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El olor a madera, ron y humedad rondaba la casa, todo parecía haber cambiado aunque nada lo hubiera hecho realmente, todo estaba en su sitio, la mañana se asomaba tímida alumbrando las casas del valle y la cúpula de la iglesia, el reflejo de luz encandilaba poco a poco y el frio no perdía su estadía. Bain fue el primero en abrir los ojos y deleitarse con las maravillosas vistas del pueblo, las dos señoritas dormitaban profundamente que parecía que ni el terremoto mas fuerte las despertaría, así pues fue a preparar algo para comer junto a los padres de Lily.

Parecía que la comida no acababa, como pudieron terminaron de comer entre los malos chistes de Don Alexander, las anécdotas de viaje de la señora Alice, los planes a futuro de los tres y la música de fondo, después de todo ese tipo de reuniones no sucedían cada dos por tres. Pasaron algunas semanas y se volvía a la rutina de siempre, el ruido vitamino volvía a escucharse entre el zumbido de los árboles, faltaba poco para comenzar las clases otra vez pero Roger decidió hacer algo, llevó a Emily a la playa, un lugar poco convencional en invierno, fueron al mismo restaurante donde el muchacho se vio con la rubia por primera vez en años y, parecía que el lugar estaba teniendo el día más solitario del año.

Recordando aquel día de otoño fueron al malecón, el viento acariciaba sus cabellos y el olor característico del océano se volvía más intenso, fue allí cuando por fin sucedió lo esperado.

—¿A que miras?—pregunto intrigada la chica

—¿Ves aquel barco? Mi papá solía manejar uno igual.

El click de la cámara sonó.

—Quieres manejar uno ¿cierto?

—No, Emily quiero manejar mis nervios.

La muchacha miraba intrigada a los ojos del chico, que se notaban temblorosos pero firmes a la vez, la mirada estaba clavada en aquel muchacho de voz aterciopelada, continuó diciendo:

—¿Sabes algo? Pensé mucho tiempo en hacer esto—hizo una breve pausa—¿me pasas el encendedor de tu bolsillo? Necesito un cigarrillo de esos que le gustan Clara.

Buscando el encendedor una nota cayó al suelo, al levantarla tenía las iniciales de la chica en la parte delantera mientras que, en el dorso, una frase escrita a máquina por el muchacho:

"He vivido muchas aventuras, pero las disfruto más cuando estoy contigo. ¿Me quieres acompañar en todas mis aventuras?"

—Con que "Compañeros de Aventuras". Dime más

—No hace falta Lily—engrosó la voz. Mírame.

Después de una larga e intensa mirada la voz de Roger volvió a aparecer, esta vez con aquel tono que cautivó a la chica de ojos ámbar.

—Lily, ¿Quieres ser mi novia?

—Tardaste, ¿Por qué?

—Quería asegurarme que de verdad eras la chica indicada y ahora, no tengo dudas.

Ella intentó responder pero no tenía palabras por lo que, un beso de esos que se hacen largos en cuestión de nanosegundos se encargó de contestar por ella.

—Amo cada parte de tu ser cariño, mira en lo que me has convertido.

Quiero Que RegresesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora