hombro desnudo de el hombre.

— Por esto era que no querías casarte con la señorita Kang, debiste habérmelo dicho hijo. Tu padre estara realmente feliz. — la castaña pudo notar como la mirada de la mujer se iba hasta su mano, buscando un anillo. Esta rápidamente se agarro del brazo de su falso prometido. Escondiendo su mano, la cual obviamente no tenía un anillo.

— ¡Eres un desconsiderado Jungkook! ¿No le has dado un anillo? — Nayeon rio, negando ante las palabras de la mujer. Debía inventar algo rápidamente para no dejar morir al mayor.

— ¡Nada de eso! Él me lo dio, pero me lo quito en las noches.. Ya sabe, para no dañarlo. — sonrio forzada mente, la mujer la tomó por las manos, obligándola a soltar el agarre que tenía en el brazo del hombre.

— Oh, cariño.. Puedes llamarme madre, espero que logres soportar a este malhumorado — la castaña rio ante el comentario de la mujer, que claramente era hacia jungkook.

— Madre, creo que es tiempo de que te vayas. No puedes venir de imprevisto cada vez que se te venga en gana. — el tono de voz del hombre le aterraba, como podía hablarle así a su madre? La señora parecía no ponerle casi atención.

— Lo sé, hijo. De ahora en adelante no lo haré. Para que tengan privacidad. — le dedico un guiño al hombre, Nayeon rio por lo bajo. Si tan solo supiese.

Luego de un rato de la mujer hablando casi como de un loro se tratase, fue casi expulsada por su hijo del apartamento. El hombre se acercó a Nayeon, se notaba que estaba de malhumor por la repentina visita de su progenitora.

— ¿Qué te dije sobre el contacto físico? — la castaña mordio su labio, evitando la mirada del mayor. Finalmente lo miro.

— ¿Como quieres que nos crean cuando ni siquiera nos tocamos? Cambiemos esa condición a un "Cero contacto físico a menos de que sea necesario demostrarlo." ¿Te parece? — el hombre suspiro, asintiendo y yendo a encerrarse a su habitación.

Aquel hombre era difícil en ocasiones, solamente hacia falta tener paciente y tratar de entenderle. Nayeon agitó su cabeza, yendo en dirección al cuarto de baño. En cuanto estuvo lista, salió del apartamento en dirección a su trabajo en la cafetería. A pesar de su compromiso falso, quería ocuparse en algo. En cuanto llegó, fue recibida por Hyunjin y su extremadamente irresistible sonrisa.

JUNGKOOK

Después de el incidente con su madre, había quedado totalmente avergonzado. Aveces su madre podía ser verdaderamente especial, tenía el día libre así que únicamente se dedico a trabajar desde casa y ocuparse de su gata, para cuando dieron aproximadamente las 6:30 salió de casa para ir a recoger a Nayeon a su trabajo, antes de llegar al sitio pasó por otra cafetería, pidiendo una malteada para la chica. Ese tipo de detalles eran cosas que normalmente no haría el azabache, pero algo le impulsaba a hacerlo.

Se estacionó en el aparcamiento de la pequeña cafetería, sosteniendo el vaso en una de sus manos. Dispuesto a entrar al lugar, al levantar la mirada, lo que le dieron por vista los ventalanes, fue a una Nayeon y aquel chico engreído demasiado cerca, a punto de que sus labios fueran tocados por los del contrario. Y por primera vez en mucho tiempo, aquel desagradable sentimiento que había olvidado que podía sentirse invadió el pecho del azabache, celos quemando lo más profundo en él.

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¿Trato? ¡Trato! (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora