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Después de haber sido echada de la editorial donde trabajaba, la vida de nayeon se había venido cuesta abajo. Al no tener trabajo no pudo pagar más la renta del apartamento en el que vivía, cuando trato de volver con sus padres, estos le dieron la espalda alegando que nunca debió de dedicarse a la escritura. Así que estaba viviendo con su mejor amiga Jennie, en el apartamento de esta, se sentía mal, después de mucho tiempo, ya no tenía absolutamente nada. Fue una alumna con un promedio excelente en la secundaria y universidad, pero eso era algo que sus jefes no pudieron ver en ella. Con pocos ánimos, levanto su trasero del sillón de la casa, caminando hacia el baño. Si ya no tenía nada, debía al menos tratar de olvidar con un poco de alcohol. Se arreglo y en cuanto estuvo lo suficientemente decente, salió del apartamento, caminando hacia un pequeño bar, pidió dos botellas de soju y algo para picar.

Copa tras copa, fue nublado su cabeza y ya estaba lo suficientemente borracha como para tambalearse, dejo dinero sobre la mesa y camino unas cuadras hasta la parada de autobús mas cercana. Se sentía fatal, después de todo, su familia tuvo razón, fracaso como escritora; se sento en la banca mirando hacia el cielo, notando las nubes y la falta de estrellas en este, sus ojos picaron y su pecho se encogió, lo único que pudo hacer fue caer en llanto. Jalo de sus cabellos, haciendo un berrinche, gasto años de su vida para cumplir tan anhelado sueño y que se le fuese arrebatado todo era algo que definitivamente no era de su agrado. Luego de unos minutos se calmo, aún el alcohol hacía estragos en su cabeza, quizás para mañana ya no iba a poder recordar nada, pero estaba bien, al menos para la castaña. Sintió como alguien se sento sobre la banca, fijo su mirada y vio a un hombre, con traje y completamente sumido en su teléfono. Se levanto y fue hasta él, extendiendo su mano.

— ¡Hola! Soy Im Nayeon y soy una fracasada — sus palabras eran torpes, el hombre levanto la cabeza, dándole una fuerte mirada a la castaña, si las miradas fueran balas definitivamente nayeon estaría bajo tierra. No coordinaba muy bien lo que pensaba y decía, el sueño le ganaba; de nuevo se sento, pero esta vez al lado del hombre. Rápidamente tomo la cara del azabache entre sus manos, haciendo que el contrario se asustase y se tensase.

— Hombre con traje, eres muuuuy lindo! ¿Por que tienes esa cara? ¿Estas de malhumor?  Yo puedo quitarte el malhumor — Cerrando sus ojos, se acerco a él, eliminando todo espacio entre ellos, juntando sus labios en un beso, en cuanto le solto, cayó dormida sobre su pecho.

Jungkook.

No podía ser peor día, primeramente había echado a su compañero de piso, por ser un descuidado y casi tirar su casa por la ventana al hacer una fiesta cuando el no estaba presente por un viaje de negocios; así que estaba preparado para una ardua búsqueda de un nuevo compañero de piso, definitivamente los hombres eran un asco y poco limpios. Simplemente lo odiaba, en cuanto llego a su empresa, fue invadido e inundado con miles de reuniones, llamadas, informes, papeles por firmar.
Al final del día, pensó que podía descansar pero su chófer tuvo un accidente con el coche y debía de irse en autobús o taxi.

Y ahora estaba aquí, con una chica borracha que había acabado de besarle sin su consentimiento y la cual había caído dormida sobre su pecho. Nada podría ir mejor, trato de levantarla pero simplemente no respondía, quién sabe cuantas botellas había tomado. Aún así, estaba nervioso por el anterior tacto que ella le había proporcionado.

"yo puedo quitarte el malhumor"

Y para colmo, el no se había separado, era un idiota. Termino por rendirse y paro un taxi, tomando a la chica y subiendola al auto, busco el teléfono de la chica en el bolso que ella traía, no tenía clave ¿Quién demonios tiene su teléfono sin clave? Busco entre las llamadas recientes y vio el número de "Jennie"  llamo y lo atendió una voz adormilada, luego de una charla corta explicándole que su amiga estaba inconsciente, le dio la dirección y le pidió al conductor que fuese hasta allí. Cargo de nuevo a la chica y la llevo hasta la puerta de el apartamento, la otra chica tomo a la castaña y sus cosas, le llevo hasta la sala, volvió a salir y le dedico una reverencia.

— Gracias por traerla, siento mucho los problemas que te haya dado. — la chica se reverencio de nuevo, dándole una sonrisa.

— No es nada, solo dile que a la próxima.. no tome tanto. — el azabache sin dejar responder a la chica salió de nuevo hacia la calle para tomar de nuevo el taxi. Fue llevado hasta su casa, en cuanto llego quito sus zapatos y camino hasta su gata, la cual no tenía nombre, para él no era necesario, la tomo entre sus brazos y fue hasta su habitación. Se recosto en la cama y cerro los ojos, viniendo a su mente las imagenes de cuando aquella chica atrevida le beso. Al menos, el final del día no fue tan malo..









Esta es mi primera historia, así que lamento si hay errores o incoherencias, si alguien lee esto espero que sea se su agrado.
¡Muchas gracias! ❤️

¿Trato? ¡Trato! (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora