El 60 era un número cualquiera del infinito, así como era un simple año más en la vida de Emily, no se sentía tan bien, dormir y caminar cerca del bosque la ayudaban a recargar fuerzas, las cuales las perdía de vez en cuando al reclamarle a su esposo que no todo tenía que ver con nuevos celulares y creerse de 20 cuando tienes 62 cuando te sientes de 74, Bain no escuchaba mucho aquellos reclamos, desde que le regalaron uno de la osa llamando a su mejor amigo y se quedan hablando por horas. Al dormir soñaba con las mismas cosas, pero la voz que la solía levantar era más aguda, más cantarina e impaciente, "Abuela" se repetía más y más.
—¿Pasa algo Karla?
—Hoy iremos al bosque otra vez ¿verdad?
—Si cariño...sólo tengo que guardar algunas cosas
Había olvidado que a su nieta le encantaban las caminatas por el bosque y gracias a que conocían el lugar perderse no era algo común, mientras que ellas salían Roger cocinaba y limpiaba la casa, las tareas se repartían siempre al comienzo del día por lo que siempre tenían tiempo de organizarse y sin embargo, aquel día no tuvieron una rutina definida, quizás porque vivir tantos años adheridos a una consigna que seguir les agobiaba.
Había un pequeño prado entre el denso bosque de los alrededores que con el tiempo fue invadido y tiempo después de uso para construir un parque, iba allí solo en las mañanas para complacer a su nieta de hacer un picnic ya que, al ir en la tarde el lugar se llenaba de universitarios fumando marihuana que usaban todo el lugar como centro de entretenimiento de todo tipo, rompiendo de vez en cuando las atracciones para los menores de edad. Se sentaron a unos cuantos metros del bosque, ambas admiraban el paisaje que siempre les brindaba algo nuevo a la vista, quizá un árbol talado, un nuevo edificio en lo que fue alguna vez el pueblo de Ulfstead, o quizá una cabaña en una plataforma colocada entre los árboles mas altos del lugar, no era extraño creer que aquella cabaña estaba hecha con la madera de aquel muerte árbol. Ya con el picnic armado Emily notó cómo su nieta no desviaba su vista de un pequeño subibaja que se tambaleaba por el viento, de allí surgió la que sería la última charla entre las dos, por ende, la más importante.
—¿Quieres que vayamos a caminar otra vez?
—Más tarde, me siento mal
—¿Que sucede cariño? ¿Pasó algo en la escuela?
—Mmmh si, no tengo amigos aún, hasta hace una semana creía que si tenía pero ahora ninguno me escribe.
Rápidamente comprendió lo que sucedía, por lo que se recostó en la manta junto a la adolescente y tomando su mano la consoló.
—La vida no siempre es linda como nos la pintan por allí y quizá ya te lo hayan dicho, pero intentaré explicártelo de otra manera. La vida es como un parque de diversiones, como un subibaja por ejemplo, cada uno es único para cada individuo, muchas personas intentarán subirse en el tuyo pero tú te darás la oportunidad de permitirlo o no—hizo una pausa para acariciar el pelo de su nieta. Como sea, lo más importante es lograr un balance, así estarás en el lugar perfecto, ni muy arriba, ni muy abajo.
—¿Y si no hay nadie del otro lado? ¿Mi vida no tendría balance?
—Recuerda que te tienes a ti misma, no es cuestión de depender de alguien más
—Abuela, los subibajas funcionan con dos personas
—¡¡Sígueme el juego!! Ni tú abuelo me interrumpe en estos momentos de inspiración— la agitada reacción que tuvo hizo fue suficiente para sacarle una carcajada a Karla. Como te decía ¿Que te impide explorar el resto del parque?.
—No se, supongo que me da miedo la soledad y crecer.
—¡Niña por favor! Yo tengo más de 60 y vengo cada fin de semana para subirme a los columpios contigo, ya no estás pequeña cariño. Crecer te ayudara a seguir adelante sola o, también, junto a la persona que nunca te deje de empujar cuando estés columpiándote, que te persiga sin parar jugando a las atrapadas y que nunca te deje sola en el subibajas, creando el balance entre ambos.
Después de abrazar fuertemente a su nieta la cual no paraba de llorar logró hacerla sonreír, le dio uno de sus aperitivos favoritos y algo de beber. Pronto su nieta pudo contarle cómo se sentía más a fondo.
—Hay alguien que me hizo sentir mejor.
—¿Y ese alguien es guapo?
—Muy guapa
—¿Quieres salir con ella?
—¡¡No!! Porqué siempre quieres que salga con gente, no me gusta eso del amor
—Eso dije hasta conocer a tu abuelo niñita
Ella se sonrojó y sin embargo sabía el estaba diciendo la verdad, después de todo era consciente que Karla la tenía como verdadera amiga en vez de a cualquier persona en el mundo. Por el resto del mes ella trató de centrarse en si misma y buscar la manera de hacerse amiga de aquella chica que la ayudo a integrarse en la escuela, por desgracia la alegría se apagó cuando una helada noche se enteró que su abuela había emprendido su viaje a la eternidad, dejándola simplemente con algunos dibujos, cartas y grabaciones en su celular.
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Quiero Que Regreses
Fiksi RemajaEmily se muda junto a sus padres a una casa antigua de mediados del siglo XIX en el pueblo de Ulfstead, todo marcha con normalidad, hasta que de un día para el otro misteriosas cosas empiezan a ocurrir, es ahí donde Emily comienza a ver y escuchar c...