-Entonces, ¿Minshan no se suicidó como lo hicieron ver? – preguntó Jiang Cheng sorprendido y procesando la historia que Yao le acababa de contar.
-No – respondió Yao evitando la mirada de Wanyin.
Jiang Cheng se quedó viendo a Yao por un momento, durante toda la historia A-Yao habló sin ninguna expresión en específica, pero por algo dicen que los ojos son las puertas del alma, ya que Jiang Cheng pudo notar un destello de tristeza apareciendo en los ojos de Meng Yao.
-¿Es doloroso el hechizo? – preguntó Jiang Cheng viendo a Yao con preocupación.
-Como no tienes idea – susurró Yao mirando sus propias manos y cerrándolas en puños.
-Entonces, ¿tengo que matar a Xue Chengmei para que seas libre? – preguntó Jiang Cheng de la nada y mirando a Yao sin vacilación alguna en sus ojos.
Yao volteo a verlo sorprendido y después apartó la vista con una sonrisa triste.
-No tienes que hacerlo y aparte no creo que puedas hacerlo – respondió Yao mientras abrazaba sus piernas.
Jiang Cheng alzó una ceja ante esa respuesta, ahora su orgullo se sentía un poco herido.
-¿Piensas que no puedo hacerlo? – preguntó Jiang Cheng con reproche sonando en su voz.
-No es eso, es solo que no sé dónde está Chengmei, o donde se esconde – respondió Yao inseguro con su vista pegada en la pared de enfrente.
-A-Yao, ¿cuánto hace que estas aquí? – preguntó Jiang Cheng con curiosidad y con el ceño fruncido.
-Desde hace diez años, es curioso sabes, ese día que viniste a la torre y hablamos, se cumplían justamente diez años de estar encerrado aquí – dijo Yao dejando salir al final una pequeña risa careciente de humor.
Jiang Cheng abrió los ojos lo más que pudo ante tal confesión.
-¿Cuántos años tenías en aquel entonces? – preguntó Wanyin igual de curioso que la otra vez.
-Quince años – respondió Yao en un susurro, dejando sorprendido a Wanyin, el cual pasaba su vista del cuerpo dormido de Yao a... bueno... Yao.
-Sé lo que te estas preguntando, si ya pasaron diez años, ¿cómo es posible que mi cuerpo lusca tan joven?, es sencillo si lo piensas, el hechizo hace que mi cuerpo no envejezca, ya que básicamente estoy muerto – volvió a hablar Yao mientras miraba su propio cuerpo.
Quince años, A-Yao tenía quince años cuando fue torturado básicamente hasta la muerte, solo por un hombre egoísta que no podía soportar verlo feliz con alguien más.
Cuanto tuvo que sufrir Yao con solo quince años, tuvo que ver morir a uno de sus amigos por un idiota que no aceptaba un "no" por respuesta, tuvo que ver como sus amigos y compañeros se graduaban y se iban, dejándolo atrás, vivió diez años encerrado en una torre, sin poder salir, básicamente estaba encadenado a esta torre, viendo como las estaciones venían y se iban por diez años, mientras él seguía igual.
Jiang Cheng no pudo soportarlo más y abrazó a A-Yao, atrayendo su cuerpo hacia el suyo, y solo ahí se dio cuenta de lo helada que era la piel de A-Yao, y recordó las palabras que le dijo Yao la segunda vez que se vieron en esa torre.
"Siempre tengo frio, y más en lugares como estos"
Ahora las lágrimas de Jiang Cheng salían por sus ojos manchando sus mejillas.
Meng Yao solo se quedó estático, no sabía qué hacer, hace mucho tiempo que nadie lo abrazaba, escuchó llorar a Wanyin y dejó que llorara, sacando todo lo que sentía, dejó que Jiang Cheng usara su hombro para llorar, pero no le molestó.
Después de un tiempo en el que el llanto de Jiang Cheng se calmó, Yao se armó de valor, aunque sabía que lo haría estaba mal. Sabía que no debía darle esperanzas a Jiang Cheng, ya que había un millón de cosas que podían salir mal, pero no le importó.
Y así besó cada una de las mejillas de A-Cheng, al igual que su nariz, hasta llegar a sus labios, los cuales besó con un poco de miedo, el cual se fue al instante en el que Jiang Wanyin le devolvió el beso.
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𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐥
FanfictionSus amigos tenían razón, había un cuerpo ahí, pero ¿por qué a Jiang Cheng se le hacía conocido? Abrió mucho los ojos cuando se dio cuenta de por qué se le hacía conocido. -Yao- susurro sorprendido viendo el cuerpo que dormía tan pacíficamente delant...