21:4 de Diciembre, 4:12 am.

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Los padres de la pelinegra cenaban con sus amistades, la "pareja" se sentó en la mesa junto a los demás comensales, los invitados no paraban de hablar de política y cuestiones financieras hasta que la madre de Emily le preguntó a Roger cómo se encontraba.

El muchacho evadiendo un poco sus preguntas respondió superficialmente que se encontraba bien pero, con el pasar de los minutos se dejo marinar en su pesar y confesó que su madre sufrió un derrame cerebral grave y terminó siendo encontrada con los ojos abiertos mirando a la ventana ya sin vida. Perfecto para una escena de una película de dramatismo.

Ya cuando pudo ponerse de pie y retirarse de la mesa secó sus lágrimas, borró cualquier gesto de dolor en su rostro y le dio una sonrisa a sus acompañantes.

—Dormir, eso necesito. Buenas noches a todos.

—Emily ¿vas a dejar que tu novio duerma solo?—protestó su madre recibiendo miles de cuchillos contra ella a modo de miradas provenientes de los encendidos ojos de la pelinegra. Esta subió hasta el ático encontrando al muchacho leyendo una pequeña libreta, no quiso entrometerse más en el tema de la estabilidad emocional de aquel escocés de piel brillante, se recostó en sus piernas y la noche los acompañó.

A la mañana siguiente los padres de Emily conversaron con ella acerca de su acompañante, hicieron hincapié en la salud mental del chico, sugiriendo que quizás tuviera una especie de delirio mental crónico, sin embargo, Lily hizo poco caso a las palabras de sus padres ya que, de alguna u otra forma ya conocía cosas que no esperaba saber. Con una gran melena desordenada, largos bostezos y lentos pasos Roger bajo a la cocina ora preparar café.

—Bueno, será esta noche—dijo Bain sorbiendo un poco de café.

—Roy, estrella, no tengo la certeza de que esto valdrá la pena.

—Valió la pena, para encontrar respuestas a tus preguntas

—Hablas como si hubieras sido sacado de una mala película romántica, siempre fuiste así ¿no?

— Desde que me di cuenta que cuando hago algo que me llena no me afecta, en otras palabras...cariño, me importa una mierda ser igual a otros. Quizás perdí la cabeza, pero soy original.

En shock la pelinegra se acercó mas al muchacho, como si de un impostor se tratara. Se acercó y miró fijamente a su rostro.

—¿Quién eres?

—Roger Bain Madison, 22 años, fotógrafo y con la mejor chica como compañía—acto seguido, un beso mudo inundó el ambiente, de esos que cuando se dan todo desaparece y sientes que tu cuerpo flota en la inmensidad del firmamento, poco a poco Gray sentía la necesidad de aumentar la velocidad, mordía poco a poco el labio inferior del chico haciendo que la respiración de ambos creciera sin control.

Se quedaron en la azotea del ático, el cual empezó a tener el uso que debía pero seguía conservando la cama y el escritorio. El viento azotaba levemente las copas de los arboles, las luces de las casas iluminaban las casi solitarias calles y los faroles de mas de quinientos millones de años adornaban la inmensidad de el oscuro cielo, el panorama era perfecto para una cita romántica, Lily trabajaba un plan en su cabeza pero le llevaba tiempo, tanto así que fue muy tarde para actuar y vino a darse cuenta cuando la alarma se activo a las 4:12 am. Roger dormitaba profundamente y no parecía despertar, con cautela y el mayor silencio posible busco todo lo necesario para el encuentro, se puso frente a la escalera y paso a paso su sangre se hacia hielo, ya sentada en el piano coloco un crisantemo blanco al lado de las teclas, luego puso la hoja donde escribiría la ultima pieza de su sobrenatural invitado.

La hoguera se apagó, escucho varios ruidos sobre si misma y una corriente de aire congelado rodeo su nuca, logro ver como Christopher se materializaba al su lado derecho, este se sentó muy delicadamente y, con su voz ahogada y débil pudo ser escuchado por Emily por primera vez.

—No hay nadie, ni el farmacéutico...—balbuceo el fantasma

—Ya podrás estar tranquilo.

