4 - Double date?

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Las coincidencias de la vida...
A ver que os parece.

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Luisita se fue a casa caminando, con los cascos puestos y una sonrisita tonta en la cara. Vez tras otra pasaba los dedos por los labios recordando el beso que había compartido con Amelia. Amelia... el nombre resonaba en su cabeza, el sonido de su risa, el olor que desprendía su pelo, los formatos de sus dedos alrededor de la taza de café, sus uñas perfectamente pintadas de rojo...

Cuando llego a casa el móvil se apagó y ella lo dejó cargando mientras se duchaba. Canturreando la última canción que había escuchado. Salió del baño y se puso un albornoz. Se sentó frente a tele y dio play al capítulo de la serie que había dejado a medias, pasados algunos minutos el móvil sonó con un mensaje nuevo.

El corazón le dio un vuelco y un nudo se instaló en su estómago al ver el nombre en la pantalla. De inmediato la sonrisa se hizo presente otra vez en su rostro.

Amelia:

Hola guapa.

Cuando por fin llego temprano, me hacen esperar.

Sigo pensando en ti todo el tiempo...

Luisita:

Hola morena, que bien saber que estás pensando en mí porque es que yo, no puedo olvidar el bien que sabes.

¿Y quién es el cabrón que te hace esperar?

Amelia:

Uff.

Me muero de ganas de besarte otra vez ¿es muy pronto para tornarme adicta a tus labios?

Pues es un amigo/cliente

He hecho el ensayo de su matrimonio y ahora él y su esposo están pensando embestir en mi revista.

Luisita:

Ajajjajajajaja de adiciones no entiendo un pimiento, pero de ganas, ni me hables

Anda, que bien.

Espero que te vaya genial.

Yo aquí viendo una serie en Netflix.

...

Amelia:

Perdón Luisa, es que han llegado y nos pusimos a hablar.

En un rato me voy a casa y hablamos ¿vale?

Luisita...

Bueno, creo que has dormido.

Que tenga un buen despertar guapa...

Amelia llego a casa y se dispuso a trabajar, envió algunos datos a Natalia, una abogada indicada por su mejor amigo, que estaba tratando de las partes legales para el lanzamiento en gran escala de su revista. Se sentía muy bien de ter conseguido un nuevo embestidor a su proyecto, y ser alguien del colectivo era aún mejor.

Se sentó en la cama, con un pijama amarillo de tirantes, ordenador y una tila, a trabajar un poco más. Descargó todas las fotos de la sesión de aquella mañana, las que había sacado de las chicas, del escritorio y de los productos. Había fotos de equipo, en varias de ellas la estaba Luisita, con su traje profesional azul y su moño dorado, le sonriendo con los ajos achinados u otras que estaba concentrada trabajando, hablando con alguien y no había se percatado de que Amelia le sacaba fotos, su perfil perfecto captado por las lentes de la morena.

Amelia clico en el zoom y se quedó admirando la belleza de esa rubia que estaba tomando sus pensamientos. Analizo sus rasgos, los varios anillos en sus manos y los otros varios pendientes en sus orejas, el labio que ya no había nada de labial, pero aún seguían rosaditos y apetecibles. Se recordó entonces del café, del sonido de su risa, de su nariz arrugadita y sus mofletes sonrojados. El sabor de su boca y de su lengua caliente. Un escalo frío le recorrió la espalda, instalando un calor en su entrepierna.

Como te veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora