Tuvieron que pasar cuatro meses para que Emily aceptara mudarse, por lo que al llegar el momento de partir hacia una nueva morada sus lagrimas inundaron aquella vieja habitación donde creció y forjó multiples recuerdos, después de su minuto de nostalgia cerró la puerta por última vez, su padres la esperaban en su auto. Una vez salieron de su antigua cuidad de residencia "Crovan's Gate"¹ tomaron la avenida 590 hasta las cercanías de Crosby², doblando a la derecha recorriendo un largo camino bordeando Maithwaite³ y luego Hackenbeck⁴, girando ahora a la izquierda en Ffarquhuar⁵ y finalmente empalmando la carretera que los llevaría a Ulfstead⁶, un pueblo en donde vivirían en una casa mucho más grande que la anterior.
La familia puntualmente arribaba siendo las once en punto, notaron que la estación del ferrocarril estaba cerca así que no tardaron en considerar los trenes como modo cotidiano de transporte, con nervios llamaron tres veces, casi al instante un joven de pelo largo y blanca piel abrió la puerta, los examinaba detalladamente con sus ojos color negro azabache.
—¿Qué se les ofrece?— dijo el hombre mirando a los padres de Emily.
—Oh...buenos días, ven- — fue interrumpida por el hombre
—Vienen a ver la casa, por supuesto. Pueden pasar.
Los padres de Emily se miraron rápidamente mientras el pálido hombre les hizo una seña para ingresar a la edificación.
—Roger Bain Madison, para servirles, pueden decirme Roy— dijo por lo bajo el hombre mientras les saludaba cordialmente. He vivido en esta casa casi toda mi vida, perdónenme por mi pálido y fantasmal aspecto físico, la verdad es que no salgo muy a menudo, mis únicos 3 amigos viven Londres y de vez en cuando hablamos, pero bueno, es un gusto recibirlos.
—Alexander y Alice Gray— dijeron los padres de Emily casi al unísono. Linda casa señor Roger, nunca había visto una edificación tan espléndida cómo esta— mencionó el señor Alexander en un tono muy formal.
—Aprecio su observación señor Gray, pero puede llamarme Roy de todos modos, dejemos las formalidades a un lado.
Las pisadas hacían un leve eco mientras entraban a la sala, la cual estaba decorada con diferentes muebles de caoba, un escritorio de roble, una repisa con vasijas de antaño, dos sofás, un piano de cola y una larga chimenea con un marco con una fotografía de finales del siglo XIX de un joven con pelo largo y ropas de la época.
El hombre los llevó a través del pequeño estudio al que daba al patio trasero, de allí volvieron a la sala, que en su esquina inferior derecha conectaba con el pasillo del comedor, la cocina y el estudio principal donde el patio trasero conectaba con otro estudio de menores dimensiones.
El comedor se hacía con una mesa para diez personas, una mesa mas pequeña, diferentes platos y cuencos, cubiertos, vasos copas y demás utensilios de los más finos materiales. La cocina era la única parte que había sido remodelada, de tintes minimalista con detalles en color dorado brillante, también tenía un horno de grandes dimensiones y un pequeño jardín interno. Después de recorrer la primera planta volvieron a la sala, allí se extendían unas oscuras escaleras, los escalones eran nuevos pero rechinaban al pisarlos fuerte, en la cima de la escalera se desplegaba un pasillo llevando a las cinco habitaciones de la casa y otro entre la puerta de la recamara principal y lo que Roger llamaba "La Estancia del Arte", en donde habían tres bibliotecas y debajo, en el estudio principal, una cámara y un caballete con un lienzo donde estaba plasmado un híbrido ente un águila y un cuervo.
Una vez terminado el recorrido volvieron a la sala, los padres se sentaron en uno de los muebles y Roger se sentó frente a ellos, comenzó a conversar mientras Emily admiraba el viejo piano.
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Quiero Que Regreses
Teen FictionEmily se muda junto a sus padres a una casa antigua de mediados del siglo XIX en el pueblo de Ulfstead, todo marcha con normalidad, hasta que de un día para el otro misteriosas cosas empiezan a ocurrir, es ahí donde Emily comienza a ver y escuchar c...