Antes de que Neville y los chicos llegarán.
Yao como era normal cada día desde hace diez años, cada que empezaba el día veía salir el sol sentado en el alfeizar de una de las ventanas de la torre hasta que el sol esté en su punto más alto.
Después paseaba por los pasillos deseándole buenos días a las pinturas que tenía la torre, que por años fueron su única compañía.
Antes de conocer a Jiang Cheng y a sus amigos, su rutina consistía en ver a través de las ventanas a todos los alumnos que iban de aquí para allá o ver con curiosidad todo aquel que entraba a la torre.
Después de conocer a Jiang Cheng y a sus amigos, su rutina cambió y cada tarde, cuando sonaba la última campanada de clases esperaba con ansias ver a un grupo de siete personas correr hacia la torre.
Básicamente su rutina cambió a una más feliz y él no se quejaba, le gustaba su nueva rutina.
Sin embargo, el pensar que eso está a punto de cambiar hacía que se sintiera mal; y lo peor es que no era por él, claro que no, hace tiempo había hecho pases con la muerte, sabía que solo había una forma de acabar con esto y eso era que su alma se rompiera (lo cual ya estaba pasando).
Así que no, él no se sentía mal por él, si no por ellos, ellos no merecían llegar un día a la torre y ver que ya no estaba, y que su cuerpo ya no respiraba.
Sabía que debió alejarse de ellos cuando la primera grieta (tan pequeña en la punta de su dedo índice de su mano derecha) apareció, debió de decirles que ya no los necesitaba, y que ya no quería que vinieran a la torre.
Pero nunca esperó que terminase por enamorarse de uno de ellos.
Jiang Wanyin
Él no se merece pasar por un dolor así, él no merecía que en un futuro al entrar por la puerta de la torre, él ya no aparezca ante él.
Ahora piensa que fue una mala idea haberse aparecido frente a Wanyin.
No debió dejar que sus sentimientos se interpusieran, pero lo hicieron y ahora ya no había vuelta atrás.
Jiang Cheng debía irse olvidando de él.
Y era por eso mismo que llevaba evitando a Jiang Cheng estos dos días, quedándose en las sombras viéndolo como lo buscaba para al final irse con los hombros caídos.
-Alguien viene – dijo la pintura con la que Yao estaba hablando con miedo en la voz y corriendo a esconderse en un pilar de su pintura.
-Sigues igual de hermoso, cariño – habló una voz gruesa detrás de él y con cariño en sus palabras.
Al escuchar esas palabras un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Meng Yao y lentamente se dio la vuelta.
Encontrándose con un rostro inconfundible para él, a pesar de los años.
Después de diez años, Xue Chengmei, aquel hombre que fue su primer amor, aquel que le enseñó un nuevo mundo, aquel en el cual se sentía protegido en sus brazos hace mucho tiempo, pero también aquel hombre que le causó tanto dolor, y que lo encerró en esta torre, estaba enfrente de él.
Yao se quedó estático viendo el rostro del hombre que una vez amó, pero que ahora ya no reconocía.
-No me llames así – dijo Yao apartando la mirada de Chengmei y posándola de nuevo en la pintura.
La torre se empezó a sentir fría y la oscuridad empezaba a gobernar en ella.
-Deberías estar feliz, regrese por ti – habló Xue Yang acercándose a Yao, pero él se apartó de él.
-Después de lo que me hiciste, ¿crees que te recibiría con los brazos abiertos? – preguntó Yao con calma, sin voltear a ver a Chengmei.
-No te preocupes, eso cambiará pronto mi vida, pronto volverás a amarme ya lo veras – respondió Chengmei sin vacilar.
-Te equivocas, no podré volver a amarte, no después de lo que me hiciste, y no pienso ir a ningún lado contigo – dijo Yao volteando a ver a Chengmei para después desaparecer.
-Sabes que no puedes esconderte de mí, ¿verdad? – preguntó Xue Yang apareciendo detrás de Yao, ocasionando que este diera un pequeño brinco del susto.
Xue Yang pasó la vista por el cuarto hasta posar la vista en el cuerpo de Yao, acercándose a él.
Saco su varita y lanzando un hechizo, la cúpula mágica se desintegró.
Xue Yang levantó una de sus manos, posándola en una de las mejillas de Yao, acariciándola con delicadeza.
Y Yao supo que este día iba a morir.
Cerrando los ojos, soltó un suspiro y agarró si varita que tenía escondida en su ropa.
Si iba a morir, no perdía nada con pelear.
Solo deseaba haber visto por última vez a Jiang Cheng.
Y Yao se dio cuenta que no podía irse sin despedirse de todos, la directora McGonagall, el profesor Neville, A-Cheng, Yanli, Wuxian, Huaisang, Qionglin, Wangji y Xuanyu.
Tenía que despedirse.
Agarrando fuerte su varita invocó un patronus sin pronunciar el hechizo, no por nada había sido el mejor de su clase.
Vio como el armiño desapareció por una de las paredes, yendo a dejar el mensaje, de despedida.
-Expelliarmus – conjuró Yao apuntando hacia Xue Yang, el cual volteó a ver sorprendido a Yao.
-No me toques – habló Yao con firmeza sin dejar de apuntar a Xue Yang con su varita, acercándose a su cuerpo lentamente, mientras Xue Yang retrocedía.
-¿Dónde obtuviste eso? Dame la varita, puedes lastimar a alguien – habló suavemente Xue Yang como si Yao fuera un cachorro y estirando su mano.
Pero Yao volvió a lanzar un hechizo.
-No – respondió Yao sin vacilar, sin dejar de mirar a Xue Yang.
Se puso enfrente de su cuerpo, haría lo que fuera para mantener a Chengmei alejado de su cuerpo.
-Yao no seas irracional, si sigues aquí vas a morir, ven conmigo, y cuando despiertes te haré mi esposo, piénsalo Yao, soy el mejor auror, tendrás todo lo que quieras conmigo, serás tratado como realeza – habló Xue Yang tratando de que Yao entrará en razón y que la mejor opción era ir con él.
-Ya te lo dije, no voy a ir a ningún lado contigo, no tienes nada que ofrecerme, además te tengo noticias, no importa lo que hagas, de todas maneras ya estoy muerto! – dijo Yao conjurando otro hechizo y lanzándolo hacia Chengmei.
Xue Chengmei sacó rápidamente su varita bloqueando el hechizo al darse cuenta de que hechizo era.
Avadakedavra.
Después Xue Yang apuntó su varita a Yao, si Yao no iba con él por las buenas, entonces iría por las malas.
En eso la puerta se abrió, revelando al profesor Neville y a los demás.
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𝐁𝐫𝐨𝐤𝐞𝐧 𝐒𝐨𝐮𝐥
FanfictionSus amigos tenían razón, había un cuerpo ahí, pero ¿por qué a Jiang Cheng se le hacía conocido? Abrió mucho los ojos cuando se dio cuenta de por qué se le hacía conocido. -Yao- susurro sorprendido viendo el cuerpo que dormía tan pacíficamente delant...