—Mi...vieja hoja—extendió su mano hacia la línea donde se compondría aquella pieza nunca escrita

Con los nervios y la piel de punta colocó sus dedos frente a las teclas decidida a obedecer al fantasma que tenía como mentor. Sentía su alrededor vibrar débilmente y notaba la inquietud de su espectral acompañante, tenía ya sus manos sobre las teclas con ganas de mirar con más detalle a su derecha pero sabía que quizás no vería nada, ya cuando se disponía a tocar el toque de la mano de Christopher en su cara la paralizó, con su tono de voz aireado pronunció lentamente:

—Re Bemol...menor—dijo acariciando el cachete de Emily.

—Do sostenido...¿te parece mejor? Shawn y Mitchell lo hubieran querido así —quiso decir algo más en forma de protesta por el tan rato gesto, pero el arrullo de las agudas notas suaves comenzaron a entrar en sus oídos, el brillante hombre tocaba lento ayudando a Emily quien comenzó a escribir en el demacrado los acordes marcados por el piano, inconscientemente empezó a tararear la melodía que había escrito en la guitarra de Roger la cual se impregnaba sutilmente en el acompañamiento, por unos minutos estuvo prediciendo que seguiría en la pieza hasta que encontró un patrón que podría repetirse y, fue así como de una ahogada melodía nación un poema que dio vida a la letra de una canción de cuna perfecta para ser cantada en las noches de luna clara y llena. De vez en cuando oía susurrar al espectro algunas cosas que anotaba en el papel.

Sentía ganas de no seguir más, en el fondo pensaba si se llegaría a arrepentir, no quería tener una pelea interna más con su ser, habían razones pero ya no importaban, se dio cuenta pues que su existencia estaba sola y desamparada sin Roy, quería sentir su protección, como si nada fuera igual sin él.

El escocés pensaba por otra parte en la pelinegra y en todo lo que hizo por él, trataba de hacerla ver que olvidar y perdonar eran la mejor opción para sus problemas y que no siempre había una solución simple para las cosas, desde el ático lograba escuchar el murmullo de la voz de Lily, escuchaba y no paraba de escuchar y quería de alguna forma gritar, quizás tristeza, quizás felicidad.

La temperatura seguía bajando, estaba algo preocupada por lo que podría acontecer si se dirigía a su acompañante, empezó a haber caos en su ser, parecía sencillo, como si alguien hubiera tomado la ilusión del momento pero se atrevió a tomar una decisión, tenía miedo y creía no tener otra opción en cuanto a enfrentar a lo que acontecía, durante minutos pensó si levantarse y correr para no regresar nunca más pero quiso sentirse firme, fuerte y contra todo se quedó inmóvil, escribiendo.

Cuando terminó la pieza un peso se posó gradualmente sobre si, con voz más tranquila escucho más susurros detrás de su y, la voz antes tétrica y ventosa de Christopher Madison se volvió más aterciopelada y acogedora.

—Lo haremos...a tu tempo—mencionó. Ahora dinos cómo hacerlo...te seguiremos

—¿Quienes?.

—Shawn...Mitchell...y yo, no nos veíamos.

Se forzó a si misma a terminar lo más rápido posible, comenzó a tocar lo que había transcrito y, como si viniera del más allá, una lejana guitarra, un violín y un bajo empezaron a complementar la pieza, sobre esta fantasmal y pacífica base Emily cantó. Cantó sin enfocarse en lo que podría haber estado pasando fuera de sí, solo pudo visualizarse con Bain en algún lugar de las playas caribeñas y tropicales tomando algún trago sin pensar en nada, solo con el hecho de estar todo puede cambiar, la voz surgía desde el fondo de su espíritu y parecía no acabar por ninguna parte, cerró la boca y dejó que los instrumentos en la lejanía se acompañaran y armonizaban entre sí. Todo parecía nacer a flor de piel como una esmeralda en bruto, porque un diamante es muy sobrevalorado, haciendo que las esmeraldas sean más interesantes, misteriosas y preciosas en todo su esplendor, tocar era cómo encontrar una esmeralda entre miles y miles de toneladas de pierda.

—Si...así es... le encantará—fue lo último que escucho de parte de Madison dando su último acorde.

Relajando su espalda y demás músculos miró directamente por última vez a ese ser que estuvo detrás de si desde que pisó aquella casa en agosto, repitió el último acorde pronunciando las palabras: "Quiero Que Regreses"

Quiero Que RegresesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora